Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
31 Mar 18
Marcos 16, 1-7
Id a Galilea. Allí lo veréis
Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para embalsamar el cuerpo. Y muy temprano, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Se decían unas a otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?» Pero cuando miraron, vieron que la piedra había sido retirada a un lado, a pesar de ser una piedra muy grande. Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron. Pero él les dijo: «No se asusten. Si ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado; pero éste es el lugar donde lo pusieron. Ahora vayan a decir a los discípulos, y en especial a Pedro, que él se les adelanta camino de Galilea. Allí lo verán tal como él les dijo.»
Estamos en Semana Santa. Este sábado nos corresponde leer y reflexionar el relato de el Evangelista Marcos que nos habla de la resurrección de Jesús de Nazaret, hijo de Dios, volviendo a la vida, triunfando contra la muerte y cumpliendo lo que anunciaban las antiguas sagradas escrituras. Hemos leído y oído tantas reflexiones que me parece inoficioso agregar una más. Bajo una percepción personal, deseo señalar solamente que la lectura me despertó dos preguntas.
La primera, una inquietud por mi fe. ¿Habrá sucedido así? Estamos hablando de un hecho de hace más de dos mil años transmitidos por la tradición. ¿Tengo suficientes razones, vivencias, testimonios, fundamentos teológicos para creer? Me surgen pequeñas grietas. Dejo que mi muy estructurado proceso racional empiece a trabajar. Con los avances de la tecnología actual, nos es más fácil darnos cuenta de que somos como un maravilloso y casi perfecto computador electrónico que ordena, clasifica, evalúa y resuelve incógnitas. Y, nada menos, ¡qué gran misterio es la resurrección de Jesús y el paso a la vida eterna que nos anuncia el Señor! Sin embargo, sostengo que es un camino errado, que no conduce a nada, salvo a dar vueltas y vueltas, sin avanzar. Lo he experimentado y lo confieso. He estado perdido. ¿Qué hacer, entonces?
Lo más simple es un salto al vacío, un salto a ciegas, entregarse confiadamente al corazón. Hay en nosotros una fuente interna que nos liga con algo superior, nos hace ver que somos una pieza de un gran puzle por completar. Es la energía que nos da vida y motiva a la búsqueda de dar y comprender el sentido de nuestras vidas. En pocas palabras, es la Fe. Hoy, en la noche del sábado, debemos soltarnos de nuestras amarras, de aquellas rígidas estructuras que nos hacen darnos vueltas sin avanzar, es hora y tiempo de afirmar: ¡Creo en Ti, Dios Padre! Dar el gran salto, ya no al vacío, sino a lo que es nuestro sentido de la vida: retornar al seno del Padre. Quienes han tenido la fortuna de haberlo experimentado y haberse mantenido en ese escenario, esto es, viviendo en plenitud la Fe, este sábado Santo podrán celebrarlo con gran regocijo.
La segunda pregunta que me hecho es: ¿Por qué Jesús vuelve a Galilea? ¿Por qué no se quedó en Jerusalén? Una primera lección que nos deja es que se trata de un camino, es decir no quedarse en donde murió. Sale de allí y va a otro lugar. Hay allí una pista para encontrar la vida eterna. Para llegar a la Casa de Dios Padre, hay que emprender un viaje e implica, dejar atrás muchas cosas, prácticamente todo. ¿Dónde o cual es el camino? En Juan 14,6 tenemos la respuesta: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
El sacerdote diocesano y teólogo español José Antonio Pagola ha escrito al respecto: Galilea ha sido el escenario principal de su actuación. Allí le han visto sus discípulos curar, perdonar, liberar, acoger, despertar en todos con una esperanza nueva. Ahora sus seguidores hemos de hacer lo mismo. No estamos solos. El resucitado va delante de nosotros. Lo iremos viendo si caminamos tras sus pasos. Lo más decisivo para experimentar al «resucitado» no es el estudio de la teología ni la celebración litúrgica sino el seguimiento fiel a Jesús.
Soy gran aficionado a las canciones religiosas, hoy no puedo concluir esta reflexión, sin invitarlos a cantar con alegría, cerrando los ojos y sacando fuerza del corazón, aquellas estrofas del caminante de Emaús. Al igual que él, luego de la tristeza inicial, hoy sábado de Gloria vuelvo feliz ….
¿Qué venías conversando? me dijiste, buen amigo;
y me detuve asombrado a la vera del camino.
¿No sabes lo que ha pasado allá en Jerusalén?
De Jesús de Nazareth a quien clavaron en la cruz,
por eso me vuelvo triste a mi aldea de Emaús.
Por el camino de Emaús, un peregrino iba conmigo
no lo conocí al caminar ahora sí, en la fracción del pan.
Van tres días que se ha muerto y se acaba mi esperanza.
Dicen que algunas mujeres al sepulcro fueron al alba.
Pedro, Juan y algunos otros hoy también allá buscaron.
Mas se acaba mi confianza no encontraron a Jesús
por eso me vuelvo triste a mi aldea de Emaús.
(Pero) Por el camino de Emaús, un peregrino iba conmigo
no lo conocí al caminar ahora sí, en la fracción del pan.
Muy buena reflexión me quedo en Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Humildemente me siento muy cerca de Jesús sin practicar los ritos, solo sintiendo a Dios en mi vida laz 24 horas El me regala a cada instante mas Fe.
Como dices Tú soltar todas las amarras que no permiten practicar el mandamiento del