Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
28 Sep 19
Lucas 9, 7-9
¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas? Y buscaba verle.
“¿Quién es este del que oigo decir semejantes cosas?”
La interrogación de Herodes en cuanto a Jesús corre por todos los Evangelios y la persona del hijo de María y José no deja de cuestionarnos hasta hoy.
Juan Bautista envía a preguntar: “Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Lc. 7, 20.
“Si este hombre fuera profeta, sabría que la mujer que lo toca es una pecadora”, reflexiona el fariseo Simón que lo invitó. Lc. 7.39
Y los mismos apóstoles en el mar agitado: “¿Quién es este? Manda a los vientos y a las olas, y le obedecen” Lc. 8, 25.
Hasta Jesús hace esta pregunta a sus discípulos y también a nosotros: “Según el parecer de la gente ¿Quién soy yo? Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo? Lc 9, 18-20.
Quizás es la única pregunta que valga: ¿quién es este Jesús que tanto me atrae, cuyo mensaje tanto me conmueve, que tanto me gusta y tanto me molesta, que tanto me cambia la vida? Aquí preguntar y buscar vale más que tener una definición. ¿Porque no quedarse rumiando la pregunta sin correr a la respuesta? Nunca terminamos de conocer a un ser humano, a una persona. Así también con Jesús. ¿Quién es este fascinante Jesús?
Pedro con su espontaneidad familiar se lanza: ¡“Tú eres el Cristo de Dios!” Lc. 9, 20, mientras los demás prudentes: “unos dicen “Yo sé quien eres: Tu eres el Santo de Dios.” Lc. 4, 34.
Muchos lo llaman: “Señor” tanto que hasta Jesús se enoja: “¿Por qué llaman Señor, Señor y no hacen lo que digo”? Lc. 7, 46.
El endemoniado de Gesara: ¿” Qué quieres conmigo, Jesús, hijo de Dios Altísimo”? Te lo ruego, no me atormentes”. Lc. 8, 28.
Y hasta final en la cruz, el capitán comandante de la ejecución dice: “Realmente este hombre era justo” Lc. 23, 47
“Y Herodes trataba de verlo”
¿Y por qué no identificamos a Herodes? Quizás también eso es nuestra única intención secreta, nuestra única búsqueda de toda la vida y nuestro único deseo: ver a Cristo, abrazarlo por fin, conocer el tono de su voz y el color de su mirada,
¿Quién eres Jesús Nazareno?
¿Dímelo quiero creer en ti!
¿Quién eres Jesús resucitado?
¿Llámame, quiero verte!
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