Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
28 Ene 13
Marcos 4, 21-25
Parábola de la lámpara y de la medida
Jesús les dijo también: «Cuando llega la luz, ¿debemos ponerla bajo un macetero o debajo de la cama? ¿No la pondremos más bien sobre el candelero? No hay cosa secreta que no deba ser descubierta; y si algo ha sido ocultado, será sacado a la luz. El que tenga oídos para escuchar, que escuche.» Les dijo también: «Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía. Sépanlo bien: al que produce se le dará más, y al que no produce se le quitará incluso lo que tiene.»
En muchos cristianos, católicos y de otras iglesias, existe -en mi opinión- un criterio erróneo que se arrastra por siglos y que nosotros lo aprendemos en nuestra formación desde pequeños en el hogar y/o del colegio que “encapsula” o “limita” nuestra visión para comprender y aplicar las palabras de Jesús como una sabiduría divina que trasciende las circunstancias, el contexto socio político-cultural-económico y espiritual de cada época. Algunos toman las palabras en forma literal y como no corresponde a una visión de la realidad de hoy, la aplican en forma diferente al espíritu del Señor, se cae -entonces- en normas de vida rígidas, que implican sacrificios inútiles que no conducen a amar al prójimo, a ser solidarios, comprensivos y solidarios. Otros, toman la palabra como un recuerdo de la historia sagrado y, por tanto, queda como un recordatorio socio-cultural que no se debe aplicar a la vida diaria.
En fin, debemos ocuparnos de leer el Evangelio con una predisposición a escuchar lo que el Señor nos quiere decir hoy, para el mundo en que vivimos y en el que somos parte del cotidiano quehacer. De lo contrario, será “palabra muerta”. Los creyentes, religiosos y laicos, estamos llamados a ser “la luz del mundo”. Pero, a dar testimonio con nuestras actitudes y actuares.
Al revisar nuestras vidas y del medio que nos rodea, ¿qué vemos? Egoísmo, hipocresía, corazones fríos, vivencia en mundos separados… ¿Podemos, en conciencia, decir que somos -entonces- “luz del mundo”? En ello, muy pocos se escapan, pues esta incoherencia entre fe y vida, la podemos ver tanto en el mundo de los religiosos, incluso de alta investidura, como en el mundo de los laicos, que conformamos “el pueblo de Dios”.
Nuestras Cartillas semanales, preparadas por laicos insertos en el mundo de hoy que buscan dar orientaciones para que los cristianos nos habituemos a leer el Evangelio como nuestro libro de consulta diario y apoyo de nuestro Dios-Padre, tienen hoy la oportunidad para reiterar esa invitación de modo que juntos seamos luz que descubra la verdad, que implica “ver y escuchar” para dar justicia, perdón y amor, dejando a un lado la ceguera, la sordera y una conciencia dormida que es una mezcla de indolencia y falta de auténtico espíritu cristiano.
¿Llegará el día en que en nuestra sociedad tan materialista y exitista, con gran carencia de amor fraterno, pueda ir saliendo de ese mundo gris, oscuro o de penumbra, gracias a la luz del camino que nosotros, los seguidores de Jesús vayamos extendiendo con nuestras acciones y obras? ¿Seremos capaces de transmitir nuestro entusiasmo y pasión enraizada en la fe y la esperanza?
Revisemos nuestra vida en el contexto del quehacer cotidiano: ¿Actuamos para que aquello que está oculto salga a la luz, o somos cómplices con nuestro indolente silencio? ¿Qué denunciamos? ¿Ayudamos a encontrar la verdad yendo a las causas y raíces de los problemas de hoy?
De nuestra labor que nos pide el Señor, ¿Qué producimos? ¿Justicia? ¿Equidad? ¿Auxilio? ¿Misericordia? ¿Alegría? ¿Paz?
¡Qué fuerte y directo es Jesús! cuando nos dice al respecto: “al que produce se le dará más, y al que no produce se le quitará incluso lo que tiene”.
Los invito esta semana, en que muchos están disfrutando de las vacaciones de verano del hemisferio sur, para darse unos minutos y reflexionar a la luz de las sabias palabras que Jesús nos dice hoy en la lectura del evangelio de este jueves 31 de enero, último día del mes.
Estimado amigo y compañero de fe, Patricio, te agradezco las sabias palabras y doy testimonio de que eres coherente con lo que predicas.
Algo, sin embargo, deseo compartir. Hace dos días, hubo una gran tragedia, una de las muchas, en mi país, Brasil: el incendio en una discoteca en la ciudad de Santa María que queda al sur. 232 personas murieron, la gran mayoría jóvenes y 129 están muy heridas. Hay dos lados en ese hecho: el egoísmo, la avaricia, la ganancia, el desrespeto por la vida humana que se torna menos que la plata. Gracias a Dios hay el lado de la inmensa solidaridad, generosidad, entrega de muchos que se portaron como luz para el mundo. Un muchacho en sus veinte consiguió salvarse pero volvía a cada rato para salvar a otros/as. Ha salvado a 14 jóvenes y al final no resistió, Dios lo encontró tan bueno que lo llevó para Sus brazos de donde bendecirá a todos nosotros
Hace algún tiempo, en el funeral de un joven conocido, mi ciudad estaba conmocionada, él había desaparecido algunos días antes y fue encontrado ahorcado en un vehículo en medio del desierto, se había suicidado. Su familia antigua y muy querida, de intachable conducta, gente buena y trabajadora se habían quedado sin su hijo, hermano, padre, tío, amigo………; la iglesia estaba repleta, connotados personajes, autoridades locales y nacionales estaban presentes; sentados delante de mí, se encontraban dos de sus amigos que pertenecen a la iglesia evangélica. Sus padres que deben bordear los 80 años, no me explico cómo, permanecían erguidos, aunque inmóviles, estáticos, demacrados y con el rictus que produce la tristeza más dura, escuchaban la misa desgarrados por el dolor; llegada la hora de las ofrendas el sacerdote que oficiaba la triste ceremonia pide a la asamblea “que dado que se trataba de un funeral de gente pudiente, la colecta fuera bastante generosa”, en ese minuto recorrió mi cuerpo una extraña sensación, creo que lo que sentí fue vergüenza, sobre todo ante los miembros de otra iglesia que fueron testigos. Probablemente no hay gran error en lo que el sacerdote dijo, pero ¿me gustaría a mí que en funeral de un familiar muy querido se hiciera ese requerimiento?, ¿no es una falta de solidaridad ante el dolor?, ¿está bien que se solicite mejor recaudo de la limosna en una circunstancia tan triste?, en realidad no lo sé, sólo sé que muchos de muchos de los participantes nos sentimos muy mal. ¿Cómo hubiese actuado la “Luz del mundo” en ese momento?, ¿si en vez de actuar con solidaridad ante el dolor, vemos como una “oportunidad” de aumentar nuestras arcas?, ¿no es lo mismo que muchos grandes inversionistas, ante un eventual excelente negocio, pierden la perspectiva de la humanidad y bien común, y sólo los mueve la rentabilidad del negocio?.
En esta parábola se habla de producción; sin entender de economía, sé que los buenos negocios se miden por su nivel de productividad y dividendos, ¿pero cuál es la producción de la que nos habla Jesús aquí?, sin duda de la eficacia de su palabra, cuanto producimos de generosidad, de fraternidad, de solidaridad; cuan multiplicadores somos de su vida, pasión y muerte; y créanme la rentabilidad de estas “inversiones”, no tiene nada que ver con las que nuestra sociedad nos ha acostumbrado a respetar, presumir y admirar.
“Con la varas que mides serás medido”, si eres generoso, solidario, afectuoso, si respetas la dignidad de los débiles, si amas a tus semejantes como a ti mismo……. así mismo todos seremos juzgados.
Me adhiero a la tristeza que embarga hoy a nuestros hermanos del Brasil, tantas vidas jóvenes cercenadas, no pueden dejar indiferente a nadie. Dios les brinde su acogida en su amor supremo y sublime.
No saben como les agradezco sus contínuas reflexiones. A mí me llenan de alegría cada semana que me llegan. De modo que muchas gracias. Creo que es un muy buen trabajo evangelizador el que ustedes hacen. de modo que muchas gracias.
Cecilia Serrano G.
Concejala Comuna de Las Condes