Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
24 Sep 12
Lucas 9, 18-22
«Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho»
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas». El les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios». El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar el tercer día».
Antes de cada episodio importante en su vida, también en esta ocasión Jesús se retiró solo, a orar y meditar. También a nosotros nos conviene, antes de dar cualquier paso trascendental en la vida, meditar respecto a lo que vamos a emprender.
Cuan importante resulta sopesar los acontecimientos, solo y en tranquilidad, ver los pros y los contras que tiene cada uno de los pasos que vamos a dar. La importancia que puede tener para nuestro futuro aquello que vamos a acometer o dejar de hacer, esto, tanto para nosotros como para los demás. Debemos pensar que cada triunfo o derrota nuestra involucra también a nuestro prójimo, a aquel que está a nuestro lado, a nuestra familia y cercanos. Sería interesante que antes de tomar cualquier decisión en nuestra vida, conversáramos con Dios.
Esto de conversar con Dios no es otra cosa que rezar, pero se trata de hablar directamente, sin rodeos ni tapujos, como se hace con un amigo. ¿Nos damos tiempo para conversar con Dios, con que frecuencia lo hacemos? Ahora viene, tal vez lo más importante que trae esta lectura eso de “La gente ¿Quién dicen que soy?”. Aunque Jesús sabía perfectamente lo que pensaba de él cada uno de ellos, prefirió escuchar lo que otros habían oído decir de él. Pedro que era, para todos ellos como el más importante, respondió: ”Tu eres el Cristo, el hijo de Dios”. Preguntémonos nosotros, que creemos. Estamos nosotros tan convencidos de quien es él para nosotros., ¿Quién es Cristo para cada uno en particular? ¿Qué representa él para mí ahora, en este momento?
Así como fue importante para Cristo conocer lo que pensaba de él la gente. Nosotros, ¿hemos pensado alguna vez que piensan de mí los demás? ¿Quién soy yo para mis cercanos, para mis amigos? ¿También para los que no son tan amigos? ¿Para quienes resulto antipático? ¿Para aquellos quienes, tal vez nos miren como distantes o enemigo? Pensemos en que deberíamos hacer para mejorar, para que nos califiquen mejor. Para, en fin de cuentas, ser más creíbles, confiables y, en último término, ser mejores personas.
En el tiempo en que ocurrieron estos hechos, Jesús pidió a sus discípulos que no le contaran a nadie de que él era el Cristo y de las cosas que hacía. Ahora, en cambio, es necesario que nosotros demos a conocer a Jesús y sus prodigios. No debemos guardar a Jesús solo para nosotros y esconder sus realizaciones y milagros. Porque, también hoy ocurren milagros y está en nosotros el darlos a conocer.
Es indispensable que mostremos a los demás que somos católicos. Aunque últimamente miembros de nuestra iglesia han tenido una serie de tropiezos, es lamentable pero, desafortunadamente estas cosas siempre han ocurrido y la iglesia a pesar de estos problemas continua incólume. Porque él está con nosotros y lo estará hasta el fin de los tiempos.
Si tenemos que seguir a alguien es a él, si no es a él, ¿a quien?
Deja una respuesta