Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
01 Feb 10
Marcos 6, 53-56
Id al mundo emtero y proclamad el Evangelio
Después de cruzar el lago, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron allí. Al bajar ellos de la barca, la gente en seguida reconoció a Jesús. Lo siguieron por toda aquella región y, adonde oían que él estaba, le llevaban en camillas a los que tenían enfermedades. Y dondequiera que iba, en pueblos, ciudades o caseríos, colocaban a los enfermos en las plazas. Le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.
Una mañana de marzo en Buenos Aires, hace más de cincuenta años, una muchacha de 21 años, bonita, inteligente, en el esplendor de su juventud, se debate entre la vida y la muerte adentro de un pulmotor. En menos de una semana ha pasado, de lo que pareció una gripe corriente, a la gradual inmovilidad de sus miembros y un diagnóstico devastador: poliomielitis, la temible parálisis infantil que provoca invalidez en los niños y resulta mortal para gran parte de los adultos jóvenes que llegan a contraerla. Se ha descubierto el virus que la origina y los científicos se aplican por ser primeros en dar con la vacuna que, pocos años más tarde, hará pasar a la historia la poliomielitis, junto con la viruela y la tuberculosis, a no ser por contados brotes esporádicos en el tercer mundo. Pero en ese mes de marzo la medicina es impotente, no hay remedio conocido y sólo queda esperar un milagro.
La hermana menor de esa joven ha venido librando una batalla de otro tipo, a partir de sus 12 años, cuando empezó a tener sus primeras dudas de fe. Lectora compulsiva y atacada de racionalismo, ha tratado de encontrar respuestas a sus dudas en novelas de autores católicos (Waugh, Mauriac, Graham Green) sin encontrar lo que busca. También ha orado para que se le conceda el don de la fe, con las palabras del padre del joven endemoniado (Señor creo, pero ayuda mi fe. Mc.9, 24). En aquella ocasión, desterrada de su casa por temor al contagio y sin saber bien qué está pasando, de pronto la ilumina una idea, una esperanza, y va al colegio donde terminó sus estudios secundarios, pocos meses atrás. Llega hasta la oficina de la directora para pedir que se le presten reliquias de la fundadora de la orden, cuya causa de beatificación se encuentra en curso. Estas reliquias podrán salvar a su hermana y, de paso, promover la canonización de la Madre Fundadora.
Ni una ni otra esperanza se cumplió. Pero a lo largo de mi vida he revisado mis reacciones y actitudes en el terreno de la fe en los milagros, actitudes que van desde el rechazo hacia ciertas manifestaciones de piedad popular, como ex votos o mandas, fieles que hacen fila para besar íconos o imágenes “milagrosas” y mi propio impulso, el día que me enfrenté al primer golpe duro de mi vida y salí a buscar el milagro; trato, también, de no descalificar a quienes llegan a hacer dolorosos sacrificios, como caminar y subir escaleras de rodillas, como si hiciera falta complacer a un Dios sádico y cruel para obtener alguna “gracia” especial. ¡Cuánta fe surgida de cuánto dolor, de cuánta esperanza, se esconderá detrás de estas devociones! Lo sé por experiencia.
Al mismo tiempo, he tratado de ser respetuosa, pero consecuente, cuando me permito cuestionar el que todavía se requieran curaciones “milagrosas” para decretar que alguien que ha sido santo en vida ya se encuentra mirando el rostro de Dios
Marcos no nos dice nada, en el pasaje de su evangelio que estoy comentando, sobre la actitud de Jesús ante quienes le piden curaciones. Si en otras ocasiones sus palabras suelen ser “tu fe te ha salvado”, en esta oportunidad nada dice. El evangelista simplemente deja en claro que la gente llevaba sus enfermos y le suplicaba que, al menos, les permitiera tocar el borde de su manto. Y que por donde pasaba Jesús la gente sanaba de sus males.
De hecho, conocemos muchos casos de personajes tanto actuales como históricos, dotados de extraordinarias facultades para sanar a quienes llegan con la fe puesta en sus poderes. La razón no nos explica aún como funcionan estas facultades. Sólo sabemos que los humanos usamos una mínima parte de nuestro cerebro y que estamos rodeados de fuerzas y energías, como las ondas electromagnéticas, que el común de los mortales es incapaz de manejar,
Jorge Luis Borges, junto con declararse agnóstico, intuyó que el último trabajo de la razón es percibir el misterio que hace al universo. En una entrevista radial dijo: “He dudado de Dios, pero no de su cara”. Es decir, de la posibilidad de tocar su rostro, de su materialidad. Algo a lo que la ciencia, antes que la filosofía, parece estar acercándose.
Para ser sincera nunca antes me había tomado tiempo en leer estos mensajes…desde algunas semanas ando buscando mi religión, encontrarme con la espiritualidad que los seres humanos poseemos y muy poco practicamos y menos cultivamos, es tan necesario…es necesario el creer en alguien y en uno mismo, en esta búsqueda necesaria ando intentando comprender y entender el POR QUE DE LAS COSAS …y esto me trae un poco de angustia …pero hoy me dio mucho sentido la reflexión que hizo en cuanto a la chica de Buenos Aires …agradecida de haber leído la reflexión semanal y tratar de manera distinta, con una interpretación distinta la biblia, ya que a mi juicio siento que las reflexiones que hacen ponen hincapié desde una mirada de lo QUE ES LA IGLESIA CATÓLICA y no desde un ser humano … no sé si se entendió pero bueno …que tenga una buena semana y mucha suerte.
Me gustaría leer más de lo que escriben, ojala me pudiera enviar más sobre lo que hacen, ya que no tengo claro aun lo que hacen ustedes, sólo tome la reflexión que es el texto pero me gusto el CONTEXTO
ANDREA, estudiante
Estimada Maria Marta
Me gustan tus reflexiones.
Estoy de acuerdo que Dios no es el señor sádico que desde arriba nos dirige. Me gusta la concepción de que “Dios quiso hacer un mundo donde tuviera en los hombres interlocutores libres, capaces de decisión, o sea cooperadores creativos en un proyecto común a ambos: Dios y los hombre”
desde Uruguay, te saluda, Magdalena
La reflexión de María Marta me ha hecho recordar el poder de Dios visto bajo la fe que tenemos en su hijo Jesús, por intermedio del cual se nos dio a conocer su rostro, corazón y sabiduría. Sus milagros fueron testimonios del inmenso amor a los hombres, mujeres y niños sin discriminación, solamente redirigiendo hacia ellos mismos, los enfermos, la fuerza de la fe en Él.
Unas lágrimas tocadas por Dios pueden mucho más de lo que humanamente podemos imaginar. El filósofo y ensayista Ernest Hello (1828-1885) que es una de las mayores luces de las letras francesas, escribió: «Dios hace lo que quiere de las cosas que toca. Algunas veces las destina a usos sorprendentes. Si toca las lágrimas, hace de ellas la fuerza de los débiles y el terror de los fuertes».
Gracias por su reflexión sobre este Evangelio y por compartir sobre esa dura experiencia en la fe. Lamento mucho lo ocurrido a usted a tan temprana edad, por que ha dejado una huella de dolor para toda la vida. La Madre Teresa de Calcuta decía: “Aceptar lo que Dios nos da o nos quita con una sonrisa, eso es santidad.” Hace algunos anos, una de mis hermanas, que siempre había gozado de buena salud, enfermo un día de una extraña enfermedad y en termino de unos cuantos meses partió con el Señor. Todos en la familia quedamos muy sorprendidos por que habíamos estado orando fervientemente y esperábamos que Dios nos hiciera el milagro de su sanidad. Dios tenía otro propósito para ella, y así en compañía de sus hijos y esposo, nos acogimos gozosos a la voluntad de Dios. La Escritura nos dice que la semilla tiene que morir para dar nueva vida, pues a raíz de la muerte de mi hermana, tres o cuatro personas de la familia vinieron a conocer del Señor Jesús. La Resurrección del Señor nos enseña que hay una vida mejor después de la muerte, sino de nada habría servido la muerte de Cristo y no tendría razón de ser el Evangelio. Si estamos tan a gusto en este mundo es porque creemos que no hay otro mejor, un día nosotros también partiremos dejándolo todo. El Señor Jesús, es Dios, y cuando El caminaba en esta tierra, todos lo buscaban porque creían y sabían que su poder era tan grande que con solo tocar el borde de su manto iban a ser sanados. He llegado a creer que cuando Dios permite que un niño o un joven deje esta vida, es porque tiene un mejor propósito para el o para ella en el cielo. De las pruebas duras es como aprendemos a tener más fe, y ser más fuertes, las cosas fáciles no tienen consecuencia. Tenemos siempre que aceptar la voluntad de Dios completamente, pues de otro modo nuestra actitud seria rebeldía. Dios es amor y cuando cuando acudamos a su llamado, pues Alabado sea su Nombre!
Jose, Nueva York, USA.
saludos cordiales, y giacras por compartir con otros lo que se hace por la humanidad que Cristo vino a salvar.. me encanto ver la obra que se esta haciendo en el mundo estoy compartiendo estos videos en las reuniones de capacitacion de la iglesia para salir a hacer la obra misionera aqui en Puerto Rico.. que Dios los continue bendiciendo y puedan completar la obra que falta en el mundo para que Cristo pueda venir.. nuestras oraciones para ustedes..
Estimado Hamid:
Muchas gracias por tu comentario. Me sorprende y me gratifica que se usen nuestras reflexiones a lo largo del tiempo. Por cierto, la palabra no se agota, no pierde vigencia, sobre todo si parte de una experiencia de vida. Buena suerte en Puerto Rico
María MaRTA