Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
28 Feb 11
Marcos 10, 1-12
Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre
“Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: ¿Puede el marido repudiar a la mujer? El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés? Ellos le dijeron: Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla. Jesús les dijo: Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Èl los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre. Ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. El les dijo: Quien repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio”.
El texto correspondiente de Mateo 19, 1-10, probablemente escrito después del de Marcos y basado en este, trae algo interesante. No hace mención a la mujer que cometa adulterio. Ello nos deja pensar que la gran preocupación de Jesús tal vez no fuera condenar el divorcio en sí, como pregona el Magisterio de la Iglesia Católica de tradición romana, sino, especialmente, proteger a la mujer que podía ser repudiada y quedarse sola y abandonada, si el hombre se enamorara de otra, por ejemplo.
Jesús usa su pedagogía preferida en ambos textos, la de lanzar otra pregunta antes de contestar para que el interlocutor se cuestione, reflexione. A la pregunta de los que querían ponerle a prueba, él va a fondo en la espiritualidad hebraica de todos los tiempos, a la Ley que Moisés les entrega y al inicio de todo como narrado en el primer libro de la Tenakah, la Biblia judaica, con la cita de la creación de nosotros, los humanos.
El tema nos conmueve, nos mueve, nos inquieta, nos cuestiona. Pregunto, en seguimiento a la pedagogía de Jesús: ¿y si el marido o la mujer no repudian al cónyuge, sino que se separan de común acuerdo, por respeto, por cuidado con los hijos, por honrar la memoria de un amor y de una unión delante de Dios? El texto no presenta esta interrogante.
Un rápido hecho de vida. Una amiga mía se enamoró de un hombre casado, que ya no mantenía una muy buena la relación con su esposa. No pasó nada, pero ella, muy católica, decidió confesarse. El sacerdote primero la retó por hacer fantasías, fantasías típicas, según él, de mujeres solteras, que ella debería rezar mucho, pedir fuerzas para cumplir la voluntad del Señor, etc. Cuando supo que la pareja en pauta no era casada por la Iglesia, ¿qué dijo? Varios puntos suspensivos…
“Entonces, ustedes se pueden casar. Si los dos se separan, él estará libre para ti”. Mi amiga se desplomó. Me preguntaba atolondrada: ¿los 15 años de vida en común no son nada? ¿Sólo por que no están casados por la Iglesia su amor no vale de nada, es desechable? ¿Sólo hay unión delante de Dios si está hecha con un sacerdote de testigo, porque los ministros del sacramento son los novios? Así aprendimos, que los ministros del matrimonio son los novios. ¿Que la mujer sea abandonada y cambiada por otra, no importa, porque no estaba casada en la iglesia? ¿Qué se deshaga un hogar no importa si es para un matrimonio en la Iglesia? ¿Qué criterios son esos?
¿Por qué una pareja que se casó en la Iglesia por amor, que luchó por ese amor hasta que diversas circunstancias los separaron, no pueden rehacer su vida, rehacer otra vida de amor, delante de Dios, porque Él está en toda parte, Su Espíritu también? ¿Por qué los que intentan rehacer una vida de comunión entre sí, en un segundo matrimonio tienen que ser alejados de la Eucaristía? ¿Las dos frases de la Biblia, una del Génesis y la otra de los evangelios de Marcos y Mateo son los únicos obstáculos? Si fuéramos a nombrar varias otras sobre misericordia, tolerancia, reconciliación esta hoja y muchas más no serían suficientes.
Que Dios y Su Espíritu ilumine a la Iglesia de Cristo, a la Iglesia Pueblo de Dios. Que nos ilumine a nosotros laicos para asumir nuestra misión de anunciar el Reino con la misma osadía y la misma pasión de los primeros cristianos. Perdónenme si no entiendo y pequeña es mi fe.
Lo que dice la iglesia es porque lo dice el Señor y no hay mayor interpretación, otra cosa es dejarse tentar por las dudas y las las preguntas capciosas como los fariseos
Otra cosa
por favor vean esto
Gracias
http://www.centromedjugorje.org/santuario/historial-de-mensajes/2011
http://www.youtube.com/watch?v=9ZMAdJ-4ndQ
Comparto las dudas de Davina y agrego un hecho de vida más:
Una joven mujer, madre de dos niños, es maltratada por el marido alcohólico, al punto que los pequños están aterrorizados. La mujer decide abandonar (¿repudiar?) al hombre con el cual estaba casada en sacramento y proteger a los hijos. Al tiempo conoce a un hombre bueno, se enamora y rehace su vida junto a él. Esta nueva familia, claramente unida por el amor, ¿está «condenada» porque no vive dentro del sacramento del matrimonio? Los hijos nacidos de esa unión de amor, ¿son hijos del pecado?
Estas y muchas otras preguntas nos cuestionan. Creo que a veces la Iglesia se olvida del AMOR por aplicar sus leyes… un poco como los fariseos.
Pienso que debemos seguir diciendo las cosas de modo claro y profético, debemos mantenernos firmes en nuestras convicciones al modo de Jesús y dialogando entre Teólogos y Teólogas y Pastores cómo solucionar estas cuestiones… quizá esta generación prepare el camino para una nueva forma de vida…
Abrazos
Rodrigo,
Hay que tener cuidado. No debemos olvidar que cuando la Iglesia habla a través de sus autoridades o jerarquías eclesiales, lo hace a través de hombres al fin y no divinidades. Lo que en el pasado era verdad absoluta, hoy no lo es. Por ejemplo, el Limbo, el Purgatorio y el Infierno. Los años no pasan en vano. La razón y la ciencia, llevan a aceptar que no todo era o es como nuestra Iglesia lo proclamaba. La Tierra no fue hecha por Dios en siete días. Adán y Eva es una forma de explicar un inicio de la vida para personas con un nivel intelectual y conocimientos de hace cuatro mil años. La Iglesia cuando quemó en la hoguera a científicos que sostenían que la Tierra era redonda no cumplía lo que el “Señor” quería.
Ahora mismo, en el año recién pasado, la Iglesia (que según Rodrigo en quien nos señala lo que el “Señor nos dice”) estaba con un muy avanzado proceso de beatificación del fundador de los Legionarios (Regnum Christi) y también del fundador de la orden Vida Cristiana (Sodalicios) que -en una ceguera soberbia y sin justificación alguna- debió finalmente paralizar y reconocer los abusos sexuales sobre menores de ellos cuando tal atrocidad ya era imposible seguir ocultando por la Iglesia. O en el caso que hoy en Chile -es un escándalo público- con el sacerdote fundador de la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón que fue finalmente hallado culpable y condenado por el Vaticano de abusos sexuales violentos a menores, luego de muchos años de ocultamiento por parte obispos locales e incluso del propia Cardenal.
Dios nos dio el libre albedrio y la razón para pensar con libertad, en ningún momento Jesús nos hizo personas de segunda categoría sujetos a la autoridad eclesiástica como si ella fuese un mismo cuerpo con nuestro “Señor”. La interpretación y comprensión de lo que el “Señor” quiere decirnos no es monopolio del ámbito eclesial. Jesús habló y nos habla a todos tratándonos como personas sencillas, con inteligencia, jamás instituyó que hubiese traductores o intérpretes.
Este Evangelio da para mucho. Hay casos y casos. Lamentablemente son muchos en que la mujer es condenada a vivir en un matrimonio que es un fracaso y una falsedad. En principio estoy de acuerdo en que los matrimonios no se pueden separar. Los que sufren son los hijos, y la tragedia es grande. Pero hay muchísimas razones para revisar este mandato.
Abraham tuvo dos hijos, a Ismael (de su esclava Agar) y también tuvo a Isaac, el hijo de Sara, la esposa de Abraham. Entonces Abraham fue infiel a su esposa y lo dice la Sagrada Biblia. Además dice. «Entonces dijo Dios a Abraham: «No te preocupes por el muchacho ni por tu sierva. Escucha todo cuanto te diga Sara, porque en Isaac te será llamada descendencia. También del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu descendiente». Gen. 21:12
Hoy en día los sacerdotes que no viven en su Parroquia, sino en una comunidad, pueden libremente vivir solos o irse a otra comunidad con la autorización de su superior. Pero la mujer casada maltratada debe seguir esclava como antaño. No deja de ser contradictorio. Manga ancha para unos y estrecha para otros.
Creo que la Iglesia eclesial deberían repasar la Ley del amor ante de condenar a la mujer a una vida de infelicidad cuyo matrimonio ha fracasado. ¿Dónde está el perdón y la caridad?
Muchas gracias Davina por exponer tus inquietudes en forma clara y compartir tus inquietudes al hacer esta reflexión. Deseo agregar algunos comentarios y preguntas.
El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer motivado por el profundo amor que ambos se tienen y el deseo de entrega de uno al otro de por vida, ya que en ese momento es lo que ambos sienten y desean. También, en la inmensa mayoría y para la Iglesia, lo es con el propósito de formar una nueva familia con la llegada de hijos e hijas. Pero, en ese momento ninguno sabe lo que les deparará el destino, solamente tienen fe y esperanza, muchas sostenidas por la fuerza de una pasión amorosa que nubla la visión.
Me cabe preguntar: con la plenitud de la sabiduría de Dios, ¿No debiese saber Él el destino de esa unión? Y, si es mala, por graves fallas de uno de los cónyuges, entonces, ¿Por qué los une y ata de por vida? ¿No está condenando, de antemano, injustamente a uno de ellos? Como católicos ¿Cómo debemos comprender, explicarlo y tratar la sentencia del Evangelio de hoy? que nos señala que “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. ¿Cómo aplicar el mandamiento del amor?
Lo más conocido como infidelidad está en el hombre y pocas en la mujer, sino de esposas que es una y otra vez son engañadas o golpeadas, ¿Debe aceptarlo estoicamente de por vida? ¿Por qué? ¿Será eso lo que Jesús nos quiso decir? ¿Porqué la mujer, hoy en día, debe seguir las injustas y discriminatorias normas de conductas de una sociedad y cultura machista de hace más de dos mil años?
¿Qué nos dice el magisterio de la Iglesia? : “El matrimonio es un sacramento y está, por su propia naturaleza, por encima de la ley humana. Fue instituido por Dios, está sujeto a la ley Divina, y por tal razón, no puede ser anulado por ninguna ley.”
Por tanto, concluyo que para nuestra Iglesia no existe el divorcio sino lo que existe es la nulidad del matrimonio. Se dictamina por Decreto eclesial que nunca existió el vínculo matrimonial, es decir, que nunca hubo matrimonio. Esa es la “salida” legal. Obtenido dicho Decreto las partes quedan libres para volverse a casar, a menos que la condición que llevó a la toma de decisión (Ej. falta de intención, enfermedad mental, incapacidad, falta de madurez) siga existiendo en uno de ellos. Entonces el que tuvo ese problema sigue estando incapacitada para el matrimonio, pero el que no tuvo el problema queda libre para volverse a casar ¿Es eso lo que Jesús nos quiso decir?
¿Qué piensa u opina usted? Dejo abierta la invitación a compartir nuestras opiniones.
Leyendo estos comentarios, noto un animo de ataque a alguien, como una protesta.
Mientras algunas personas se preocupan por amar, perdonar y respetar, otros nos preocupamos por condenar y criticar.
Les pido un alto en el camino, y pensar en que puedo hacer o debo hacer para que las parejas nunca se divolcien y se cumpla la palabra de Dios, desde hoy tratare de incidir en los matrimonios o en los noviazgos para que cuando decidan unirse en pleno matrimonio, nada ni nadie, permita ver la separacion, pues sabemos todos que una separacion no es buena para nadie y daña mas de lo que remedia.
Desde este momento le ruego a Dios por Ustedes y por mi para que en lugar de protestar, me convierta en un hacedor o visionario o procursor de la paz y la armonia como era Jesus, preocuparme por el bien y no criticar lo malo, pues desaprovecho lo bueno que puedo hacer por perder tiempo, criticando a los hermanos, condenando o quejandome.
Oh Jesus que mis palabras unan y no desunan, que den paz y no discordia, que traigan alegria y no tristeza, que el amor reboce los corazones de todos, Dios nos bendiga siempre.