Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Ene 10
Marcos 1, 14-20
«Convertíos y creed en la Buena Noticia»
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios; convertíos y creed la Buena Noticia».
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo del Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Después que tomaran preso a Juan Bautista llegó Jesús a Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva, decía :“Ya se ha cumplido el plazo, y el Reino de Dios está cerca. Enmiéndense y tengan fe en la buena noticia”.
La palabra de Dios está viva y a través de ella Él quiere hacer algo con mi vida, con la vida de cada uno de nosotros y de todos quienes quieran escuchar su voz. Pero, no quiere hacerlo solo, quiere que cooperemos con Él. Nos está llamando a seguirlo y a ayudarle en reclutar gente para la misión. A pesar de ser Dios, Él nos necesita a cada uno de nosotros para completar su obra. No quiere que su palabra quede sin efecto, flote en el aire y se pierda en el desierto de la vida. Es necesario que haga surco. Tiene obligatoriamente que dejar una huella y esta tiene que ser profunda.
Acogiendo la continua novedad de su palabra., quiero ahora abrirme al llamado que me está haciendo a seguirlo y, en cierto modo asociarme con Él para formar esta linda empresa, que en ultimo término es la iglesia de todos. Una iglesia sin clases, sin pompa, sencilla y eterna. Donde lo que prime sea el Amor (Así, AMOR y… con mayúscula).
Ahora, me pregunto: ¿Quién soy yo para negarme a trabajar con y por Él? Seguramente ahora, si siguiéramos los actuales métodos de reclutamiento, es probable que nadie calificara para este oficio.
A medida que pasan los años sigo escuchando esa misma voz que retumba desde hace mucho tiempo, no en mis oídos, sino en mi corazón: ”Los haré pescadores de hombres”.
Pienso en lo convincente que tiene que haber sido su palabra. Seguramente Jesús fue y sigue siendo un verdadero gran lider para que hiciera que tantos, sin mayor consulta, cual lo hicieron los pescadores, dejaran todo para seguirlo sin más. Quisiera yo poder mostrar con mi pobre humanidad y mis limitados dotes lo grandiosa que es esta empresa a la que Dios nos está invitando. Como entonces habló a ellos, ahora me lo hace a mí y a todos aquellos que quieren oír su llamado.
Y, como dicen hoy los jóvenes ¿y yo con qué ropa? Si, con lo poco y nada que tengo, con lo limitado que soy, yo quiero sumarme a la tarea que nos está encomendando. A levar anclas y navegar hacia Él con una pléyade de gentes de todas las clases y colores..
Ahora me doy cuenta que no estamos solos, Jesús nunca nos deja solos, está siempre dándonos ánimo para que perseveremos y logremos llegar al fin de esta empresa. El se hace realmente compañero de ruta y nos sirve de faro para iluminar el camino hacia el futuro y no caer.
Bueno, simple y sencillamente, debo recapacitar y tomando todo lo que soy y lo poco que poseo aventurarme a seguirlo. Sé que el camino es arduo y difícil pero confío en su ayuda y en la de mis hermanos para así lograrlo.
“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres” nos dice Jesús desde hace más de 2 mil años y lo repite hoy, en la lectura que Percy Wallis nos comenta tan acertadamente.
Pero el egoismo, ese mal que está firmemente arraigado en el corazón de los hombres, nos domina, nos tapa los oídos y cierra o aparta de nuestra vista de todo hecho injusto, inhumano, doloroso y/o cruel que predomina en nuestra sociedad tan tremendamente desigual: desnutrición, miseria, eclusión, discriminación,analfabetismo, carencia de servicios publicos y sanitarios mínimos, etc. ¿Vamos con Jesús en busca de pescadores? NO!!!! Nos quedamos fijos y tan solo con una fe muerta, ya que sin obras, nada vale. Jamás debemos dejar que nuestra conciencia cristiana se apague, se acomode o se transforme en una mera postura social.