Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Jul 14
Mateo 10, 16-23
«No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre»
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis; en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre: el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Creedme, no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».
«¡Miren! Yo los envío a ustedes como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes, aunque también sencillos como palomas.
Hoy es domingo, día del Señor, invité a mis padres a un café en un importante mall de la ciudad y pensando en este comentario, me puse a observar a la gente que paseaba. Se veían eufóricos, dejándose seducir por las ofertas, los avisos comerciales que mostraban a jóvenes modelos de ambos sexos, delgados, rubios, bellos, triunfantes. La gente cargaba muchos paquetes de las compras de la tarde, llenando todos los espacios. Entonces pensé ¿Dónde está Dios aquí? El mundo actual, en su mayoría, invierte su tiempo en el consumo, en lo material, en lo efímero y pasajero. Entonces el primer lobo que salió al acecho fue el de la “inestabilidad económica”, aquel que de pronto salta sobre una persona y la desvincula de su trabajo, por “política de la compañía “o por lo que sea. Todo se va a pique y se desploma el castillo de naipes de las ilusiones, la incertidumbre de como saldrá la familia adelante, la vergüenza al fracaso y la soledad de sentirse aislado de todos porque la desgracia ahuyenta a los “amigos de los buenos tiempos”. Solo resisten los que están anclados en el Señor.
El siguiente lobo que vi rondando fue el del miedo a envejecer y a la negación de la muerte. Estamos viviendo un exagerado culto a lo físico, que hace que las jovencitas adolescentes les pidan a sus padres que les financien plastias mamarias porque no están contentas con la belleza natural que Dios les regaló. A su vez ya es frecuente dentro de las sociedades el deseo de la mujer (a lo que hoy se suma el hombre), de permanecer “forever Young”. No se acepten las dignas arrugas ni el precioso pelo cano que eran signo supremo del paso del tiempo en las generaciones antiguas. La solución es la cirugía plástica de estiramiento de la piel, relleno de labios y “levantamiento de todo lo caído”, con resultados a veces desastrosos, que matan la expresión natural de los rostros y los trasforman en mascaras de seres extraños. Como médico, entiendo la necesidad de cirugía plástica y estética en muchas circunstancias, por lo que no es mi intención ofender a nadie
El lobo siguiente que saltó al cuello fue el de la cobardía, de la falta de compromiso con los valores espirituales, que muchas veces nos hace callar para no ser tachados de integristas o intolerantes. Sufrimos incomprensiones, odios, rechazos, acusaciones de la inconsecuencia de nuestro discurso y tendemos a claudicar en la Misión personal que Jesús nos ha dado. Frente a estos peligros que pudieran llevarnos al fracaso más rotundo de nuestra existencia, Dios que es amor y que sabe más que nadie de nuestra fragilidad humana, nos concedió la fe, que es un tesoro escondido en nuestros corazones. No hay desafío más grande que vivir cada día coherentemente con nuestra fe. El Espíritu Santo está de nuestra parte y nos sugiere siempre qué hacer y qué decir en cada momento. Seguramente ustedes lo han experimentado al igual que yo, en alguna situaciones que nos sorprendemos de decir lo que hemos dicho.
“ Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos” (Santa Teresa de Ávila) .
En los duros tiempos que nos mueven, nuestro Papa Francisco sabio nos pregunta: “¿cómo es mi corazón?”
“¿Es un corazón valiente? o ¿es corazón que tiene tanto miedo y trata siempre de esconderse? ¿A qué cosa le presta atención nuestro corazón? ¿Cuál es el tesoro al cual está apegado nuestro corazón? ¿Es un corazón firme en las criaturas, en los problemas que todos tenemos? ¿Es un corazón firme en los dioses de cada día? O ¿es un corazón firme en el Espíritu Santo?”
Les dejo tema para pensar en estos días.
Estimados amigos:
Que agudo y certero comentario de Luis Francisco, el bullicio y la actividad, a veces desenfrenada del día a día, nos impide el pensamiento solitario y silencioso con Dios.
Es verdad que vivimos pendientes de los lobos que nos puedan acechar y no vivimos felices el presente, siempre estamos pensando en qué irá a pasar mañana…
Un abrazo
Federico Solórzano
Me parece muy interesante el comentario al evangelio de hoy. Has detectado los principales lobos que acechan a nuestra sociedad actual. Pero el señor nos dice que también debemos ser como lobos al usar estrategias apropiadas para vencer las tentaciones del materialismo, hedonismo, individualismo, indiferencia…pero al mismo tiempo ser humildes con la humildad y sencillez evangélicas estando atentas/os a las voces del Espíritu
¡Cuánta razón!, pero también ¿Cuánto tenemos de responsabilidad como cristianos?, y ¿Cuánto de responsabilidad de esto, tiene nuestra Iglesia?; ¿Nuestra Iglesia segrega o no a las personas según el barrio donde viven, el colegio en donde estudian o el poder adquisitivo que tengan?; …….. “el que esté libre de culpas que lance la primera piedra”.
No dudo sin embargo que el problema real es la negación del espíritu y su perpetuidad; y suele suceder que a lo largo de la vida, tras frustraciones o sufrimiento, las personas intenten una frenética búsqueda de satisfacer esa necesidad, y caen en la adoración de “falsos ídolos”, los que producen una gratificación rápida, tangible, pero efímera.
Es muy difícil en estos tiempos practicar la austeridad, y como dice este texto del evangelio, el poder, la posición económica, nos hará levantarnos contra hermanos, en nuestra propia casa. (Muchas veces he visto familias completas, pelearse, por un problema de herencia).
Luego, si en nuestras escuelas formativas en la voz del Evangelio, que son nuestra Iglesia, y nuestra familia, no predicamos con el ejemplo ¿qué podemos esperar?
Cierto también es que con Francisco, cimentamos nuevas esperanzas;….. y en los Laicos, que defienden, proclaman, siguen, la Palabra de Jesucristo……parece batalla perdida,……¡¡¡No lo es!!!, ¡¡¡Confiemos!!!