Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
08 Ago 21
Mateo 17, 1-9
Su rostro resplandecerá como el sol
Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. Pedro le dijo a Jesús:
—Señor, ¡qué bueno sería que nos quedemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.
Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»
Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. Pero, Jesús se acercó a ellos y los tocó.
Levántense —les dijo—. No tengan miedo.
Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús.
Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó:
—No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del hombre resucite.
Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! (Mt 17:4): Esta expresión tan humana de Pedro, nos invita a buscar un poco de sosiego en medio de la conmoción de la vida que llevamos hoy. Somos agobiados por el miedo y la incertidumbre en muchos aspectos, como la abrumadora pandemia del Sars-Cov-2, por las necesidades sociales de la mayoría y en especial de los más vulnerables, por la política contingente y los mezquinos deseos de ambición y poder de unos sobre otros, una verdadera “trifulca existencial”. ¡Cuánta falta nos hace subir a la montaña de vez en cuando para estar en intimidad con Dios y escuchar lo que nos dice!
Como personas de poca fe, siempre estamos esperando manifestaciones elocuentes que nos demuestren que Dios nos habla. En el Antiguo testamento Dios se dirigía al pueblo hebreo a través de “teofanías”, como la zarza ardiente o la del monte Horeb donde entrega el Decálogo a Moisés. También lo hacía por medio de los profetas. Luego con la venida del Mesías, Jesús de Nazareth nos trajo la palabra de su padre. Este episodio de la Transfiguración es una manifestación muy impresionante para Pedro, Santiago y Juan, los mismos discípulos que luego acompañaron a Jesús en el huerto de los Olivos. Es un claro mensaje de esperanza, como dice Benedicto XVI, “es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal y fortalece la voluntad de seguir al Señor”.
Para entender mejor el mensaje, hay que observar que, en la lectura del Nuevo Testamento, el pasaje de la Transfiguración ocurre después del anuncio de la muerte de Jesús: “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas y ser muerto, y resucitar al tercer día (Mt 16,21). De esta forma Jesús prepara a sus discípulos en especial a su “círculo más íntimo” para lo que va a suceder con el fuerte acontecimiento de la cruz que tendrá que padecer. Al ser transfigurado, ellos pueden ver su gloria y escuchar la voz de Dios. Como ellos sintieron terror y se tiraron a tierra,“Jesús se acercó, los tocó y les dijo: «Levántense, no tengan miedo”. (Mt 17,21)
A partir de este evangelio podemos sacar alguna conclusiones y líneas futuras para nuestro camino interior: Necesitamos experiencias que nos eleven, no las desaprovechemos, la montaña es signo de la mayor cercanía con Dios, lugar propicio para el encuentro y la oración; debemos preguntarnos si hemos escuchado la voz del Señor en la vida, ¿Cómo le hemos respondido?
Nos dice el Papa Francisco: “Jesús toma la decisión de mostrar a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su gloria, la que tendrá después de la resurrección, para confirmarlos en la fe y alentarlos a seguirlo por la senda de la prueba, por el camino de la Cruz. Y, así, sobre un monte alto, inmerso en oración, se transfigura delante de ellos: su rostro y toda su persona irradian una luz resplandeciente”.
Los invito a reflexionar como tema, que la Transfiguración de Jesús fue una gloriosa revelación a Pedro, Santiago y Juan, una gran señal de su amor y de su gracia para los discípulos en aquel momento y también para nosotros en el día de hoy, a través de la lectura del Evangelio que tiene actualidad permanente. Esto nos ayudará en la búsqueda de nuestra conversión, como un proceso y un camino personal que nos llevará a encontrar el verdadero sentido a nuestra existencia.
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