Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
25 Ago 13
Marcos 6,17-29
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista»
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?» La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.» Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.» El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
El mundo contemporáneo está lleno de “Herodes”, fácilmente identificables. Los vemos en la política, en organismos sociales, de justicia y ámbitos religiosos, en el arte, la farándula, el espectáculo y en cierto tipo de liderazgos populistas. La humanidad entera se mueve por la ambición de poder y de tener. De eso este personaje se jactaba mucho, y hacía muy mal uso de su investidura. Sabía que Juan el Bautista era un hombre sabio y justo que hablaba con verdad y le inspiraba respeto, algo lo inquietaba. ¿Cuánto resuena en nuestras conciencias la inquietud de ser más justos y generosos, frente a los acontecimientos candentes que nos rodean, como los problemas sociales, las abismantes diferencias del estándar de vida de nuestros hermanos, la lucha incansable por el lucro, por el “tener más” en lugar de “ser más”?. Herodes fue un típico “figurón” que por sobre todas las cosas quería sobresalir y quedar bien por imagen frente a los personajes influyentes de su tiempo. Hombre débil ante la seducción de los encantos voluptuosos de Salomé (a su vez manipulada por la interesada Herodías). Como buen farsante, quiso impresionar a todos los invitados a su fiesta de cumpleaños, haciendo un regalo colosal a la bailarina de la danza de los siete velos, pero cayó “en su propia trampa”. Esta mujer instruida por la ambición de su insidiosa madre, le pidió la cabeza del inocente Juan en bandeja de plata. ¿Y qué sucedió?…se perturbó, se llenó de tristeza pues sabía que estaba frente a una disyuntiva crucial entre el bien y el mal y reaccionó como un cobarde, sin actuar con la verdad; su imagen pudo más que el discernimiento y dio pie atrás ordenando el asesinato del Bautista. Tiempo después, como nos relata Lucas (Lc 23, 11-12) es conocida su actitud ofensiva y burlona cuando se enfrenta a Jesús que ha sido tomado injustamente prisionero. Su ambición inducida por su mujer, lo lleva a terminar sus días en la desgracia de la miseria y el destierro impuesto por el maligno Calígula. Son muchos los jerarcas injustos y abusivos que a lo largo de la historia han tenido un final miserable como este triste personaje.
¿Cuánto de Herodes Antipas hay en nosotros? Cada uno en su intimidad con el Señor lo podrá descubrir, reconocer y discernir. Recordemos nuestras actitudes pasadas y así podremos hacer una nueva carta de navegación con lo que nos queda de nuestros días para rectificar la senda hacia la “verdadera vida”…al menos si meditamos este Evangelio y nos sentimos tocados, ya estaremos al comienzo de una nueva forma de vivir la Palabra. Como dice la canción: “siempre hay tiempo para volver a empezar, lo que nunca pudiste terminar.”
Que tengan una buena semana en la compañía del Señor.
Juan el Bautista es una figura atemorizante sin duda para nosotros pobres pecadores, un hombre que abandona todo en virtud de una consecuencia y santidad impresionantes. Claro que tenía razones Herodes para respetarlo y temerle, nosotros también. Herodes tuvo el valor de darse cuenta que hacía algo incorrecto. La pregunta que me hago es ¿cuantas veces por falta de esa mínima porción de valor aparto la vista del espejo que me está apuntado acusador, terrible como Juan el bautista en el desierto que no estoy haciendo lo correcto o quizás más frecuentemente no estoy defendiendo lo correcto y prefiero desviar la mirada, como tapándome los oídos para no escuchar al bautista? Herodes era un figurón y quizás algo ingenuo, ¿Cuántas veces uso mi propia capacidad para desviar la mirada de lo que por dejar de hacer me culpa? ¿Con cuantos Herodes nos cruzamos día a día que hábilmente usan su inteligencia para hacer injusticia y la vista gorda a su propia conciencia? Estas reflexiones son las que primero se me ocurren al leer el evangelio de Marcos 6 y la confrontación a la que nos invita Luis Lira. Gracias Luis por tu comentario y reflexión.
Manuel Muñoz
Sin lugar a dudas las conductas humanas se repiten en la historia, y probablemente encontraremos a Herodes, Herodías, y Salomé en nuestras vidas personales, como en todo el espectro de actividades humanas, aún en la actualidad.
Un aspecto que a mí me sobresalta, en este trozo del evangelio es el miedo a la Verdad, la verdad encanta, se “coquetea” con ella, pero en el momento de defenderla , invade el temor, la cobardía, y se prefiere ignorar…….. La conveniencia en el bienestar mundano, es algo que cobra una importancia tal, que hace que el hombre olvide el objetivo por el cual nació, y el sentido real de su vida.
“Juanes” existen muy pocos…………