Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
04 Feb 13
Marcos 6, 7-13
Llamó los doce y los envió de dos en dos
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos». Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Veamos de a poco: Jesús envió a sus discípulos… es decir a todos nosotros también, y los envió a transmitir su mensaje y su espíritu. ¿Cómo respondemos nosotros? Nos inventamos aquello de la evangelización ¡y todavía no sabemos qué quiere decir!
Los envió de dos en dos, en comunidad no individualmente, con un esfuerzo conjunto apoyados en la solidaridad, pues la unión hace la fuerza y la comunidad nos da fuerzas. Y nos mandó al pueblo, a recorrer los barrios y aldeas, a verlos en sus casas, no necesariamente a que vengan todos a las iglesias y llenen los templos, sino que nosotros bajemos al pueblo!
Los mandó a echar los malos espíritus, en otras versiones dice a los demonios. Cuando se decía de alguien que estaba endemoniado es que estaba enfermo, impuro, con lepra, mutilado y, por cierto, discriminado. A ellos nos manda Jesús a tratar de aliviarlos, apoyar a los pobres, injustamente marginados, y llevarles la paz, el amor y la justicia…
Y aquí lo increíble, que vayan, les dice, sólo apoyados en un bastón, es decir listos para una larga caminata, con un simple vestido y un par de sandalias, como para llenarnos de polvo y pisar tierra. No les dice que lleven sus botas o cómodos NIKES o camisetas de marca, con dibujito y todo, que nuestros jóvenes siempre andan buscando en el Mall, nada de eso ! y sólo una camisita han de llevar. Recuerden aquello de que el que tenga dos camisas que le dé una al que no tiene! Que no lleven sus moneditas ni su tarjeta de crédito, ni su cocaví, ni su sandwichito, ni su hamburguesa McDonald… de eso se encargará la solidaridad de los pueblos que algo nos invitarán y sabemos que en las casas humildes siempre hay algo que compartir! Tengamos fe en el apoyo de la comunidad para realizar nuestra tarea.
Que vayamos con humildad, a escuchar y aprender del pueblo y no con la soberbia de enseñar desde arriba como si fuéramos los únicos que sabemos de la vida y del amor. Que aprendamos también entonces del pueblo, de las diferentes culturas y nos adaptemos a sus modos. No dice que nos pongamos las capas púrpuras, ni ostentosas mitras, ni vayamos en elegantes carrozas, lejos de la gente… sino que lleguemos con humildad y espíritu de servicio, a escuchar y combatir el mal –que en nuestros días es esa injusticia y desigualdad, esa marginación de los pobres– que lleguemos a curar al pueblo de sus males.
Cuán lejos estamos de este mandato, cuán lejos está nuestra Iglesia de este espíritu de servicio, lejos desde sus hermosos templos, joyas, riquezas y elegantes báculos, de su preciado Banco del Vaticano y alejada de las poblaciones y favelas y de la sencillez y humildad que nos enseñó Jesús o la que nos enseña el Obispo Casaldáliga con sus camisas raídas y zapatitos viejos…
Da mucho que pensar para nuestras vidas. Da mucho que pensar para reorientar nuestra Iglesia. Este pasaje es todo un desafío.
Me gusto mucho esta reflexión, interpreta mi sentir, creo que hay muchas formas de ayudar, si nos topamos en el metro, en la calle o donde sea, con alguien que esta con un problema o llorando o desesperado, podemos acercarnos, darle consuelo, ayuda o simplemente escucharlo, ya estamos haciendo en parte lo que JESÚS nos dijo, mejor aún si le hablamos de como reina en nuestros corazones el infinito amor de DIOS y le enseñamos como lograr que JESÚS nos acompañe de la mano en todos los momentos de nuestra vida.
Quisiera felicitarle por su reflexión muy sencilla, clara y tan cierta. Gracias,
Carmen Suhr (Chile)
Excelente reflexión de Lucho, clarísima y directo al hueso, donde duele, porque duele cuando nos damos cuenta que nosotros y nuestra Iglesia estamos envuelos en esta sociedad consumista, llena de alucinaciones visuales que nos marea y nos absorve a su conveniencia.