Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Jul 15
Mateo 10, 34 – 42; 11,1
No he venido a sembrar paz, sino espadas
No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. Pues he venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Cada cual verá a sus familiares volverse enemigos. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no es digno de mí. El que vive su vida para sí la perderá, y el que sacrifique su vida por mi causa, la hallará. El que los recibe a ustedes, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa digna de un profeta. El que recibe a un hombre justo por ser justo, recibirá la recompensa que corresponde a un justo. Asimismo, el que dé un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, porque es discípulo, no quedará sin recompensa: soy yo quien se lo digo. … Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí para predicar y enseñar en las ciudades judías.
En reuniones de mi comunidad, años atrás, fuimos incapaces de comprenderlo. Buscamos interpretaciones acomodadizas, retrotraerlo a los tiempos y circunstancias de aquella época, etc. Pero no logramos nada. Seguí sin comprenderlo y decidí no volver a leerlo más, hasta que …
Tiempo después, estando en el campo, invité al sacerdote de mi comunidad a pasar unos días de descanso. Lo supo gente del sector en donde no había iglesia ni sacerdote, pidiéndome que él bendijese una casa y celebrase misa. Él aceptó encantado. Me pidió que cortase un pan añejo en pequeñas fracciones y que la familia tuviese una mesa cubierta con un mantel blanco, flores silvestres y un crucifico. Le pregunté si tenía que pedir permiso al superior de la Iglesia de la zona, como entiendo es lo reglamentario, a lo cual, me dijo que lo olvidase. Ese día, se congregó en torno a una improvisada capilla al aire libre, un gran gentío. Fue una celebración única, en la que todos participamos. El evangelio no fue una homilía “docta” del sacerdote, sino una reflexión sencilla común compartida entre todos los presentes, la comunión fue masiva y en todo momento cantamos con alegría, como una fiesta con el Señor como principal invitado. Se rompió todo protocolo, orden y tradición. Pero, allí hubo, en mi opinión, un verdadero acto de alabanza y acción de gracias. Ahí se rompió algo, se quebrantó algo, se omitió algo, pero ese algo tenía que ver con la formalidad, con la tradición, la costumbre y no con el fin de la misa.
En esa oportunidad hablé con el sacerdote sobre este evangelio. No recuerdo en detalle lo que me dijo, pero contemplando la naturaleza del sector en donde estaba nuestra cabaña, me llevó a ver la vida y el mensaje de Jesús bajo otra mirada. En base a esa experiencia de vida, intentaré compartir ahora mi visión con un simple hecho de la vida diaria que lo complementa..
Actualmente vivo en una pequeña ciudad balneario en un sector de residencias de casas de veraneo y descanso en que la mayor parte del tiempo están desocupadas y muchas de ellas, sin vista hacia el interior por muros de cemento o altos muros verdes, en que se usan árboles. La semana pasada, en una casa del barrio cortaron arbustos y un inmenso árbol, sacando una copiosa enredadera, que en su conjunto tapaban la casa. Me sorprendió y me dolió ese corte y arrase de lo verde. Pero al día siguiente, quedé asombrado al ver por primera vez la casa, su terraza, su jardín y el sol que reinaba por doquier. De una casa obscura, abandonada, casi muerta, había aparecido ahora una casa iluminada, viva, con un jardín y pajarillos que volvían a ella.
Para construir el Reino de Dios desde el hoy, acá en la vida terrena inmersos en nuestra sociedad, debemos cambiar nuestra mirada tradicional, impregnada de equívocas tradiciones y costumbres, que como mala hierba de enredaderas e impenetrables bosques, nos dan oscuridad, nos pierden, nos ciegan, nos distorsionan la realidad y nos llenan de falsos temores obligándonos asumir frente a la vida en común, prejuicios, actitudes egoístas y una escala de valores y prioridades que nos alejan de la voluntad de nuestro Dios-Padre.
En ese transitar en la búsqueda de senderos hacia Dios, hay que sacar piedras, romper ramas, pisar arbustos, usar a veces un “machete” para abrir el camino, no todo es fácil. Hay que discutir para elegir el mejor sendero, separarse a veces, detenerse en otros y alejarse, discrepar de algún mayor directo que puede estar equivocado por lo que otros le contaron cuando pequeño. En fin, el camino al Señor no es fácil, es un permanente desafío a romper con tradiciones, costumbres, estructuras, jerarquías, barreras, regulaciones, normas, bases de autoridad, leyes del hombre nacidas de situaciones de proteger intereses y privilegios de los que tenían el poder en su momento, prejuicios de padres educados en tiempos en que se seguía estrictamente la hipocresía del “qué dirán”.
En fin, les dejo abierta esta pequeña ventana testimonial, para que ahora puedan intentar comprender bajo una nueva mirada lo que Jesús manda a sus discípulos a anunciar: tiempos de cambios para construir con la buena nueva un mundo mejor, cambiando, abandonando y/o destruyendo todo aquello que ata al pasado erróneo. Nuestro fin último debe ser caminar resueltamente, cada uno, sin perderse por las influencias y/o presiones de otros, avanzando siempre hacia el Señor, en donde está la plenitud, la luz y la vida eterna.
Buena la reflexión de Patricio, la misa sencilla, es reflejo de que el Evangelio debe ser natural, espontaneo.
Las «mandas» o sacrificios solo sirven como algo voluntario o excepcional, no para cambiar nada ni nuestra forma de ser. Con reprimirnos no encontramos la solución para llevar el cristianismo, es reconocer lo que somos y entregarnos trasparentemente en manos del Médico. Así lo hacía David. Obviamente tratando de no dañar al hermano.
La cita que se reflexiona esta semana, la entiendo en el sentido de que Jesús, vio, anticipó. La crisis que produciría su mensaje en los hogares. No nos cuadra hoy, aquí en Chile. Pero pensemos en medio oriente, cuantos cristianos fueron repudiados por sus padre por abrazar la fe, o en China y la ex Unión Soviética, donde eran denunciados por sus propios padres o hijos, o hermanos a las autoridades. Donde creer costaba la vida. Mira Hoy, se levantan dos frentes, el Musulmán vs el Occidental, teóricamente cristiano. Acá mismo en Chile, a principios de los 50, familias muy católicas desheredaron a sus hijos o los echaron de la casa por volverse protestantes. En esos años el clima era distinto al de hoy.
La Fe sino se comparte, divide. Familia y países.
Es una indicación de Jesús que nunca la he podido comprender. Refleja ira, rebelión, negativismo. Siempre he pensado que haciéndose hombre, debió muchas veces actuar y pensar como hombre, lo que no concuerda con la doctrina.Pero recuerdo como da vuelta las mesas de los mercaderes en el templo o cuando maldice la higuera o cuando se queja a Dios en la crucificación. Son actitudes humanas. En este evangelio de Mateo, la situación es muy extraña, fuerte. Ahora que leido los testimonios de la reflexion que el señor Gomez nos presenta he podido comprender. Un hecho tan simple del corte y arranque de arboles y plantas en un jardín nos ha dado la luz. Fructifero trabajo el que ustedes hacen. Tenemos que sacarnos las vigas de nuestros ojos y aprender a ver de una manera diferente.
Que ejemplificador comentario Patricio, eso es¡¡¡¡ El Señor nos pide amarlo a El primero, tal como lo hizo Abraham, confiados en Dios desde siempre y obviamente eso traerá diferencias con aquellos que no lo quieren aceptar o solo lo aceptan a medias. Necesitamos luchadores por esta fe¡¡¡, Pablo decía «compañeros de milicia». Debemos pelear con el amor, tener como escudo la fé, y disparar balas de esperanza y caridad. Es no dejarnos vencer, porque sabemos que llevamos una Buena Noticia
La reflexión de esta semana está muy buena. Es muy clarificadora con ambos testimonios. En Arequipa, Perú, estamos semanalmente esperando, leyendo y reflexionada las cartillas que ustedes preparan.
En forma especial, deseo felicitar a Patricio por la reflexión del Evangelio de este lunes. Nos hace reflexionar sobre cómo, en medio de los inesperados cambios y exigencias de la vida, el Señor nos muestra su amor y el camino a seguir. Muchas Gracias. Sigan adelante y caminemos juntos.
Para comprender este evangelio debemos preguntarnos ¿Por qué Dios nos envió a su hijo Jesús? Si todo estaba bien, entonces ¿A qué vino? Me interesó el método usado por ustedes de tomar como ejemplo el caso de una casa oscura tapada por árboles, arbustos, maleza y enredaderas. Nuestro mundo desde Caín y Abel ha vivido entre el bien y el mal. Dos caminos que se entrecruzan. Para Dios, cuando envía a Jesús, es porque el camino del mal era el más transitado. Un camino en las tinieblas, sin luz, boscoso, lleno de mala hierba, maleza con espinas, que desorientaba y alejaban a los hombres de Él. Ese camino estaba en muy mal estado, con señales falsas, no permitía avanzar ni volver al otro camino del bien. Por eso Jesús dice, hay que destruirlo y hacerlo de nuevo, usar la espada, el machete, la retroexcavadora, la fuerza para limpiar y reconstruir. Algunos de los que vayan caminando por él se enemisten con quienes se den cuenta que van por camino y opten por dejarlo. Podrán ser padres, hermanos, amigos, etc. El verdadero camino que es Jesús, obliga seguirlo por sobre todo lo demás, pues no hay otra forma que Él para llegar a Dios.
Patricio, muy interesante tu reflexión. El testimonio de la casa, donde cortan árboles y despejan, es sin duda ,para mí maravilloso. Justamente eso es lo que nos pide Jesús, en este evangelio, que seamos capaces de cortar, derribar todo aquello que nos aleja de EL. Nuestro caminar no es el mejor :deseamos ser los primeros, tener y tener, mostrarnos frente a los demás importante, imponentes, que todo lo manejamos con el poder del dinero y cuán equivocados estamos y tan lejanos a lo que nos pide CRISTO, por eso hay que derribar, luchar, saber que DIOS es el primero , y en la medida que estés de la mano con EL, podrás decir que has vivido el evangelio. Me permito con respeto, decirle a Daniel, que reflexiono en el primer comentario que los chilenos estamos muy lejos de este evangelio, hemos privilegiado al dios dinero, al poder al tener y no al SER