Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
07 Ene 17
Marcos 2, 1-12
“Hijo, tus pecados te son perdonados”.
Tiempo después, Jesús volvió a Cafarnaún. Apenas corrió la noticia de que estaba en casa, se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta. Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla. Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla. Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, se te perdonan tus pecados.» Estaban allí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron en su interior: « ¿Cómo puede decir eso? Realmente se burla de Dios. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?» Pero Jesús supo en su espíritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: « ¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil decir a este paralítico: Se te perdonan tus pecados, o decir: Levántate, toma tu camilla y anda? Pues ahora ustedes sabrán que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados.» Y dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.» El hombre se levantó, y ante los ojos de toda la gente, cargó con su camilla y se fue. La gente quedó asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: «Nunca hemos visto nada parecido.»
Me ha correspondido reflexionar sobre uno de los milagros más conocidos del Evangelio. Mucho hay para comentar sobre este hecho, pero quisiera quedarme con la atrayente personalidad de Jesús.
Partamos diciendo que “apenas corrió la noticia que Jesús estaba en casa, se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera en la puerta”.
Para entender algunos detalles del pasaje será necesario saber que las casas en Palestina tenían una techumbre plana, como una terraza. Era corriente que hubiera una escalera exterior para subir. La cubierta estaba formada por vigas planas que iban de una pared a otra separadas por un metro entre sí. Este espacio entre las vigas se llenaba de cañizo y de tierra.
Hasta ese momento Jesús había demostrado su autoridad y poder en la esfera física al curar todo tipo de enfermedades; y espiritual al echar fuera demonios. Ahora va a demostrar su autoridad en la esfera moral: a perdonar el pecado.
En cualquier caso, cuando Jesús curó al paralítico, fue directo a la causa, es decir, el pecado, aunque también resolvió sus efectos, la parálisis. No iba a remediar una condición temporal sin ocuparse de la condición eterna, porque el pecado es una actitud de la mente y del corazón. Actualizándolo a nuestros días, Jesús insistiría que nuestro mayor problema es el pecado; no la parálisis, ni el terrorismo, ni el calentamiento global, ni el desempleo, ni la falta de amor o educación, sino el pecado.
En los años 70, época en la que Marcos escribe su evangelio, había muchos conflictos en la vida de las comunidades, pero no siempre sabían cómo comportarse ante las acusaciones que venían de parte de las autoridades romanas y de los líderes judíos. En aquel tiempo se pensaba que los defectos físicos (paralítico) eran un castigo de Dios por algún pecado. Los doctores enseñaban que esa persona impura se volvía incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los enfermos, o los pobres se sentían rechazados por Dios. Pero Jesús no pensaba así. Aquella fe tan grande era una señal evidente de que el paralítico estaba siendo acogido por Dios. Por eso, declaró: Tus pecados te son perdonados, es decir: “¡Dios no te aleja de él!” Con esta afirmación Jesús niega que la parálisis fuese un castigo debido al pecado del hombre.
Inmediatamente los escribas cuestionaron la autoridad y el derecho de Jesús para perdonar pecados, así que, Jesús demostró su afirmación de la manera en que ellos podían comprenderlo. Ellos mantenían que un hombre estaba enfermo porque era un pecador. Por lo tanto, no se podría curar hasta que fuera perdonado de sus pecados. Cuando Jesús curó al paralítico, puso en evidencia que también sus pecados habían sido perdonados.
Otro detalle importante es que al actuar de esta manera, Jesús estaba pasando completamente por alto el sistema de sacrificios establecido en el Antiguo Testamento, y aún vigente en su tiempo. ¿Por qué no ordenó al paralítico ir al templo y ofrecer un sacrificio por el pecado? Jesús es acusado de blasfemia por los dueños del poder. La afirmación de Jesús era contraria al catecismo de la época.
Este milagro reveló tres cosas muy importantes: 1) las enfermedades de las personas no son un castigo por sus pecados. 2) Jesús abre un nuevo camino para llegar hasta Dios. Aquello que el sistema llamaba impureza no era impedimento para que las personas se acercaran a Dios. 3) El rostro de Dios revelado a través de la actitud de Jesús no es el rostro severo de Dios revelado por la actitud de los doctores.
Esto me recuerda el testimonio de un drogadicto que se recuperó y que ahora es miembro de una comunidad cristiana. Dijo: “Me crie en la religión católica. Mis padres eran muy practicantes y querían que los hijos fuesen como ellos. La gente era obligada a ir a la iglesia siempre, todos los domingos y las fiestas. Y cuando no iba, decían: «¡Dios castiga!” Yo no iba a gusto, y cuando crecí, poco a poco me fui alejando. El Dios de mis padres no me gustaba. No lograba entender cómo Dios, creador del mundo, se convirtiera en un juez para mí, amenazándome con el castigo y con el infierno. ¡Me gustaba más el Dios de mi tío, que no pisaba la iglesia, pero que todos los días, sin falta, compraba el doble de pan que necesitaba, para darlo a los pobres!»
Vivimos en una sociedad donde el sentido de pecado está casi perdido, incluso en los que nos decimos seguidores de Jesús, eso se observa en que cada vez frecuentamos menos el Sacramento de la Penitencia, aunque este sea comunitario. Casi nadie reconoce sus faltas, todo lo hacemos por inercia. Otros, si se reconocen pecadores, pero viven como si no lo fueran aunque hagan daños a todas aquellas personas con las que conviven. Cuando creemos realmente en Jesús, tenemos confianza en Él, nos dejamos llenar por su gracia, por su misericordia, por su amor y ello nos llevará a vivir libres, estaremos sanados integralmente: interior y exterior. En cambio, si somos de las personas que viven en pecado continuo, sin reconocerlo y nuestra actitud es negar su misericordia y amor, entonces siempre viviremos atados al pecado y nuestro cuerpo será esclavo de la enfermedad, pues el pecado daña. Tengamos confianza como la tuvo el paralítico y sanemos nuestra mente, nuestro corazón y nuestra vida.
En este texto Marcos nos habla de la confianza y, para él, confiar en Dios es ponernos totalmente en sus manos, dejar que Él nos sane por dentro y por fuera. Cabe proponernos releer este evangelio varias veces, aplicárnoslo y caer en la cuenta qué tipo de seguidor/a soy. Sigo a Jesús ¿con total confianza? ¿escéptico/a? o por el contrario no lo sigo y encima niego la misericordia y el amor de Dios que se manifiesta a través de Jesús. En este pasaje observamos que el Señor hizo una obra completa con el paralítico: le perdonó sus pecados y restauró su cuerpo. Es importante que no asociemos el término salvación únicamente con lo espiritual y dejemos de lado el aspecto físico. Aquí aprendemos que la obra de Cristo es completa y abarca la totalidad de las necesidades del hombre caído.
Isabel Margarita Garcés de Wallis
Yo soy de las personas que se deja llevar por DIOS, aceptando lo que la vida nos pone en el camino, solo confiando en ËL que te da las fuerzas necesarias para cargar la cruz que a cada uno nos toca.
Esto no significa que no sea pecadora, pero a diario le pido a DIOS que me regale mucha FË
A mi me impresiona eso de «¿Porque piensan así?» O sea el Señor sabe lo que pensamos, lo bueno y lo malo, las tentaciones y las luchas. La fidelidad de los Domingos y la realidad de la semana…el poco bien que hacemos porque no dejamos florecer el amor en plenitud……
¿cuantas almas en el purgatorio esperan nuestras oraciones?
¡¡Señor Cristificanos otra vez!!