Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
27 Jun 15
Mateo 16,13-19
«Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos»
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió:»¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y e lpoder del infierno no la derrotará.. Te daré las llaves del reino delos cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Siempre me ha despertado curiosidad esta denominación de Jesús que es mencionado así 88 veces en el Nuevo Testamento. Ello hace referencia a la profecía descrita en el Libro de Daniel 7:13-14: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran”. “Hijo de Hombre” era un título Mesiánico. Jesús al usarlo, se estaba adjudicando a sí mismo la profecía de Daniel.
Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Esta gran confesión de Pedro, emanada desde su absoluta ignorancia de sencillo pescador, que habla más allá de sí mismo, nos debe conmover y nos llama a reconocer la presencia de Dios en nosotros. ¿Quién es el Hijo del Hombre hoy, para nosotros ciudadanos del Siglo XXI? Es una pregunta compleja en medio del mundo vertiginoso que estamos viviendo. Mi mirada es que hemos construido una sociedad que pretende ser cada vez más autovalente con una enorme dosis de soberbia: ¡No necesitamos a Dios! Es más, la idea Dios nos estorba porque bloquea nuestros planes exitistas: culto al dinero, ambición de poder, la belleza física, la juventud eterna; aquí no está involucrado Dios desgraciadamente. En la conducción política de las naciones que se mueve por oportunismos partidarios, tampoco está Dios. Este panorama es desolador en esta mirada global, sin embargo, estoy convencido que en el alma de cada ser humano que forma parte de este difícil engranaje de la modernidad, Dios está presente, en cada uno en forma silenciosa y florece en cada buena acción y buen sentimiento. Es admirable como en medio de la confusión surgen buenas señales de que Dios está aquí, en medio de nosotros a pesar de que no logremos reconocerle fácilmente a primera vista.
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. El liderazgo de Pedro en su humana y limitada naturaleza de hombre concreto, a veces torpe, otras veces cobarde, me llena de optimismo. Todos llevamos a un Pedro en nosotros, en nuestra propia existencia y con nosotros, Cristo construye su Iglesia. En esta línea hoy estamos en una crisis profunda; la autoridad de la Iglesia Católica está siendo cuestionada fuertemente a raíz de las atrocidades de los abusos que conocemos y las malas prácticas, de la conducción humana. Es natural que escuchemos decir: “yo sigo a Cristo pero no me identifico con su Iglesia”. Entendiendo que Iglesia somos todos, nuestra responsabilidad es participar en una nueva conducción, siendo “laicos empoderados”, iluminados por el Espíritu Santo, alimentados de la palabra, creciendo en la fe y trabajando con mucha acción por el Reino de Dios. Si nos quedamos sentados en la vereda solo criticando y lamentando lo que pasa no cambiaremos nada. Los invito a tomar una conducta activa, sincera y creíble, nada de fariseísmos, nada de “latosas predicaciones” de lo que ya estamos hartos…hoy es el momento de demostrarlo, ya que mañana puede ser demasiado tarde.
Luis que verdadera tu reflexión en relación a la vida que llevamos, somos los máximos no necesitamos a DIOS, pero a la primera caída, decimos DIOS mío y ahí está el PADRE dispuesto a darnos sus manos, que nunca debemos soltarlas.
Amigas y amigos en CRISTO EL es el único que permanece, el dinero, la fama, el poder y tantos otros dioses que hemos creado son pasajeros que tarde o temprano nos provocan discordias que nos separan.
En lo que respecta a Pedro, creo que cada uno de nosotros llevamos un Pedro ,pero el miedo al ridículo nos paraliza, debemos sacar a ese Pedro hacia los hermanos y tener los brazos abiertos para acoger y servir como CRISTO.
El tiempo es ahora ya