Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
26 Sep 11
Lucas 9, 18-22
«Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho»
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos contestaron: Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Él les preguntó: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro tomó la palabra y dijo: El Mesías de Dios. Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Lucas nos dice que Jesús en esta oportunidad estaba orando solo. En muchas ocasiones se nos relata que en vísperas de acontecimientos importantes de su vida, como en el caso de cuando Juan lo bautizó, luego en el monte antes de elegir a sus apóstoles, en la transfiguración, en el huerto de los olivos y en especial en la cruz, donde oró pidiendo al Padre que los perdonara pues “no sabían lo que hacían”. Así, como lo hacía Jesús también nosotros debemos orar siempre.
La pregunta que Jesús hace a sus discípulos, de “quien dice la gente que soy”, presenta múltiples respuestas. De hecho para muchos, tal como respondió Pedro, Jesús es el Mesías, el hijo de Dios vivo.
Ciertamente la historia es interesante pero ya es pasado, fue. Lo que hicieron o dejaron de hacer nuestros antepasados, ya tal vez ya no cuenta. Pero, lo que a nosotros nos interesa realmente saber es quien es Jesús para mí, ahora, en este momento, Septiembre de 2011.
Pensemos que Jesús es la persona anónima que viaja a nuestro lado en el bus. Es el pobre que pide limosna en las afueras del edificio, es la madre a quien dejó su esposo que partió tras una más joven. Es aquel que se siente solo y no ve que un buen futuro. Sí, Cristo está encarnado en cuantos sufren y requieren nuestra ayuda.
Entendiendo que la Iglesia somos todos Siendo como soy, miembro y parte de ella:
¿Qué representa para mí la Iglesia?
¿Cuán comprometido me siento de ella?
¿La conozco suficientemente, como para opinar de ella, y/o para defenderla?
¿Qué papel juego yo en ella?
¿Qué hago por mi prójimo?
¿Qué pasos deberíamos dar para lograr hacer que la gente volviera a decir de nosotros los cristianos, como hacían en tiempos de Jesús, “miren como se aman”?
Sería interesante que pensáramos y nos preguntáramos que hacemos nosotros por todos esos Cristos que viven a nuestro lado.
Ahora, les propongo que demos vuelta esa pregunta hacia nosotros y nos preguntemos, ¿qué dice la gente de mí, de mi actuar en el medio, quien soy yo realmente para los demás? Tal vez al conocer la opinión que las personas tienen de cada uno de nosotros, nos cercioraríamos que no somos tan buenos como creíamos. Que los valores que intuíamos poseer ni siquiera los vislumbran
Jesús, preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo?…………………
Dos mil años después, que fácil nos resulta la respuesta a los hombres de fe……,”El Mesías de Dios”
Sin excepción todos los seguidores de Cristo conformamos su Iglesia, todos conformamos su cuerpo, y todos igualmente somos cobijados en su espíritu.
Cierto es que la calidad humana que nos conforma, nos hace actuar erráticamente infinidad de veces, y son de estas equivocaciones de las que se debe aprender, enmendar los errores es tarea de todos, y nuestra Iglesia como entidad humana, también los ha cometido, luego, la historia cobra importancia, por que nos permite reconocerlos, y procurar no volver a cometerlos.
Para mí, lo esencial en el hecho de llamarse Cristiano Católico es el compromiso con la “Palabra” de Jesús, y luego la “consecuencia” con lo que esta nos enseña. Si ejercemos en rigor esta consecuencia minimizaremos nuestras faltas.
Pero también en el ser Católico hay un compromiso implícito con el Amor, y si se empapa nuestro espíritu de ese vínculo poderoso, fervoroso y apasionado al Padre, y entendemos que fundirnos en este maravilloso sentimiento nos permite entender el sino de nuestras existencias; y que además involucra a cada miembro de su creación sin excepción, probablemente algún día podremos conocer su plenitud.
Iglesia, es la “comunidad” con la que comparto el mismo Padre, pero también es el camino que yo adopto para acercarme a Él; formada por seres humanos, frágiles y vulnerables,………pero, Él, aún así nos eligió……….
Por nuestras obras se nos conocerá,……….pero además no está bien que si pudiendo representar fielmente la palabra de Jesús no se haga; el no hacer nada, constituye también algún “tipo” de violencia.
Yo, Cristiana Católica, ¿Quién dice la gente que soy yo?…………………
Dos mil años después,…….. que difícil respuesta,…………¡que difícil misión!,………¡¡que tremenda responsabilidad!!……….…….