Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
14 Ene 13
Marcos. 1, 40-45
La lepra se le quitó y quedó limpio
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.» La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.» Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
En la persona del leproso, enfermedad terrible y contagiosa, que era considerada como un castigo de Dios, la Ley prohibía que el enfermo viviera en la comunidad y castigaba a quienes se acercaban, era maldecida en aquella época. Enfatizo esta frase: con toda confianza el enfermo dice: si quieres puedes sanarme.
Jesús le extiende la mano, toca al leproso, sin miedo. Para ser uno más entre nosotros Jesús llega al límite que le impone la Ley. Para ser uno mas entre nosotros Jesús no acata la Ley. Trasgrede y se arriesga.
No son los «favores materiales» lo que pretende Jesús dar a conocer sino su amor, su solidaridad, su entrega al que necesita de su ayuda; invitándonos a todos a buscar las riquezas verdaderas. Muchas veces no entendemos y queremos ver solamente su poder milagroso y vamos detrás de los pedidos y favores sin percibir con los ojos del alma, que hay detrás de: si quieres puedes sanarme. Jesús no quiere aparecer como un curandero o milagrero, es el mundo, somos nosotros quienes estamos ávidos de prodigios antes que a recibir la buena nueva, a buscar el cambio en nuestras vidas. Él se aproxima, toca al leproso y así nos muestra el modo de seguir caminando hacia nuestra conversión; camino de fraternidad y solidaridad, de humanidad y santificación.
Están muy unidos en la resonancia que me deja esta reflexión estos dos momentos. Mirar y ver con los ojos del de la consciencia, del alma….
Dice Jesús al leproso: No le digas a nadie… cuánto cuesta poner en práctica esta actitud de silencio, de conectarnos a ese «mundo interior» que nos permite vivir conscientemente, en el hoy y en el ahora.
La atención concentrada de los instantes de nuestras vidas; la perspectiva que genera el silencio y el estar presente en uno mismo de esta conciencia plena y vital de nuestra vida de cada día, es un camino a vivir con plenitud.
Si la conciencia plena empieza a ser aplicada, practicada es posible ir dando pequeños pasos que nos permiten visualizar nuestro devenir, cambio, conversión, deseos de ir dejando huellas en nuestras vidas y en ese momento de silencio y oración interior identificarnos con las huellas de Jesús.
En consecuencia esa atención sostenida de lo que hoy vivimos y la elaboración de los pensamientos, sentimientos, emociones, se supone que dirigimos nuestra atención a los estímulos que pueden ser externos o internos de esa conciencia atenta, presente, vital que hablamos. Así se me presenta este pasaje del evangelio.
No faltan personas o grupos que como los leprosos de antes viven apartados de la comunidad humana, de los valores del amor y la fraternidad, de justicia y verdad. Jesús nos invita muy claramente aquí a acercarnos a los que se sienten rechazados, marginados, apartados de los códigos o de las estructuras de este mundo moderno y hacerlos visibles ante la sociedad y darles la dignidad que nadie puede arrebatar. Esta visibilidad, que en la gente del Miamsi es posible y factible, y que muchas veces dejamos pasar estas brillantes oportunidades de ser puentes de solidaridad; la conciencia plena nos ayudará a no dejar de actuar en esos momentos en que la luz de la vela tiene que iluminar a estas sociedades tan necesitadas de orientación y discernimientos. Amen.
El Señor si quiere sanarnos, pero nosotros debemos ir a El, reconciliarnos, confesarnos, para iniciar un mundo de nuevas gracias
Estos pensamientos dejarán de ser teorías y se harán vida si los ponemos en práctica (al menos en mi caso)
gracias por tu aporte Rodrigo. comparto contigo, y me adhiero a la experiencia que da la practica, la vivencia y no solo la teoria…..ciertamente!! sigamos caminando juntos hacia el encuentro con mi hermano, con Jesùs!
Muchas veces se siente perdida la batalla, cuando la más grande de las enfermedades sacude a nuestras sociedades en el mundo entero, una lacra que avanza en todas las dimensiones, que corroe el alma humana y cercena la dignidad de las personas; yo compararía la “lepra” de los tiempos de Jesús con la “corrupción” de nuestros tiempos, contagiosa, casi inevitable para muchos, que socava la integridad del ser humano, haciéndolo sólo un eslabón en una cadena imaginaria cuya finalidad es frecuentemente obtener ganancias económicas.
En realidad son tantos los que no ven, no escuchan, no intuyen la verdad manifestada en la palabra de Jesús, que se ven vulnerados por la tentación, comprometiendo sus conciencias, presionados a su vez por la carencia de una directriz valórica en nuestras sociedades.
Como en esta parte del Evangelio, dejamos a Jesús al margen de nuestros entornos, de nuestros trabajos, de nuestros colegios, de nuestras ciudades, de nuestras vidas……….
Extendamos una cordial invitación a que Jesús entre y sea partícipe en nuestras sociedades para defendernos de la “lepra moderna”. ¿Cómo hacerlo?, a mi modesto parecer, existe sólo una manera: sembrando la palabra de Jesús, basada en el amor, la solidaridad y la verdad.
Veronica ciertamente que ese es el quid: «sembrar y vivir» la palabra de Jesùs a como de lugar.
Que nuestras vidas sea el evangelio que mis hermanos puedan leer, sentir, ver. Aùn con las limitaciones que ya conocemos pero siempre viviendo en el amor, la solidaridad, la justicia y la verdad!!
El aporte de cada lector enriquece y da sentido a cada reflexion meditada y saboreada en el corazòn para luego lentamente hacerse carne en nuestras vidas. Fraternalmente Gloria