Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
12 Ago 08
Mateo. 18, 1-5, 10, 12 al 14
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?» ] Jesús llamó a un niñito, lo colocó en medio de los discípulos, y declaró: «En verdad les digo: si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos. El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe. (…)
Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo. (…) ¿Qué pasará, según ustedes, si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se extravía? ¿No dejará las noventa y nueve en los cerros para ir a buscar la extraviada? Y si logra encontrarla, yo les digo que ésta le dará más alegría que las noventa y nueve que no se extraviaron. [14] Pasa lo mismo donde el Padre de ustedes, el Padre del Cielo: allá no quieren que se pierda ni tan sólo uno de estos pequeñitos.
Hoy tenemos la oportunidad de hacer una reflexión profunda sobre nuestra forma de “ser” y “actuar” bajo nuestra conciencia cristiana, incluyendo el pecado social por omisión ante las injusticias que persisten en nuestros ambientes y sociedad, todo ello a la luz de la orientación de Jesús.
1. ¿Qué es lo esencial de la niñez? La inocencia, simpleza, la sencillez, la falta de malicia, la espontánea alegría, la inagotable energía, el deseo de conocer y aprender, autenticidad y desprendimiento, la facilidad para olvidar y perdonar con espontaneidad sin condicionarlo al olvido y sin guardar rencor. Es decir, son criaturas que viven en la sencillez del amor. Pues bien, ¿Qué nos pasa cuando somos adultos? Viramos en 180 grados, predomina el egoísmo, la hipocresía, la vanidad, el orgullo, la falta de misericordia, nos centramos en nosotros y nos olvidamos de los demás. Por ello, Jesús dice: “si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos”.
Hagamos una revisión personal y comprobaremos lo alejados que estamos de los valores de la niñez. Hoy tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo para volver al camino que Jesús nos mostró con su inmenso amor al entregar su vida por nosotros. ¿Qué estamos entregando nosotros a los demás?
2. Pequeño es para Jesús el que necesita apoyo, el que tiene carencias y requiere de una mano amorosa. No es solo, por tanto, el niño, es toda persona que está en esa situación, lo es así, el pobre, el cesante, el enfermo, el perseguido, el excluido, el discriminado, todo aquel que necesita apoyo. Preguntémonos: en el día a día ¿Tengo mi mirada sensible para verlos y abrir mi corazón cristiano de amor fraterno? O ¿Mantengo los ojos cerrados, miro hacia otro lado para seguir de largo? Jesús, nos dirá en el juicio final… Ese, al cual le negaste la ayuda, era tu hermano, hijo de mi Padre Dios, era Yo también ¿Y tú qué hiciste? Dirás: oré diariamente, fui a misa, amé a los míos, … ¿Suficiente? ¿Qué nos responderá Jesús? …
3. En nuestra mundo moderno del progreso tan publicitado y autocomplacencia de los inicios del siglo XXI, se mantiene un altísimo nivel de explotación de los niños haciéndoles trabajar en inhumanas condiciones, excluyéndolos de la educación y formación necesaria, siendo además mal pagados aprovechándose “los empleadores” de esa situación. Por otra parte, miles de niños mueren diariamente por falta de medicamentos, vacunas y de una mínima atención de salud. Otros mueren de desnutrición ante un mundo que se vanagloria de producir mayores alimentos, pero que se destinan solo a los que pueden pagarlos y lo que no se vende se bota. Esta injusta situación, ¿Es comprendida por nosotros? ¿Nos inquieta? ¿Nos motiva a denunciarla y colaborar para generar los urgentes cambios estructurales y éticos que el mundo reclama? o ¿Lo vemos como lejos de nuestro alcance, como una simple estadística esperando que otros se preocupen o incluso, lo asumimos como algo propio “del libre mercado”, de la flojera de los pueblos y de los pobres?
¿Qué diría y cómo actuaría Jesús hoy en día? Jesús nos impela a ocuparnos de la “oveja extraviada”, que es el pequeño, el desvalido, el sediento, el hambriento, el enfermo, el excluido, que está en el día a día en nuestro medio, sociedad, en nuestro mundo y que no podemos dejar abandonado por atender solo a los nuestros … . Mientras haya un “pequeño” (desvalido) en nuestro medio no podemos quedarnos tranquilos. Recordemos que el Evangelio de Jesús es el camino (“Yo soy el camino”) el que debemos seguir lo más fielmente posible para llegar al “Reino de los Cielos” y encontrarnos cara a cara con nuestro Padre. No es algo que podamos “acomodar” o “adecuar” egoístamente solo a nuestro interés y/o situación personal.
malo de bueno