Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
10 Ene 15
Marcos 1, 14-20
Convertíos y creed en el evangelio
Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.» 16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. 17 Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.»18 Al instante, dejando las redes, le siguieron.
19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; 20 y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.
«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»(Mc 1,15) Uno de los grandes misterios espirituales en lo que medito constantemente es entorno a la conversión, y lo hago mirando a los grandes testimonios de los hombres y mujeres santos(as) que están en los altares como San Pablo, San Agustín, San Francisco de Asís, y en el último tiempo Teresa de Calcuta y Alberto Hurtado. Frente a estos colosos espirituales siempre pensé: “nada que hacer”; pero después de reflexionar las palabras de Benedicto XVI: “Dios transforma lo aparentemente insignificante”, me dije entonces, tengo una oportunidad: “mucho que hacer”.
El mundo de hoy está muy convulsionado y violento, el terrorismo integrista y fanático ha llenado de sangre la maravillosa Ciudad Luz y la Torre Eiffel ha apagado sus luminarias en señal de duelo. Parece ser una constante de la humanidad: Jesús comenzó su Ministerio en medio del miedo y la persecución por el apresamiento de Juan Bautista que lo había anunciado, y no se refugia en el Templo de Jerusalén en actitud contemplativa, sino que lo hace en Galilea “donde las papas queman”, en medio de la contingencia. Esta es una señal para nosotros para no eludir nuestro trabajo apostólico en nuestro medio adverso a todo. En esta línea me da mucha esperanza ver a nuestro Papa Francisco que sale de su Palacio Episcopal, rechaza formulas del pasado inventadas por el hombre para encubrir su vanidad, y opta por una actitud sencilla y un diálogo cercano al hombre común, para manifestar su servicio llevando a la Iglesia por el camino del Señor. Jesús nos llama a cada uno: “Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores (Mc 1,16) Escoge a los humildes trabajadores de la pesca que sin pensar en su seguridad y futuro, lo siguen sin condición. Mirando esta imagen pienso y bendigo a aquellos hombres y mujeres que en silencio y discreción han tenido la grandeza de dejar sus apegos para prestar servicio espiritual, médico, social y humano, en los lugares recónditos de la pobreza de Chile y del mundo. En un mundo que se afana en borrar todo vestigio de Dios de las distintas culturas, sociedades, gobiernos y organizaciones con indiferencia y persecución de muerte en algunas zonas del planeta, estos seres anónimos trabajan por proclamar el Reino de Dios en la tierra. Frente a esta realidad innegable queridos amigos preguntémonos: ¿Cuánto soy capaz de arriesgar por la causa del Señor? ¿Cuál es mi propio camino de conversión? ¿Qué me impide soltar las redes para seguir a Jesús? Es un tema pendiente que debemos resolver antes de la partida…no lo podemos eludir. El Señor nos está llamando. “Nuestra pequeña fuerza, aparentemente impotente ante los problemas del mundo, si se inmerge en la de Dios, no teme ningún obstáculo, porque la victoria del Señor es segura”(Benedicto XVI)
Linda reflexión para concientizar, gracias por permitirme compartir tan linda lectura
Lucho, amigo hermano del alma mía, no hay nada que agregar a tan hermosa y profunda reflexión. Pero aun así me atrevo a hacerlo. Como tú mismo lo dices todos tenemos que hacer y sin miedo, porque cada uno tiene una semilla a lanzar. No nos olvidemos que Dios no elige a «los mejores» ni sólo a «los buenos». Veamos los ejemplos de David, de Abrahán, Sara, los apóstoles miedosos, etc. Dios nos elige incluso con nuestros defectos porque estos tb pueden trabajar a favor del Reino.