Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
06 Feb 12
Marcos 7, 31-37
Curación de un sordomudo
Saliendo de las tierras de Tiro, Jesús pasó por
Sidón y, dando la vuelta al lago de Galilea, llegó al territorio de la Decápolis. Allí le presentaron un sordo que hablaba con dificultad, y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo apartó de la gente, le metió los dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. En seguida levantó los ojos al cielo, suspiró y dijo: «¡Effetá!», que quiere decir: «¡Ábrete!». Al instante se le abrieron los oídos, le desapareció el defecto de la lengua y comenzó a hablar correctamente. Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistía, tanto más ellos lo publicaban. Estaban fuera de sí y decían muy asombrados: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Este texto de Marcos nos narra un hecho en el cual Jesús realiza una curación a un extranjero a petición de personas que habían conocido de otras curaciones que venía realizando fuera de Judá, y probablemente convencidos de su poder, le piden que imponga sus manos para curar a este sordomudo y Él accede porque ellos venían atentos a su Palabra y creyeron en Él.
Resumiendo, este texto habla de que Jesús sana a quienes escuchan Su Palabra y lo buscan con fe y esperanza reconociéndolo como El Salvador del mundo.
Es necesario poner atención a cómo Jesús invoca al Padre y pronuncia con fuerza: ¡Effetá!, una sola palabra que resume la necesidad del sordomudo, abrir sus oídos y habilitar su lengua para entenderse con sus semejantes.
Por otra parte, que importante es dar a conocer las maravillas que Dios obra en nuestras vidas. Llama la atención el cómo aquellas personas asombradas, felices, agradecidas, proclamaban el milagro, pese a que Jesús les advirtió que no lo contasen……. Y ¿acaso publicamos tantos y tantos “milagros” que Él ha realizado en cada uno de nosotros?
Pensando en nuestra realidad actual, ¿cuántos sordomudos andamos por el mundo sin darnos cuenta de que lo somos y que necesitamos buscar a Jesús para que nos “ABRA” la capacidad de escuchar y hablar correctamente, para comunicarnos con amor y así poder vivir los valores del evangelio que nos conduzcan a crear un ambiente justo y fraterno?
Cuánta falta nos hace tomar conciencia y pedir a Jesús que nos ABRA la mente y el corazón para poder comprometernos a luchar por las causas justas que día a día conocemos y escuchamos a través de los medios de comunicación, de nuestras amistades o en nuestras familias.
Qué urgente y necesario es que podamos percibir las falencias de nuestro entorno y así poder actuar en consecuencia para mejorar las situaciones que se presentan cada día por la falta de generosidad, solidaridad y sensibilidad.
Como madre, abuela y maestra cada día valoro más la comunicación personal donde el hablar y escuchar “cara a cara” es fundamental para la comprensión, el respeto y la estabilidad emocional de todos los miembros de la sociedad. Por supuesto, no puede faltar el intercambio de experiencias de fe y de crecimiento espiritual para trasmitir toda la riqueza que cada uno posee, gracias a los dones que generosamente nos ha concedido nuestro Padre, empezando por la capacidad de hablar y escuchar correctamente.
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