Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
23 Sep 16
Lucas 9, 57-62
“Te seguiré adonde quiera que vayas”
Mientras iban de camino, alguien le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le contestó: «Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene donde recostar la cabeza.» Jesús dijo a otro: «Sígueme». Él contestó: «Señor, deja que me vaya y pueda primero enterrar a mi padre.» Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve a anunciar el Reino de Dios.» Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero antes déjame despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.»
En muchas sentencias del Evangelio hay lecturas que nos colocan en aprietos para quienes no somos eruditos en el estudio bíblico, sino simples laicos que intentamos comprender el mensaje a la luz de los tiempos en que nos ha tocado vivir y asumir la misión de seguir a Jesús y transmitir su voluntad. No nos desalentamos, lo tomamos como un desafío que lograremos salir adelante, pues tenemos fe en Él. Iniciamos la redacción de estas reflexiones con más desorientación que temor, nos cuesta encontrar el hilo conductor, nos damos un tiempo y luego sin darnos cuentas, damos un paso, avanzamos paso a paso y logramos terminarla con gran alegría, sintiendo que Jesús no ha ayudado. Quedando felices con la satisfacción del deber cumplido y con una nueva experiencia de fe y vida.
Esta semana, es para mí uno de esos casos. Parto con un primer paso, después de darme un tiempo
En esta lectura de Lucas, Jesús parece dejar a un lado su actitud humana de la percepción del tiempo y las urgencias o prioridades del diario quehacer. El que nos habla hoy, es el Jesús divino, el Hijo de Dios que viene al mundo terreno por unos instantes y que trae un mensaje de salvación para alcanzar el Reino de Dios, como fin último. Hacia ese horizonte Jesús nos está llamando. Centrado en ello, Jesús habla a quienes rodea, sin hacer diferencias a cada situación en particular. Es como si estuviésemos en la playa y de improviso se nos viene encima un tsunami (maremoto), no hay tiempo a perder, debemos correr por el camino de evacuación. En el último maremoto, una familia que estaba de vacaciones en el norte de Chile dejó todo abandonado y arrancó hacia la parte alta, pero la mamá con un hijo en los brazos volvió a buscar algo que para ella era importante, rechazando los gritos de su desesperado esposo y amigos. La alcanzó la gran ola y fallecieron ambos. ¿Qué era tan importante? Nuca se supo.
Nuestras vidas debemos controlarlas a lo esencial y no ser esclavos o vivir atados a muchas cosas o deseos que nos apartan de aquello que Jesús nos dice hoy: lograr la vida eterna, la plenitud en el Reino de Dios. ¿Cómo comprenderlo? No tengo palabras para expresarlo, es algo personal que bajo la percepción humana solamente podemos intentar imaginar en la fe que se nos haya dado desde un Dios-Padre con una misericordia infinita.
Bajo esa perspectiva, los cristianos debemos ser cuidadosos a no desviarnos en el camino de la virtud, intentar llevar siempre nuestras vidas impregnadas en el amor a Dios y a nuestros hermanos, como una gran familia, es decir, casi todo lo contrario a lo que nos gobierna en el mundo actual, en que el individualismo, el egoísmo, la hipocresía, la indiferencia por los demás, nos atrapa y nos centramos solamente en nuestros pequeñísimos círculos, que son excluyentes y discriminatorios. Nos quedamos ahí, no avanzamos con Jesús, y casi siempre lo dejamos a Él solo para volver atrás a lo nuestro. Como la mamá del maremoto.
Cuando preparaba esta reflexión, le leí el texto de Lucas a mi esposa para que me ayudara. Ciertamente le produjo una reacción de rechazo ante un mandato tan inflexible de Jesús, de apremio y sacrificio extremo. Me recordó lo que Jesús nos dice a través de Mateo sobre su carga ligera. Lo busqué, y lo copio: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera”. Tiene toda la razón, debí contestarle pero no lo hice de inmediato y quedé hundido en un silencio agobiante. Dejé pasar unos minutos y le contesté, con lo usual, “debemos evitar tomar todo en forma literal”, frase que nos sirve para excusarnos de todo.
Sin embargo, esta vez ello no me servía, pues Jesús habla en forma enérgica, sin dejar escapatoria posible. ¿Qué decir, entonces? La verdad, y ¿cuál es? El camino del Señor tiene un final y no hay otro, es sí o sí. No hay ambigüedad. No bastan las intenciones, los buenos deseos, las reflexiones o talleres grupales, los ceremoniales, sino ser cristianos en acción, es ponerse en movimiento, liberarse de tantas ataduras, temores y excusas. Jesús habla de seguirlo, de acompañarlo, de ser sus colaboradores en la construcción del Reino.
Si las personas cristianas actuasen así, el mundo sería otro y estaríamos conociendo y compartiendo en el hoy, en nuestros medios y sociedad, lo que es el “reino de Dios”. ¡Es una locura! Se nos dice. Cierto, es difícil, es ser idealistas, pero los cristianos tendríamos que actuar. El conocido como Padre Lebret (1897-1966), economista y religioso francés, católico de la orden dominicana, escribió la letra de la canción que suelen cantar los jóvenes en los retiros, titulada ¡Oh, Dios! Envíanos locos, que permite concluir esta reflexión, explicando lo que parece inexplicable.
“Envíanos locos de los que se comprometen a fondo, de los que se olvidan de sí mismos, de los que aman con algo más que con palabras, de los que entregan su vida de verdad y hasta el fin … Danos locos, chiflados, apasionados, hombres capaces de dar el salto hacia la inseguridad, hacia la incertidumbre sorprendente de la pobreza; danos locos, que acepten diluirse en la masa sin pretensiones de erigirse una tarima, qué no utilicen su superioridad en su provecho … Danos locos, locos del presente, enamorados de una forma de vida sencilla, liberadores eficientes del proletariado, amantes de la paz, puros de conciencia, resueltos a nunca traicionar, capaces de aceptar cualquier tarea, de acudir donde sea, libres y obedientes, espontáneos y tenaces, dulces y fuertes. Danos locos, Señor, danos locos”.
Patricio, siempre transmites a través de tus comentarios una gran sencillez y honestidad. Lo cual se agradece de sobremanera.
Este pasaje del Evangelio a mi me dice: Sí abrazas al Amor de los amores, entenderás que los demás son sus «formas», lo fundamental es el Amor. Las expresiones son distintas pero no lo trascendente; por lo tanto no perderse en las ramas, sino aferrarse bien al tronco.
El amor filial, conyugal, fraterno etc, son sólo «ramas».
Cariños.
Seguir a Jesús, ahora, para mi es aceptar y vivir todo lo que a diario hay que enfrentar, sin replicas
Saber dar una mano,una sonrisa, saber escuchar,evangelizar de modo inteligente,porque en general las personas no se interesan por su vida espiritual, es una pena, no saben ser felices.
El consumismo, el ego, el pisotear al otro,EL TENER MAS QUE SER, les importa mas y pierden de ser felices y de paso segun yo vivir aqui el REINO,
DIOS vive permanentemente en nosotros8BRK