Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
24 May 15
Marcos 10, 17-27
Jesús estaba a punto de partir, cuando un hombre corrió a su encuentro, se arrodilló delante de él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?» Jesús le dijo: « ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios. Ya conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas cosas falsas de tu hermano, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El hombre le contestó: «Maestro, todo eso lo he practicado desde muy joven.» Jesús fijó su mirada en él, le tomó cariño y le dijo: «Sólo te falta una cosa: vete, vende todo lo que tienes y reparte el Dinero entre los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo. Después, ven y sígueme.» Al oír esto se desanimó totalmente, pues era un hombre muy rico, y se fue triste. Entonces Jesús paseó su mirada sobre sus discípulos y les dijo: « ¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!» Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.» Ellos se asombraron todavía más y comentaban: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?» Jesús los miró fijamente y les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible.»
Este texto de Mc 10, 17-27 (también el de Mateo 19, 16-30 y el de Lucas 18, 18-30) es muy conocido como el “joven rico”, con dos acentos especiales: la vuelta atrás del hombre rico porque no tuvo valor para deshacerse de sus muchos bienes y el célebre ojo de la aguja por donde no pasan los ricos.
Son, para muchos, palabras demasiado duras de Jesús contra los ricos y la riqueza. Sin embargo, nos olvidamos que su gran amigo, por la única persona que lloró durante su vida, era un hombre rico, Lázaro. Aceptaba la ayuda de ricas mujeres que apoyaban a su grupo (cf Lc 8,2-3).
El gran tema que abre y cierra este pasaje de la Biblia (perícope) es, como dice Luis Alonso Schokel, la vida eterna y el tema del “reino de Dios”, que la centraliza. El hombre rico deseaba sinceramente heredar la vida eterna y confiaba en Jesús como maestro para darle una respuesta. Jesús le hace acordar de los mandamientos que él ya cumplía todos.
Sin embargo, sólo la letra de la Ley no basta, es necesario algo más, la entrega a Dios con todo su ser especialmente en beneficio de los pobres y oprimidos. Es notable que Jesús lo mira cariñosamente para darle la respuesta que sabe ser difícil, v.21.
Ser muy rico no es equivocado, y sí la dificultad en desapegarse de los bienes terrenos y el hombre rico no lo consigue, y se entristece por ello. Ahí vienen las palabras que asustan cuando Jesús declara que es más difícil que un rico entre en el reino de Dios que el camello pasar por el ojo de una aguja. Hay interpretaciones que eso era un portón de la ciudad, otras que usa esa metáfora sí, con toda su fuerza. No es lo más importante discutirlo ahora.
La gran enseñanza y ejemplo de Cristo es que la riqueza/bienes terrenos estén a SERVICIO de los demás, de los excluidos, desposeídos, del prójimo. Y nos da la gran esperanza: para Dios nada es imposible, la salvación no está cerrada para nadie, la misericordia de Dios es siempre más grande que nuestra “vana filosofía”.
Es interesante comparar la narración del “hombre rico” con el episodio de Zaqueo que además de publicano robaba, era corrupto como está tan de moda hoy en día. Jesús siente su deseo de mejorar, como el rico del texto, y lo va a visitar con las palabras “hoy la salvación entró en esa casa”. No le exige deshacerse de todo porque Zaqueo tenía todavía largo camino ya recorrido por el otro.
La conversión y el abandono en las manos de Dios con los caminos, difíciles, duros, es verdad, que exigen mucho pero posible por el SERVICIO al prójimo y la confianza absoluta en el amor y la misericordia de Dios y la reciprocidad por parte de nosotros, como hacía sus amigos Lázaro, Marta y María, las mujeres que le seguían, incluso María Magdalena que una tradición con “t” minúsculo nos hace creer que era una prostituta convertida. Tal vez para una Iglesia demasiado masculina sea difícil darle a esa mujer un rol tan importante en el movimiento de Jesús.
Que el Dios de la misericordia y de la Vida nos ayude a ser por lo menos como Zaqueo que distribuye parte de sus bienes, como el hombre rico que cumple, pero sin valor, para ponerlo todo al servicio de los demás.
Davina, te tocó comentar un evangelio duro y muy difícil para algunos aplicar.
Según mi apreciación, JESÜS no nos pide que nos despojemos ahora de lo que tenemos, pero sí que seamos generosos,lo que para el mundo de hoy: consumista, querer tener mas que el otro, no compartir lo que tenemos sino ,lo que nos sobra y no nos sirve, Jesús nos dice que hagamos lo contrario que tengamos lo suficiente porque hay muchos hermanos que NO TIENEN NADA y pasamos por su lado como si nada.
Jesús no desprecia a los ricos y ahora al que tiene ciertas comodidades tampoco, pero sí que no olvidemos COMPARTIR; no solo lo material sino lo mas importante el AMOR; SOLIDARIDAD, estar con los que nos necesitan
Al mirar mi hogar , creo tener lo suficiente e incluso ahora cuesta comprar algo porque con lo que tenemos basta y diría mas de lo que necesitamos. Si estoy cierta que tengo una tarea por delante y es amar , compartir, escuchar, solidarizar
Este es uno de los Evangelios mas actuales en el mundo de hoy en el cual Jesús nos habla día a día . Davina hace un análisis teológico magnifico que me ha conmovido mucho y le da sentido a mi búsqueda en el camino de crecimiento espiritual, una gran lucha que solo terminará el ultimo minuto de mi paso terreno. Muchas gracias por este regalo
Si tomamos literalmente las afirmaciones de Jesús, ciertamente se nos hace muy difícil cumplirlas. Veamos, paso a paso lo que nos dice y veamos, la importancia la sentencia final de Jesús.
Primeramente, debemos destacar que “Jesús fijó su mirada en él, le tomó cariño y le dijo…” Vale decir, no fue severo, le habló con cariño, como un padre a su hijo:
1. «Sólo te falta una cosa: vete, vende todo lo que tienes y reparte el Dinero entre los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo”. Jesús lo lleva a un extremo, pienso para hacerlo reaccionar, para ver hasta dónde es tan fuerte su fe y desapego de lo material y el “tener”. Pues vivimos esclavos, encadenados a lo que tenemos, aspiramos, deseamos, aunque sea algo superfluo.
2. Luego, Jesús, avanza más aun en ese extremo, y le dice: «Después, ven y sígueme.» En verdad, como lo comenta María Isabel Fuenzalida, es algo muy difícil, no solo en esa época, sino mucho más aun, hoy. Todos tenemos lazos y complejos compromisos y dependencias, tanto en el “ser” como en el “tener”. Tenemos pues, que adaptarlo, aterrizarlo a la realidad y circunstancias de cada uno. No creo que nuestro amigo Jesús nos pida algo que no podamos cumplir. Sonreirá y nos dirá con cariño: ¡está bien! Lo intentaste con todo tu corazón y algo hiciste, no te quedaste indiferente, quieto, no te apartaste de mi camino. ¡Cuento contigo en donde estés y puedas!
3. Jesús, le dijo a sus discípulos a modo de orientación sobre los peligros de la riqueza y NO al hombre rico: « ¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!» «Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.»
4. Enseguida, asombrados con esa sentencia (algo que igual a mí me impacta, dos años después), le preguntaron a Jesús sus discípulos (NO el hombre rico), ¿quién podrá salvarse?»
5. Y ahí, Jesús, vuelve a la realidad humana, a la imperfección del hombre. Con la verdad del Hijo de Dios, reconoce que ese extremo no es posible, al decirles, mirando fijamente a los ojos: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible.»