Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
08 Jul 17
Mateo 10, 16-23
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre
Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes que llegue el Hijo del hombre.
Hoy ya nos llevan a tribunales ni nos azotan en sinagogas, ciertamente. Pero cuán difícil es ser cristiano, creyente, católico en los días actuales…sino piensas así, atrévete a poner un comentario en las redes sociales de cuanto amor le tienes a Cristo y a sus enseñanzas. No faltará aquel que te pida que demuestres la existencia de Dios en el medio de las guerras, o que te pregunten si verdaderamente crees en la virginidad de Maria, pero también estarán aquellos que escudriñaran tu vida para encontrarte esa falta que evidencie que el que cree es un hipócrita, un mal nacido, un egoísta que le reza a fantasmas. No todo es malo, probablemente habrá un par que dirá que le gusta tu comentario…
Sin ánimo de autoflagelarnos, sino todo lo contrario, es que debemos recibir esta Palabra que el Señor nos regala…que nos advierte de los peligros (“Ovejas entre lobos” “Guardaos de los hombres”) pero nos inicia en la práctica de la verdadera entrega y confianza en Dios, pero con la misión específica: ser Apóstol de El.
Y para ello nos invita a confiarnos en una de las personas de la Santísima Trinidad: El Espíritu Santo.
Cuando se es un bebé en la fe, no siempre tenemos confianza de este gran ayudador que nos anunció, y nos dejó, Nuestro Señor al partir al lugar que tenía para El junto a Su Padre.
El Espíritu Santo es incondicional, actúa entre nosotros, como consejero, nos llena de dones para llevar a cabo la misión que Cristo nos encomienda en nombre de su Padre. Por eso, cuando debemos realizar cualquier obra en nombre de El, es necesario acudir al Espíritu Santo, que está ahí, sobre todo cuando dos o más se reúnen a orar.
Hace algunos años, nos reunimos un pequeño grupo de mamas de catequesis, que ansiábamos trabajar por el Señor. Cada una llevaba consigo su amor al Padre de tal forma que ya no le bastaba ser, sino que deseaba hacer. Recuerdo que fue un sábado cuando nos propusimos formar una comunidad de mujeres para apoyar a otras mujeres y nos encomendamos al Espíritu Santo…el día lunes tuvimos que dar gloria a Dios porque la semilla para la formación de esa comunidad literalmente nos llamó por teléfono, (bueno, llamo por teléfono a una de nosotras). Cuando ella nos contó como nuestra soñada comunidad prácticamente había nacido…solo pudimos agradecer al Espíritu Santo, quien ha seguido acompañándonos por casi una década.
Es cierto que hay momentos que hemos creído que ya no gozamos de Su auspicio, porque a veces interviene el mal que hacemos en vez del bien que queremos hacer, que corrompe y hiere las comunidades del Señor. Pero vuelvo a leer las líneas de este Evangelio “no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” y vuelvo a confiar, sabiendo que solo basta que me reúna con una hermana y me ponga a orar…
Y ya no importa que nos persigan de ciudad en ciudad, de red social a red social, ya no importa que digan que el trabajo que hacemos por Cristo es pequeño entre tanta pena y desgracia del mundo moderno, porque sabemos con certeza que estamos cumpliendo Su mandato, el de ir y predicar, y hablar (o escribir) de su enseñanza de amor y paz, porque “la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Rom 10, 17) y sabiendo eso, ya no podemos callar lo que nuestro corazón nos impulsa a divulgar.
Creo que nos falta abrir nuestro corazón y nuestra mente al gran Dios cuando lo hagamos podremos entregarnos a nuestros hermanos.
Es necesario vestirnos con Cristo para ser un hombre nuevo.