Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
28 May 08
Marcos 10, 28-31
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado»
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.» Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?» Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?» Contestaron: «Lo somos.» Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado.»
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos.»
Este texto, desde mi punto de vista, tiene cuatro ejes: subida para Jerusalén, muerte y resurrección, bautismo y servicio.
Subir para Jerusalén tiene un sentido metafórico muy profundo: ir al encuentro de la misión y vocación. Jerusalén es la ciudad santa, que iluminará e integrará todos los pueblos. Los discípulos de Emaús vuelven a Jerusalén después de reconocer a Jesús resucitado; los discípulos presentes en la ascensión dejan el monte de los Olivos hacia Jerusalén. Es de Jerusalén que vendrá la salvación, como pensaban los profetas y Jesús asume el mismo sentimiento.
La situación, como suponemos por el texto, ya estaba peligrosa, sus discípulos iban con miedo. Sin embargo, Jesús no desiste, no abandona su misión y sigue hacia Jerusalén, donde las autoridades lo quieren detener, y más, sacarle la vida.
La muerte y resurrección se integran al bautismo. Es todo una sola decisión, una sola vida, una sola entrega al Reino de Dios. Jesús, después de recibir el bautismo de Juan, va al desierto donde se encuentra consigo mismo y con Dios, allá es tentado por poder y riquezas, permanece fiel a su bautismo, a su vocación, a su misión de anunciar el Reino, liberar a los cautivos, dar vista a los ciegos, declarar el amor y la misericordia de Dios.
La fidelidad a su bautismo, al sueño de Dios, a sus hermanos/as, termina por llevarlo a la muerte que, sin embargo, no tiene la última palabra. Dios también es fiel, y no abandona a su hijo que desde la cruz lanza su último grito humano, Dios le resucita al tercer día.
Los dos hermanos que piden a Jesús un lugar especial, un día comprenderán, por el Espíritu, lo que entonces les decía Jesús y comparten su suerte (su bautismo) hasta el martirio. Eso, sin embargo, no garantiza primeros lugares en el Reino porque la comunidad mesiánica se rige por otros principios que no los del mundo: nuestra brújula es el servicio a los demás, a toda la creación de Dios.
¿Y nosotros? ¿Tomamos atajos para eludir los peligros de la fidelidad al Cristo o seguimos confiantes para “Jerusalén”? Que la Santísima Trinidad nos dé la fe, la esperanza y la caridad para corresponder a todo lo que hemos recibido. Amén.
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