Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
07 Feb 11
Marcos 6, 14-29
Es Juan, a quien decapite, que ha resucitado
El rey Herodes oyó hablar de Jesús, ya que su nombre se había hecho famoso. Algunos decían: «Este es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él poderes milagrosos.» Otros decían: «Es Elías», y otros: «Es un profeta como los antiguos profetas». Herodes, por su parte, pensaba: «Debe de ser Juan, al que le hice cortar la cabeza, que ha resucitado.» En efecto, Herodes había mandado tomar preso a Juan y lo había encadenado en la cárcel por el asunto de Herodías, mujer de su hermano Filipo, con la que se había casado. Pues Juan le decía: «No te está permitido tener a la mujer de tu hermano.» Herodías lo odiaba y quería matarlo, pero no podía, pues Herodes veía que Juan era un hombre justo y santo, y le tenía respeto. Por eso lo protegía, y lo escuchaba con gusto, aunque quedaba muy perplejo al oírlo. Herodías tuvo su oportunidad cuando Herodes, el día de su cumpleaños, dio un banquete a sus nobles, a sus oficiales y a los personajes principales de Galilea. En esa ocasión entró la hija de Herodías, bailó y gustó mucho a Herodes y a sus invitados. Entonces el rey dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» Y le prometió con juramento: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Salió ella a consultar a su madre: « ¿Qué pido?» La madre le respondió: «La cabeza de Juan el Bautista.» Inmediatamente corrió a donde estaba el rey y le dijo: «Quiero que ahora mismo me des la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.» El rey se sintió muy molesto, pero no quiso negárselo, porque se había comprometido con juramento delante de los invitados. Ordenó, pues, a un verdugo que le trajera la cabeza de Juan. Este fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Luego, trayéndola en una bandeja, se la entregó a la muchacha y ésta se la pasó a su madre. Cuando la noticia llegó a los discípulos de Juan, vinieron a recoger el cuerpo y lo enterraron.
Siempre me ha cuestionado leer en el Evangelio sobre Juan el Bautista, pues todos tenemos algo del último profeta de Israel, quien «era un hombre justo y santo, y le tenían respeto».
La sociedad del siglo XXI con mucho de globalización y poco de solidaridad deshumaniza al hombre, se cuestiona lo que hacemos hasta quienes somos, se trata a la masa y/o consumidores y no a la familia ni a la persona, se aleja del valor del hombre «ser-para -los demás», y se nos compara con uno u otro (despersonaliza). Y en Palestina de aquellos tiempos se presentaba al dios-poder en la persona del rey Herodes, y Juan el Bautista era el hombre justo en medio un gobierno corrupto plagado de acuerdos políticos con favoritismos creados e injusticias.
¿No nos sentimos así a veces? No me siento así. Como laico soy profeta que anuncia y denuncia, lo cual pide una actitud viva y coherente con lo que realizamos y predicamos en nuestra familia, trabajo y comunidad o localidad. Encontramos un gobierno o líderes que caen en el dios-poder, ¿no nos convertimos -a veces- en Herodes?
En este pasaje del Evangelio, podemos reflexionar sobre las veces que somos Juan el Bautista, pero también, en las que somos Herodes. Cuando soy capaz de anunciar la verdad y denunciar aquello contrario al Evangelio, puedo ver por los ojos la realidad y tomar de las manos como Jesús sin dejarme arrastrar como cegado por el modernismo inhumano del neoliberalismo y materialismo que hoy domina al mundo. Cuando soy capaz de hacer caso omiso de todo ello o en gran parte en mi día y en mi vida, soy y me siento -entonces- realmente cristiano. Como también, cuando tomo conciencia de lo mucho que otros nos necesitan y soy su hermano, -entonces- soy y me siento cristiano en todo sentido.
Debo ser valiente para mostrar mi creencia y vivencia de mi fe como cristiano, y frente a mi trabajo o familia anunciaré humildemente la Justicia y el Amor de Dios.
Por eso les comparto que para mí, «a Juan lo escuchaban con gusto y les cuestionaba sus vidas».
Nuestra sociedad se ha ido haciendo más materialista, exitista, individualista y egoísta a medida que una parte de ella ha ido gozando de más y mejores beneficios personales del modelo económico de mercado (globalizado e inhumano) que hoy está aplicándose en todo el mundo. Nuestras ciudades, barrios y campos, se dividen entre triunfadores (dominadores) y perdedores que reciben lo menos o lo que sobra. La alta e injusta distribución de los ingresos y riqueza de los países latinoamericanos sigue aumentando y no se hace nada para rectificarla. Con ello, la palabra del evangelio (de Jesús y Dios-Padre), se está convirtiendo en letra muerte. Lo recuerda una canción que dice: “Jesús es verbo, no sustantivo” del compositor y cantante guatemalteco Ricardo Arjona. Recomiendo oír y seguir con atención su letra.
El comentarista de esta semana señor Rivera nos llama a tomar conciencia de nuestro compromiso con Cristo cuando nos dice: “debo ser capaz de anunciar la verdad y denunciar aquello contrario al Evangelio”. Pero son muy pocos los que lo hacen.
La reflexión de esta semana nos llega en un momento muy oportuno. Ahora nos queda tratar de seguir a lo que se nos orienta. Para cambiar el mundo debemos partir por nosotros mismos y ser auténticos ejemplos.
El Evangelio es siempre para mí una renovación constante para ser una mejor persona, mucho más ahora que construimos un camino para tres hijos hombres, en la que nos empeñamos en ser ejemplo de que la vida es fácil de luchar !
Estoy muy feliz de la incorporacion de David, de Perù, al equipo de redactores de la cartilla del evangelio de un dia de la semana. Lo que David ha escrito en su reflexion de esta semana me parece muy iluminador al llamarnos a asumir nuestro compromiso de amar a nuestros hermanos tal como lo manifestò Jesus.
Quiero destacar lo que David ha escrito al respecto: «cuando tomo conciencia de lo mucho que otros nos necesitan y soy su hermano, -entonces- soy y me siento cristiano en todo sentido».
Muchas gracias David por tu reflexiòn. Nos hacen falta personas como tù para llevar la evangelizaciòn al mayor numero de personas, especialmente a la juventud.
ME PARECE MUY INTERESANTE LA REFLEXIÓN QUE ESCRIBE DAVID Y LA EXHORTACIÓN QUE NOS HACE PARA SEGUIR AL SEÑOR DE UNA MANERA MÁS RADICAL HACIÉNDONOS RESPONSABLES DE NUESTROS HERMANOS. LA VERDADERA RELIGIÓN NO ES SÓLO REZAR SINÓ A LA PAR DE ELLO-QUE ES MUY IMPORTANTE-, ACTUAR, ATENDIENDO LAS NECESIDADES DE NUESTRO PRÓJIMO.
!!GRACIAS DAVID Y SIGUE SIEMPRE ADELANTE!!
A una excelente reflexión que nos ha compartido nuestro nuevo integrante al equipo de redactores, el joven profesor peruano David Rivera Pinto (Ilo, Moquegua), quisiera aportar unas breves palabras escritas o pronunciadas en diferentes textos u homilías por el sacerdote jesuita chileno fundador del Hogar de Cristo y patrono de los trabajadores, Alberto Hurtado, canonizado en el año 2005 y que nos invitan a reflexionar:
«Por la fe debemos ver en los pobres a Cristo y si no lo vemos es porque nuestra fe es tibia y nuestro amor imperfecto» … «El escándalo de los malos cristianos es uno de los responsables de la pérdida de la fe en las masas» … «El mundo está cansado de palabras: quiere hechos; quiere ver a los cristianos cumpliendo los dogmas que profesan» … «Nuestra época necesita afirmar fuertemente la responsabilidad de cada hombre en los intereses comunes» … «La fidelidad a Dios si es verdadera debe traducirse en justicia frente a los hombres» … «El católico debe luchar con todas sus fuerzas, valiéndose de todas las armas justas para hacer imperar la justicia» … «Debemos ser justos antes de ser generosos» …
Pregunto a los lectores; ¿Qué pensamos al respecto? ¿Qué vemos hoy a más de medio siglo de que fueron dichas por al Padre Hurtado? ¿Estamos haciendo algo o tenemos una actitud pasiva? La inmensa mayoría de nuestra población que es católica, como lo son también, las clases sociales de poder e influencia, ¿asumen su responsabilidad frente al interés común y de una verdadera fidelidad a Dios traducida en una real justicia frente a los hombres?
¿Qué opina usted?
Patricio,
La fidelidad a Cristo debe traducirse en justicia,…
En la vida diaria y entorno se percibe un aire retador de comodidad o pasividad y el clichè de ser el «rebelde o conflictivo» frente a los demás. Bendito que puso en nuestro camino el reto, aunque nos duela a algunos.
De cara a la elección presidencial en mi país, basta revisar los planes para no releer entre línea la no sintonía con la DSI, capitalismo ciego a los valores trascendentes.
En la realidad fidelidad no toca con la justicia ante los hombres, pero allí estamos nosotros, cristianos pecadores pero concientes del llamado amoroso de Cristo.
En contacto,
David