Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
04 Feb 17
Marcos 7, 31 al 37
Hace oír a los sordos y hablar a los mudos
Saliendo de las tierras de Tiro, Jesús pasó por Sidón y, dando la vuelta al lago de Galilea, llegó al territorio de la Decápolis. Allí le presentaron un sordo que hablaba con dificultad, y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo apartó de la gente, le metió los dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. En seguida levantó los ojos al cielo, suspiró y dijo: « ¡Effetá!», que quiere decir: « ¡Ábrete!». Al instante se le abrieron los oídos, le desapareció el defecto de la lengua y comenzó a hablar correctamente. Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistía, tanto más ellos lo publicaban. Estaban fuera de sí y decían muy asombrados: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
En ese momento las autoridades se vuelven en contra de Jesús que, debe alejarse y recorrer la frontera de Galilea donde está menos vigilado y, resulta más fácil ponerse a salvo. El presente hecho se ubica cerca de Tiro, provincia poblada por una mayoría de sirios y fenicios.
Aquí tenemos el caso en que Jesucristo cura a un sordomudo. Este episodio es tal vez, poco conocido.
La región de Decápolis, que significa diez ciudades, está situada al sudeste de Galilea, su población era mayormente pagana.
Un sordomudo es presentado a Jesús. La manera de curarle, en este caso resulta diferente. La gente esperaba que con el solo hecho de imponerle las manos al enfermo, bastara para sanarle. En cambio Jesús, le introduce los dedos en las orejas y luego pone de su saliva en la boca al sordomudo y, pronunciando la palabra «éfeta»· que significa «ábrete», Jesús mirando al cielo, mejora al enfermo.
También nosotros requerimos que Jesús haga un milagro en nosotros, es que podamos escuchar. Ya que son mucho lo que se nos está diciendo pero hacemos «oído sordo» o, simplemente dejamos pasar situaciones para así, hacemos olímpicamente, “ los lesos». Que fácil resulta decir que aquello le corresponde a zutano o merengano, pero nunca a nosotros. Son incalculables las situaciones que debiendo nosotros responsabilizarnos, las dejamos pasar ya que pensamos que subsanarlas corresponde a otros.
Está en nosotros buscar modo de acercarnos a Jesús y pedirle a El que nos ilumine y nos dé un poco más de fe. Creo que esto, sin lugar a dudas, nos facilitará enormemente la vida y redundará en beneficio de nuestro prójimo.
Dejemos de enterrar nuestra cabeza en el suelo, como las avestruces y enfrentemos la vida erguidos sabiendo que el Señor está con nosotros.
A mi me pasa que cuando mas me humillo o me reconozco en lo que soy frente a este Señor de la plenitud, mas me comunico en la oración creo que se me abre la comprensión, quizás es el Espíritu Santo no sé, pero solo se que ando a la deriva sin encontrar el gusto a la vida, cuando me alejo o me olvido de este Dios que hace todo perfecto y nos da todo lo que tiene