Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
02 Nov 09
Marcos 15, 33-39; 16, 1-6
«Jesús, dando un fuerte grito, expiró”.
Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: «Eloí, Eloí, lamá sabaktaní». (Que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?») Algunos de los presentes, al oírlo, decían: «Mira, está llamando a Elías.» Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.» Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: «Realmente este hombre era Hijo de Dios.»
[Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. Él les dijo: «No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron.»]
Hagamos unos minutos de silencio para contemplar el misterio de la muerte que es vencida por la Vida, por el Espíritu de Dios que transforma un cuerpo torturado en cuerpo glorioso animado por este mismo Espíritu.
Y la materia inanimada se queda en la tumba que guarda puros huesos, no la persona, ésta ya camina hacia los brazos de Dios y el regazo de nuestra madre del cielo.
Por ello no digamos día de los muertos sino día de los Vivos, de los que ya vencieron la muerte por la fuerza, la energía, el amor de la SSMA Trinidad.
Jesús está en el tiempo, encarnado. «Eran las tres de la tarde»… Está en el espacio, nació en una cultura, en un pueblo, en una familia, específicos. Ser concreto, como nosotros, excepto en el pecado, que no practicó, pero cuyo dolor y maleficio conoció en carne propia.
Como judío fiel y orante, al momento de la muerte, reza un salmo, el salmo 22 que empieza con un grito de abandono, de desamparo. Es un grito desgarrador de alguien que está al borde de la angustia total. Él grita y clama por cariño, por ternura y fuerza, por salvación. Es una súplica que le acerca al Padre, que refuerza su relación.
Fuera del tiempo ya está resucitado, su Padre lo salva, la materia queda atrás, la metáfora de la tumba vacía. Dios no le ha abandonado, sufrió con él y de este amor el Espíritu le devuelve la Vida en plenitud.
Volvemos al tiempo y al espacio. Las mujeres van a la tumba y no encuentran a su Rabí. «Él ya no está aquí. Él resucitó».
La tumba vacía es la metáfora de la esperanza, como dijo Benito XVI en Jerusalén, es la puerta de la nueva Vida, fuera del tiempo, del espacio, de los límites.
Así nos reencontraremos todos por la puerta y por el camino, llevados de la mano del Espíritu de amor que todo reconcilia.
Contemplemos y recemos por la Comunión de los Santos, recemos unos por los otros, vivos y Vivos para el Padre por Su Hijo en el Espíritu.
Amén.
Este Evangelio ha sido siempre para mí algo que me ha confundido: me he preguntado -¿Cómo: Jesús, hijo de Dios, clamando a su Padre-Dios el porqué lo ha abandonado? No puede ser, pero la reflexión de Davina me ha ayudado a comprenderlo. Sin embargo, deseo agregar que -en mi opinión- el que muere en la crucificación, es el Jesús hombre, de carne y hueso, con nuestra condición humana afecta al dolor, la angustia y la desesperación, pero como hombre se aferra a la ayuda salvadora. Jesús lo sufrió todo, su muerte fue un infierno que lo padeció como hombre y no lo evadió, aunque lo sabía desde un principio, para redimirnos y así mostrarnos con su resurrección, la existencia de la vida eterna. ¿Qué hubiese sucedido si Dios interviene en el momento de su muerte en la cruz y lo resucita frente a todos los presentes? ¿Porqué esperó tres días y lo hizo en el misterio, sin la presencia de los romanos y el pueblo?
Si la tumba vacía, es sólo una metáfora, uno puede concluir que la resurección del cuerpo es una metáfora. Si la resurección de Jesús es una metáfora, vana es nuestra fe.
Señor Manuel Muñoz
Lamento haber ofendido su fe. NO HE DICHO QUE JESUS NO RESUCITÓ, sólo que la tumba vacía quiere decir justamente que podemos tener esperanzas, que nuestra resurrección tb llegará. La tumba vacía no es prueba de la resurrección, ésta es experimentada vivenciada por las personas de fe. La tumba vacía es realidad y metáfora, sí, realidad porque estaba vacía, era un hecho y metáfora porque ES UNA REALIDAD QUE REMITE A OTRA, ésta la resurrección.
Si su fe fue agredida lo siento mucho, pero necesito ser fiel a lo que he estudiado, aprendido, experimentado.
Cordialmente
Davina Moscoso de Araujo
Master en teología bíblioca por la PUC RJ Brasil
Interesantes reflexiones de Patricio Gomez de Chile, yo también soy chileno. Es así como lo plantea, creo, la lucha entra la naturaleza humana y la naturaleza divina de Jesús. En “Agonía de Jesús” San Juan 12, 27-28 leemos “Ahora mi alma está turbada. Y ¿Qué voy a decir? Pero ¡si he llegado a esta hora para esto: Padre glorifica tu Nombre”. O en Lucas 22, 41 “Padre, si quieres aparta de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la Tuya”. Marcos 14,36 “Abba, padre; : Todo es posible para Ti; aparta de mi esta copa; pero no sea lo que yo quiero sino lo que quieras tu”. Solo Jesús mientras sus apóstoles duermen, en su agonía, sabiendo lo que le espera angustiado sufre en su naturaleza humana, pero acepta la voluntad divina.Que hubiera pasado si Jesús hubiera resucitado al instante de morir o su otra reflexión de por que esperar tres días, ya es algo más extenso de comentar.
Davina Moscoso de Brasil, estimada hermana en Cristo, para nada ha ofendido mi fe. Es tan bueno cambiar opiniones gracias a esta página. Mi punto es que no es una metáfora la tumba vacía, es una realidad, la realidad de la resurrección. Siempre me han enseñado que central a nuestra fe es la resurrección y que vana es nuestra fe si no creemos en la resurrección y la vida eterna.Si la ausencia del cuerpo de Jesús en la tumba vacía es una metafora o la trata como una mera metafora, creo que confunde. Con afecto y siempre en el amor de Cristo. Manuel Muñoz
Los católicos y creyentes de diversas Iglesias que tenemos en común nuestra fidelidad y seguimiento a Jesús y a un único y mismo Padre-Dios, debemos reflexionar a la luz de la vida y misterio de Jesús, quién hecho hombre se insertó en nuestro mundo terreno y nos enseñó a vivir en el amor fraterno, solidario y pleno. ¡Qué ejemplo testimonial de sufrir, agonizar y morir como hombre en la cruz!
Hoy en día, en que vivimos en un mundo tan complejo, egoísta, individualista, exitista, que se ha olvidado de Dios, debemos volver nuestra mirada y corazón a Jesús, pues Él es el camino.