Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
03 Oct 20
Lucas 9:57-62
Te seguiré a donde vayas
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro le dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.» Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.» Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»
En el texto que comentamos hoy, Lucas nos habla de las exigencias radicales de seguir a Jesús, con lo que quiere advertirnos sobre la seriedad y los riesgos del camino a emprender. Todo cristiano, en algún momento se ha sentido llamado a ir un poco más allá en nuestro compromiso, pero pronto aparecen los impedimentos y nos hemos autoconvencido de que no podemos hacerlo: diremos, es por mi trabajo… es mi familia… es que no tengo tiempo… es que… Somos incapaces de superar las dificultades, comprometernos con la justicia, acercarnos a los pobres y marginados, o renunciar a todo tipo de actos de amor, o de fraternidad sin exclusiones.
Así como Jesús llamó a sus discípulos a seguirlo, también lo hace a nosotros con el mismo fin.
Si, Jesús nos llama a seguir sus pasos y el camino no se nos hace fácil, por el contrario, se nos presenta con toda clase de obstáculos y problemas. Pero, a la larga, sabemos que sin duda vale la pena acoger su llamado.
Me pregunto: ¿cuán dispuesto estamos a seguirlo, a hacer su voluntad no la nuestra? ¿Qué pasaría si hiciera exactamente lo contrario a lo que dicta mi conciencia? Tal vez parezca absurdo esto, pero me lo he cuestionado.
Pienso que la fe es algo que no debemos perder, al contrario, debemos, en nuestra conversación con Dios (oración personal) pedir que aumente nuestra fe, ya que si la perdemos se nos hace todo más difícil y creo que la idea es ser feliz.
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