Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
23 Ene 12
Marcos 4, 26-34
Echa simiente, duerme y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo.
Decía también:- Sucede con el reino de Dios lo mismo que con el grano que un hombre echa en la tierra. No importa que él esté dormido o despierto, que sea de noche o de día. El grano germina y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da fruto por sí misma: primero un tallo, luego la espiga, después el trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto está a punto, en seguida se corta con la guadaña, porque ha llegado la cosecha.
Proseguía diciendo:- ¿Con qué compararemos el reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Sucede con él lo que con un grano de mostaza. Cuando se siembra en la tierra, es la más pequeña de todas las semillas. Pero, una vez sembrada, crece, se hace la mayor de todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra.
Con muchas parábolas semejantes les exponía el mensaje, adaptado a su capacidad. Sin parábolas no les exponía nada; pero en privado, a sus discípulos, les explicaba todo.
El capítulo 4 del Evangelio de Marcos nos presenta cuatro parábolas… y tres de ellas tienen que ver con las semillas y con el brotar de las plantas. La más conocida de ellas es la primera: la parábola del sembrador, que es explicada por el mismo Jesús y tiene que ver con las personas y la forma de acoger el mensaje (Mc 4,1-20).
Las dos parábolas que encontramos hoy, y que el mismo Jesús llama parábolas del Reino, se refieren más bien al mensaje en sí. La primera hace relación con la acción silenciosa de Dios, que hace que la semilla, independiente de la acción del sembrador, germine y dé abundante cosecha. Aunque las personas nos damos el trabajo de preparar el terreno y de sembrar, la vitalidad está en la semilla misma, que se desarrollará a su propio ritmo porque Dios actúa más allá del trabajo humano.
Al respecto, quisiera compartir que como biblista, me ha tocado impartir diferentes cursos y talleres sobre libros de la Biblia o sobre temas específicos. Siempre pongo mi mejor esfuerzo en preparar el trabajo a realizar, pero antes de comenzar el curso en sí, me pongo ante la presencia del Señor y le digo de corazón: “Señor, tu sabes que yo hago la parte que me has encomendado, pero yo sé que el resto del trabajo te toca a ti…”
A veces nos afanamos porque todo salga perfecto y luego nos frustramos porque creemos que con nuestra acción no estamos cambiando nada… que el Reino que esperamos y por el cual nos desvelamos, tarda más de lo necesario en venir… vemos que por mucho que nos empeñemos, el mundo de injusticias no cambia y la gente parece haberse olvidado de Dios… Esta parábola es un llamado a la esperanza, a no dejarnos descorazonar porque los resultados no llegan… es una invitación a confiar en la acción de Dios y en la fuerza de la semilla del Reino, que irrumpe cuando menos pensamos. Es como el “desierto florido” del norte de Chile, que guarda las semillas por muchos años hasta que, al caer un poco de lluvia, se transforma en un hermoso jardín.
La segunda parábola nos presenta el magnífico resultado de la acción de Dios: el Reino es como un gran árbol que nos cobija a todos y todas… aunque haya brotado de una semillita que parecía insignificante. Ambas parábolas son una invitación a confiar que, tal como la tierra producirá grandes plantas de pequeñas semillas, así también podemos confiar que otro mundo es posible, aunque nuestras acciones sean pequeñitas, porque Dios traerá un gran Reino.
Sra Corina, a propósito de sus palabras:……..
Dado a que he vivido muchos años de mi vida en el norte chileno, he sido testigo de muchas floraciones del Desierto Atacameño, ninguna como la del año 2011, incluso aún en estos días de Enero es posible encontrar algunas áridas dunas cubiertas de un manto multicolor. Millones de semillas dormidas en el suelo reseco de la tierra soleada, geminaron con la bendita lluvia, que sacio la sed de estos desolados parajes y dieron origen a un jardín casi indescriptible. No sé si tendré oportunidad de volver a ver este espectáculo maravilloso con que Dios nos deslumbró esta primavera. En lo personal y rogándoles me disculpen por mi autoreferencia: la variedad de las flores imposible de contar, el colorido deslumbrante y el delicado aroma de algunas de ellas, causaron en mí una profunda emoción. Fue una manifestación de vida y de Dios.
Marcos, nos presenta la voz del Maestro plena de esperanza, en la cual el Reino del Padre se nos hace accesible a toda la humanidad, sólo debemos ser tierra fértil para alojar en nuestros espíritus la semilla de la fe.
La gran mayoría de los seres humanos son tocados en algún momento y circunstancia de su vida por la inexorable verdad de la existencia de Dios, es decir la semilla es sembrada en la humanidad; muchas veces germinará, otras tantas , lamentablemente no.
Toda semilla lleva intrínsecamente el potencial para desarrollarse y constituir una flor hermosa o en un fuerte arbusto capaz de alojar y ser el soporte de otras vidas. También cada ser humano puede desarrollar su espíritu en la fe y el Amor, y constituir el soporte de otros en la Verdad.
Es un gran desafío, y mientras más nos acerquemos a esta Verdad, es también mayor el compromiso y la responsabilidad. Una dulce y divina misión, que obviamente se puede llevar a cabo sólo bajo el amparo del Padre.
Si todas las semillas dispuestas por Dios germinaran en cada uno, tendríamos en toda la humanidad el esplendor de un desierto florido…………..…¡¡tendríamos el Edén!!.
Estoy muy contenta de haber leido esta reflexion pues me ha llenado mi corazon y lo he llevado a mi vida y he entendido muchas cosas que no comprendia muchas gracias espero vover a leer alguna otra reflexión.
Somos muy impacientes y pretendemos una germinación inmediata. Hasta estamos tentados de toquetear la semilla ya arrojada a la tierra para ver si germi-
na o no…