Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Ago 18
Mateo 17:14-20
Si tuvieras fe, nada te sería imposible
Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él. Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua. Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo.
―¡Ah, generación incrédula y perversa! respondió Jesús. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme acá al muchacho.
Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento.
Después los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron:
―¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?
―Por la poca fe que tienen —les respondió—. Les aseguro que, si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para ustedes nada sería imposible.
¿Qué ocurriría si a la fe la posesionáramos como lo hacemos con la educación y el conocimiento?
Desde que fuimos niños, cada día nos tocó ir al colegio y así fuimos aprendiendo de la vida y de las ciencias. Poco a poco, logramos ir escalando los peldaños de esa escalera, que es el conocimiento, hasta que logramos primero el siclo básico, posteriormente el secundario para llegar finalmente a la universidad. Una vez allí nos convertimos en profesionales, continuaron algunos maestrías y otros en doctorados. Todos estos grados nos fueron dando mayores conocimientos lo que nos brindó más confianza y mucha seguridad para ponernos frente a los embates que tiene la vida.
Ocurre que, por lo que parece, a la fe nunca le hemos dado la importancia que realmente tiene. Pensemos que la FE, (así con mayúscula) es, tal vez, la mejor herramienta que tenemos para lograr algo en la vida. El creer nos da trascendencia, nos muestra un futuro, en fin, nos brinda la seguridad necesaria que requerimos para poder llevar adelante una vida feliz y completa.
Parece raro pensar que, así como nos preocupamos de alimentarnos bien para fortalecernos, procurando que los alimentos que consumimos tengan las vitaminas que requiere nuestro organismo para su mejor funcionamiento. Por otro lado, gastamos grandes sumas de dinero en tratamientos y estamos siempre ávidos en conocer de los adelantos de la farmacología y la ciencia a fin de lograr encontrar un remedio para el cáncer, parkinson y otras patologías actualmente incurables, y así lograr superarlas para seguir viviendo buenos y sanos. Me pregunto : ¿Nos hemos preocupado seriamente, alguna vez, en ver cómo anda nuestra fe, nos hemos detenido siquiera a pensarlo ?
Creo que ha llegado el momento en que pensemos seriamente en nuestra conciencia y con ello en nuestra fe que es, tal vez, algo tan importante pero que nunca hemos considerado en su real valor. Estoy completamente seguro que ello nos dará una mayor felicidad, no solo a nosotros sino que a nuestra familia inmediata y a todos quienes están a nuestro alrededor.
Si actuamos a la ligera, si actuamos contra la voz de la consciencia, si nos abandonamos al pecado, entonces sembraremos las semillas del mal en nuestra alma y allí recolectaremos para la eternidad los frutos más amargos y los sufrimientos más crueles.
El cristianismo, como religión del amor, pide esforzarse por vivir según la consciencia y la verdad. No pecar y crecer en la Fe.
La persona (alma) es inmortal y debe prepararse para entrar con dignidad a la Vida Eterna. Los cristianos que lo saben, ya son felices aquí durante su vida terrenal, y saben que pueden prepararse para disfrutar de un dichoso tesoro celestial.
Nuestro Señor Jesucristo exaltó al alma humana como el tesoro más grande, pues «ahí donde está tu tesoro, también ahí estará tu corazón».
《Cuando hayas descubierto la perla sin precio (Mateo 13:45-46), comprenderás que Aquel que está en ti es más grande que todo lo que hay en el mundo, pues el mundo envejece y muere, mientras que la presencia de Dios inaugura un mundo nuevo, el Reino del Señor que no tiene fin.》