Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
24 Ene 11
Marcos 3, 13-19
«Fue llamando a los que Él quiso y los hizo sus compañeros»
Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con Él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananeo, y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.
Hay mucho que decir de Marcos Evangelista. Aunque todo indica que no conoció al Señor, sí estuvo muy metido en las andanzas evangelizadoras de Pablo y Pedro. Junto a Bernabé, su tío, acompaña a Pablo en su primer viaje hacia Antioquía (Hechos 13). Marcos los abandona y Pablo se molesta. Con Pedro las relaciones son mejores, le sigue en su peregrinar apostólico. Es su discípulo. Cuando Pedro es liberado de la cárcel, se refugia en la casa de los padres de Marcos… “donde muchos aguardaban a Pedro, orando” (Hechos 12). Todo indica que la familia de Marcos participaba en algún grupo de seguidores de Jesús, y que Marcos, desde joven tuvo algún vínculo con los primeros discípulos. Pedro lo amaba como a un hijo. La Tradición lo considera autor del primer Evangelio escrito (alrededor del año 60), más o menos 25 años después de la muerte del Señor. Muy poco tiempo para la época. Como no fué discípulo directo de Jesús, basó su relato según la predicación de Pedro… “lo que le oía decir a Pedro acerca de Jesús”. Sus días terminan en plan misionero en Alejandría (Egipto), allí fundó una Comunidad y Escuela Cristiana Apostólica. Fallece el año 68.
Me gustaría compartir algunas reflexiones a tres frases del inicio del texto.
1.- “Llamó a los que El quiso escoger” Nuestra adhesión a Jesús, el compromiso con Él y su Evangelio, (nivel y profundidad que sólo Él conoce) tienen origen y causa en una decisión del mismo Señor. Las circunstancias que rodean o explican que tú y yo seamos creyentes, son el tramado a través del cual el mismo Señor me y te llamó. Un continente cristiano, un país católico, una familia creyente, un colegio religioso quizás… son ése tramado. Es la experiencia de todos sus seguidores. Isaías, dice que fué “llamado desde el seno de su madre” (Is 49)… David en el campo cuidando el rebaño. Cada uno de los discípulos sintió ésa elección. Unos a la orilla del lago, otros pescando, Mateo en su negocio del tributo al César, Zaqueo arriba de un árbol. Recomiendo leer Juan 1,15. Pablo, también relata su experiencia… “Pero Dios me escogió antes que Yo naciera y por su mucho amor me llamó. Entonces, cuando Él así lo quiso, me dió a conocer a su Hijo, para que yo le anunciara” (Galatas 1). No queda más que confiar, hemos sido elegidos… “me has mirado a los ojos y has dicho mi nombre”. Confianza en Él… Él no suelta la mano, y a nadie deja atrás. Pedro se lo contó a Marcos, nunca lo olvidó, debe haber sido como el encuentro con el amor primero… inolvidable. Hace algunos años, acompañando a universitarios en Trabajos de Verano, en el Sur, nos hospedamos en la casa de un obrero que cuidaba una obra. En largas conversaciones al término del día, nos confidenció, con emoción, su conversión al evangelismo… “Tuve un encuentro personal con Jesús mi Salvador”. Sueño con creyentes de mi Iglesia donde los que estemos, hayamos tenido un encuentro personal con Jesús Salvador… y se sienta en los encuentros de las comunidades y en la Eucaristía Dominical.
2.- “Nombró a 12 de ellos, para que estuvieran con Él”. Es más que cumplir los mandamientos, es Estar con Él. Se trata de establecer un vínculo personal y estable… algo más que “hacer la pega”. Los judíos de su tiempo entendían mejor porque les evocaba la palabra Alianza. Juan repetirá su palabra predilecta permanecer. “ Yo les he amado permanezcan en Mi amor” (Juan 15). “El que come Mi carne y bebe Mi sangre permanece en Mi y Yo en Él” (Juan 6). Es continuidad en la relación, es un vínculo de carácter intimo. Entender esto clarifica la insistencia del Señor “en orar siempre”, “en escuchar su Voz”, en “atender a las señales de los tiempos”. Esto explica también, porqué hay creyentes, hombres y mujeres, que dejan todo para dedicarse a Él en la Vida Contemplativa (“aunque haya que hacer tanto en el mundo”)… para estar con Él… y no sólo cuando lo invoco por ayuda en problemas o cuando voy a Misa en la Iglesia.
3.- “Para enviarles a predicar el Mensaje”. La elección para ser Discípulo tiene un propósito: ser Misionero. Es casi una ecuación aritmética: si es discípulo debe ser misionero. Ser llamados y escogidos para estar con Él, tiene un significado: ser Misioneros. Aunque siempre fue así, en estos últimos años, para ser más preciso desde el Vaticano II, 1962, la Iglesia viene remachando esta verdad… “La iglesia es por naturaleza Misionera”; “El cristiano, por el Bautismo, es misionero”; La Iglesia es una Iglesia “enviada a los pueblos”… Aquí está la tarea (más bien una asignatura pendiente) ser Misionera… no instalada. Parroquias Misioneras, Colegios Misioneros, Cristianos Misioneros… “ligeros de equipaje”. Es “la prueba de la blancura” de la profundidad y nivel del compromiso del “estar con Él”. Pedro, dijo a los Jefes de los Sacerdotes en Jerusalén, (seguramente lo oyó Marcos) “no podemos callar lo que hemos visto y oído” (Hechos 4,20) y Pablo agregará con similar énfasis … “Ay de mí si no evangelizare” (Romanos 9,17).
La eterna disyuntiva entre el ser y el hacer.
Jesús Habla a Marta y le dice que lo primero es estar en su presencia, devocional personal, a solas.
Lograr la intimidad, para poder predicar, hablar, evangelizar sobre un Dios conocido de primera mano. No por libros, prédicas o testimonios de terceros.
Maria había escogido estar en su presencia y Marta “hacer la obra”, trabajar para el Señor, atenderlo.
Pero lo primero es lo primero. Una vez que conocemos a Dios, ya no lo podremos esconder, “evangelizar” será natural.
Darlo a conocer, o simplemente “tocar el tema” con algún amigo o colega.
Tiempo a solas temprano, después, a hacer el día.
Muchas gracias. Me gustó mucho esta reflexión. Su primera parte se complementa con un estudio que hicimos este año sobre el evangelio de Marcos, siguiendo al biblista Ariel Álvarez Valdés
Saludos,
Desaría que Juan Zerón comentara después de ese texto uno de Mateo, otro de Lucas y otro de Juan para que conociéramos mejos a los evangelistas. Su forma de presentarlos es sencilla, bíblica y ya nos sumerge en su mismo evangelio.
Ojalá nos demos cuenta de que nuestra participación en la misión anunciadora no es una decisión personal, además de fruto de la gracia, es un llamado, una elección del mismo Jesús. Para ello, como dice nuestro brillante comentarista, es necesaria una relación constante y estable con él, que supone oración y vida en comunidad, sólos no alcanzamos la grandiosidad del anuncio. Ún compositor chileno, ahora tb escritor, Patricio Mans, escribió una canción «El equipaje del destierro» que bien nos dice como debemos partir,al contrario del destierro, a la tierra prometida.
Y llamó a los que El quiso y vinieron a El.
Es la raíz de nuestra vocación en la Iglesia, familia espiritual y real…elegidos para compartir el Amor de manera sencilla y fraterna.
Acercarnos al Padre, al Amigo, al Salvador…IR acción dinámica en nuestra día cada momento…con cada persona,…
Somos una sola familia con un mismo espíritu.