Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
27 May 13
Marcos 10, 45-46
Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos. Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»
“Jesús, la noche anterior a su Pasión y Muerte, lavó los pies a sus discípulos, para que ellos hicieran también lo mismo” (Jn 13, 4). Cuando reflexiono en torno a este episodio quedo conmocionado sobre el valor pleno que tiene este gesto tan lleno de amor y humildad de su parte por nosotros. Jesús es el servidor por excelencia, el modelo que nos guía los pasos de cada día y que da sentido a toda nuestra acción humanitaria, sin embargo, siento desolación al constatar la poca consecuencia en torno a lo que proclamamos y lo que hacemos.
Afortunadamente tenemos referentes nuestros que nos enseñan que es posible amar a Dios por sobre todas las cosas en el servicio a los demás; Teresa de Calcuta los hizo dando todo de sí, diciendo: «El que no vive para servir, no sirve para vivir “y que bien lo hizo, como una de las máximas exponentes de la santidad contemporánea. ¡Qué insignificantes podemos sentirnos a su lado, buscando resguardo y faltando a la caridad; vivimos justificándonos todo el tiempo, en nuestro egoísmo que nos hace servirnos a nosotros mismos en esta cultura de la auto-referencia.
En medio de la prisa y las exigencias del día a día, hemos descuidado el servicio al prójimo. Es más, lo miramos como un competidor. Solo basta tomar el auto y tratar de conducir para constatar que vamos en medio de una “jauría de automovilistas rabiosos” que nos impone su poderío de cuatro ruedas. Las relaciones de servicio solo se dan en un contexto de remuneración y los “favores” se otorgan en la medida de que en el futuro se logre una compensación.
En nuestro país estamos en período electoral, y se repite el mal modelo que se vive en todos los estados frente a la misma situación: confrontación transversal de lucha de vanidades escandalosas, egoísmos, falta a la verdad, deslealtades y traiciones frente al deseo de poder y todo lo que ello conlleva. ¿Si vemos en nuestros políticos y legisladores esta deplorable actitud, que queda para el futuro de la nación y la aspiración de tener justicia social y trabajar por el bien común? Es tan crítica la situación, que las generaciones jóvenes se desilusionan del modelo construido y se niegan a sumarse a los proyectos presentados por las cúpulas dirigentes al no sentirse representados. El futuro es muy preocupante. Hemos perdido el rumbo porque como sociedad no estamos asumiendo el servicio que nos propone Jesús.
“No he venido a ser servido, sino a servir” (Mt 20, 28) es el mensaje que estamos llamados a rescatar. A pesar de mi diagnóstico de un país y un mundo en estado crítico, soy siempre optimista, porque para Dios no hay imposibles y estoy convencido de que formamos una gran fuerza de cambio que tiene a Jesús en el centro de la vida. El buen espíritu nos ilumina y nos fortalece, solo debemos confiar y trabajar: “En todo amar y servir”, como lo dice San Ignacio (Ejercicios espirituales,363). Como Cristianos tenemos todos (pastores religiosos y Laicos), la responsabilidad de reflexionar y presentar una imagen viva y unida de Cristo como un pueblo que camina. Mucha esperanza y alegría nos ha traído nuestro nuevo Papa Francisco, que ha decidido renunciar a antiguos ritos y privilegios que alejaban a los pontífices de la verdadera vida, para acercarse al mundo sencillo y caminar junto a nosotros sus hermanos, como lo hacía Jesús con sus apóstoles.
Los invito a través de los versos de Gabriela Mistral a alabar al Dios de la vida y asumir el trabajo con amor y entusiasmo por su obra diciendo: “Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir. Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender”.
Así sea.
Bueno, no me extraña la gran sensibilidad de Luis Lira, quien siempre me conmueve con sus comentarios, para tratar esta parte del evangelio; entiendo y comparto absolutamente cada una de sus palabras.
Más, la contingencia hoy, nos muestra que ante las torrenciales lluvias que azotan a nuestro país una gran cantidad de compatriotas, están sumergidos en una miseria de la que tantos somos ignorantes, no vemos, o simplemente no queremos ver. Sin embargo debemos considerarnos todos un poco responsables en ser causantes de esta miseria, y esta radica en otorgar el poder de nuestro país a una clase política en la que no vemos una conciencia plena en la voluntad “servir”, sino en la preocupación de su propia dieta; otra es, el dejarnos influenciar, y promocionar a través de los medios de comunicación la famosa cultura del consumo; o permitiendo que la respetable banca y las multitiendas se adueñen de los salarios más escuálidos de los chilenos; o, ¿cómo es posible?, que las AFP, que manejan las cotizaciones de los chilenos entren a la Bolsa, arriesgando los montos de las jubilaciones de sus afiliados; o, la protección de las leyes chilenas a las Isapres, practicantes de la más despiadada y poco solidaria forma de proporcionar salud a las personas, eso sí, una de las formas más rentables para sus dueños, (El ministro de salud ha dicho hace muy pocos días: ”La ley de Isapres necesita ser revisada”,…. más, al parecer, los proyectos duermen en el parlamento).
Sí, somos responsables por que lo permitimos, y seguimos permitiendo que grupos económicos vayan aumentando sustancialmente sus ingresos en desmedro de tantos. Dejarnos llevar y sustentar esta realidad que sólo algunos pueden mantener, es negar en forma absoluta la palabra de Jesús, quien se pone al servicio de los demás y manifiesta su cercanía al pobre, al necesitado y al sufriente.
El mismo abuso que nos parece tan atroz en los tiempos de Cristo, por parte de reyes y monarcas poderosos, se repite en la historia presente, sólo que con diferentes protagonistas, ahora se llaman “multinacionales”, “grupos económicos”, “holding”….etc., cuyos dueños son unos pocos, a los que todos servimos en cuanto caemos en sus enmarañadas redes.
Jesús ante el poderoso, dice: “yo vine a servir”, entonces, según su ejemplo, sirvamos a la vida, con nuestras capacidades, con nuestros talentos, con nuestra denuncia de las injusticias, con el cuidado al medioambiente, con la oración, con el amor y preocupación por la humanidad.
Que inquietante pregunta nos plantea Luis Lira. Pregunta que exige una respuesta personal, un compromiso de vida. Tal como lo plantea vivimos en una sociedad, en momentos políticos escandalosos de corrupción, engaños; de una feroz pelea por lograr el poder. Pero esa lucha por ganar el poder ¿es para servir? La pregunta más pertinente es en nuestra vida cotidiana, quizás más que en ningún lado en nuestro trabajo, ¿lo hacemos para comprar comodidad, bienes materiales solamente o también y en primer lugar para servir al prójimo? Creo que muchos ponen al prójimo en primer lugar, soy optimista en este punto.
Gracias Por tus comentarios Luis.