Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
21 Sep 13
Lucas 9, 1-6
Jesús envía a los doce
Jesús reunió a los Doce y les dio autoridad para expulsar todos los malos espíritus y poder para curar enfermedades. Después los envió a anunciar el Reino de Dios y devolver la salud a las personas. Les dijo: «No lleven nada para el camino: ni bolsa colgada del bastón, ni pan, ni plata, ni siquiera vestido de repuesto. Cuando los reciban en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Pero donde no los quieran recibir, no salgan del pueblo sin antes sacudir el polvo de sus pies: esto será un testimonio contra ellos.» Ellos partieron a recorrer los pueblos; predicaban la Buena Nueva y hacían curaciones en todos los lugares.
Quiero reflexionar con ustedes este texto de Lucas, que aun siendo conocido, las circunstancias que me rodean lo hacen diferente, novedoso.
Lucas relata el envío de Jesús a los doce apóstoles y habla de la autoridad que dio a ellos de sanar y curar enfermedades.
Me impacta la recomendación: no lleven nada para el camino; desprovistos de todo lo que pudiera significar ayuda material sólo llevaron el gran anuncio de ese algo nuevo que se estaba gestando, la noticia que viene desde alguien que no tiene fama ni prestigio.
La palabra que sale del corazón, aquello que experimentaron cerca de Jesús.
Ellos hablaron de la Buena Nueva, llevaban la misión de trasmitir la palabra de Dios, de lo que sentían ya entre ellos.
Se sintieron misioneros llevando la salud y curando enfermedades del alma. Lo hicieron al estilo de Jesús desde la sencillez y la actitud de servicio. Desde el centrarse en el recogimiento interior para hablar a solas con Dios (en Betsaida) y así poder alimentar la sed insaciable de ver tiempos nuevos, tal cual les hablaban las escrituras de la época.
Este mismo Dios, hoy se manifiesta a nosotros, con lenguaje nuevo adaptado a los tiempos que vivimos. Este Dios que nos desafía mostrando que puede ser atractivo a todas las generaciones. Recordar el maravilloso encuentro de las Juventudes con el Papa Francisco en julio 2013. En esos días hemos oído y leído que lo que hacemos con y desde el corazón lleva la fuerza del Espíritu.
La humanidad entera clama ser atendida, escuchada, busca la paz y la concertación entre los pueblos más que la guerra y el odio. Sociedad que quiere ser liberada de ataduras que las nuevas culturas nos imponen.
¡En este mundo globalizado busquemos nuestro potencial y fuerzas más que las debilidades y trabajemos con fe para lograr la civilización del amor y de la paz!
Pidamos al Espíritu la gracia y el coraje para exponernos al cambio que empieza por mí; ese cambio que me libera de ataduras y mezquindades para ser una mujer feliz, plena, caminando en las huellas de Jesús.
Con una mirada nueva desde Su Vida y el de muchos hombres y mujeres de buen corazón, animarme a construir, a vivir para la paz dejando de lado toda agresividad y violencia; desinstalarme en la mentalidad y en las estructuras que no colaboran al bien común; buscando aquello que favorece y hace feliz a los que me rodean.
Con humildad y responsabilidad para tratar de vivir un modo diferente de ser cristianos, con mi compromiso y servicio renovados cada día.
Sin dudas el caminar en estos días, con el estandarte del Cristianismo, o más aún con el del Catolicismo, es algo complicado; no tan sólo, porque la idiosincrasia de nuestra cultura occidental judeo-cristiana, ha perdido las perspectivas de lo que es importante y engrandece a la humanidad; sino porque además, estamos inmersos en una sociedad, que no tiene conciencia del valor inmenso que tiene el ser humano, como ser integral, físico, intelectual, y espiritual, dando una desmesurada importancia a las “cosas” materiales.
Pero, desprovistos de, credulidad, de confianza, y de una historia consecuente de nuestra propia jerarquía eclesiástica, a la palabra de Jesús; aún así los que amamos a este Dios bueno, y que conocemos principalmente a través de su hijo; ¡proclamemos su voz!, no será fácil, (nunca lo ha sido), pero la vigencia y certeza de esta verdad, nos proveerá de la fuerza , la valentía, el tesón, para dejar la semilla de Jesús en los corazones de muchos (verdaderas casas que alojan el Amor)
Querida Gloria, me has pacificado un poco mi espíritu y ojalá consiga exponerme al cambio que empieza por mí liberándome de atuduras y mezquindades, y así entonces, humildemente seguir las huellas de Jesús.
Con todo mi cariño y admiración