Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
08 Ago 15
Mateo 17, 22-27
Lo matarán pero resucitará. Los hijos están exentos de impuestos
Un día, estando Jesús en Galilea con los apóstoles, les dijo: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y le matarán. Pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Al volver a Cafarnaún, se acercaron a Pedro los que cobran el impuesto para el Templo. Le preguntaron: «El maestro de ustedes, ¿no paga el impuesto?» Pedro respondió: «Claro que sí». Y se fue a casa. Cuando entraba, se anticipó Jesús y le dijo: «Dame tu parecer, Simón. ¿Quiénes son los que pagan impuestos o tributos a los reyes de la tierra: sus hijos o los que no son de la familia?» Pedro contestó: «Los que no son de la familia.» Y Jesús le dijo: «Entonces los hijos no pagan. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, vete a la playa y echa el anzuelo. Al primer pez que pesques ábrele la boca, y hallarás en ella una moneda de plata. Tómala y paga por mí y por ti.»
Qué extraña y a la vez profundo este pasaje del Evangelio, que pareciera mostrar momentos tan diferentes…. Y en la meditación veo el paralelo de ambos momentos. Comenzaré por el segundo momento, más terrenal pero más gráfico.
Me imagino a Jesús saliéndole al paso a Pedro, tras haber escuchado la conversación de este último con el cobrador. En su pregunta va la enseñanza, pues hace meditar a Pedro sobre la obligación de pagar por un derecho (en esa época era por el derecho al Templo): ¿pagan los hijos o los que no son de la familia real? Y claro, Pedro responde lo correcto, los hijos del rey no le pagan tributo a su padre. Y Jesús lo recalca, para que no solo aprenda Pedro, sino todos nosotros: ¡los hijos no pagan¡. Como puedo entender emocionada que no debemos pagarle nada a nuestro Padre, porque somos sus hijos amados. Entender, y hacer entender a otros desconsolados, que no debemos pagar nada, ni con sufrimientos, ni con dolores, ni con dinero, por el Reino que Él nos ofrece y al que nos da pleno derecho, si somos fieles hijos.
Pero como vivimos en este este mundo, terrenal y de paso, debemos acatar algunas normas que se nos imponen y por ello Jesús, como Maestro, no le da los dineros correspondientes a Pedro, pero lo invita a hacer el esfuerzo y obtener la moneda terrenal. Y lo hace por un milagro, pequeño, como los pequeños milagros de cada día que tú y yo vivimos para ganarnos el pan, educar a nuestros hijos, pagar nuestros impuestos. Y veo a Pedro yendo a la playa, mojarse sus pies, y entrar en el agua fría a buscar el pez, y confiado y feliz retira la moneda de plata. Y hago oración para que cada uno de nosotros salga así a su trabajo diario, seguro que si caminas de la mano del Señor, encontraras lo que necesitas.
Y vuelvo nuevamente al primer momento, cuando Jesús anuncia su muerte y su resurrección y los discípulos se ponen tristes. En este glorioso acto de amor de Nuestro Señor, el dar la vida por todos nosotros, para el perdón de todos, vemos la ofrenda terrenal más maravillosa que han dado por nosotros. En su muerte Él pagó “el impuesto“ que todos nosotros deberíamos haber pagado en la tierra, y volvió de la muerte al tercer día, porque los hijos no pagan. Y mucho menos Jesús, El Único Hijo de Dios Padre, en cuyo Reino todos tendremos vida y felicidad.
Veo en esta lectura el ofrecimiento de Nuestro Pastor, para que confiemos en Él, en una actitud de entrega y fe constante a este Padre misericordioso, que no solo no nos exige nada, salvo nuestro amor incondicional y ser parte de su familia, sino que nos puede dar todo lo que necesitamos. Oremos hermanos, para que la luz de Cristo pueda iluminar los lugares del mundo en los que vence la oscuridad y pueda Dios Padre ser la guía de las almas que, creyendo que Ël los ha olvidado, eligen otros caminos que no solo los dañan a ellos sino que son la causa por la que muchos hoy sufren.
Los hijos no pagan por que El que no tenía pecado, pagó por nosotros pecadores, pero ¿que haremos con los dictan leyes de aborto? y que hemos elegido livianamente sin tomarnos en serio lo que estaba en juego, osea, somos culpables de haberlos elegido, pero ahora que estamos en este problema, que la leche está derramada y que le abre las heridas al que pagó por nosotros ¿cómo le pagaremos por estos nuevos sufrimientos?
Elizabeth, me parece extraordinaria tu reflexión, no lo había pensado de esa manera.
Como es importante la reflexiónes de otros para amalgamarlas con las nuestras, y enriquecernos mutuamente. Gracias por tan buen comentario, me hizo pensar mucho.