Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
09 Dic 08
Mateo 18, 12-14
Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
“¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada?
Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará por ella más que por las noventa y nueve no descarriadas.
De la misma manera, el Padre Celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños”.
Con esta parábola en apariencia simple Jesús nos pone frente a una de las realidades, de las verdades más hermosas de nuestra fe, el Padre nos ama tanto que no es su voluntad que ninguno de nosotros pierda la Vida Eterna.
¿Cuantas veces nos extraviamos y Él viene a nuestro rescate? ¿Y en todas estas ocasiones tomamos nosotros conciencia de ello? Tenemos la capacidad de reconocer que somos amados del Padre al extremo de ser rescatados cuantas veces sea necesario.
Y como es que no sólo nosotros nos descarriamos sino que arrastramos además a nuestros semejantes, en este Evangelio Jesús se refiere a las consecuencias terribles del escándalo, de manera muy dura, tajante, claramente dice que, debemos arrancarnos aquellos órganos y miembros de nuestro cuerpo que lo provoquen, porque es preferible quedar sin uno de estos órganos o miembros y entrar en la Vida, que no, por conservarlos ser arrojados al fuego del infierno y mucho más aun, si son objeto de escándalo los niños, porque el que no es en el espíritu como un niño, no tiene lugar a su lado, por lo que nos pone frente a la realidad de mantenernos puros e inocentes como niños.
Jesús sabía que las personas tienen esta dificultad para mantenerse en la pureza del espíritu de un niño, aparentemente nada más simple, pero en la vida adulta de cuanta cosa debemos despojarnos para seguir siendo como niños.
Y en el mundo de hoy, en el que nos rodean toda clase de placeres a los que tenemos acceso de de manera muy fácil, en el que una gran parte de la población del planeta carece hasta de lo más esencial y otra mucho menor abusa de todo, nosotros como miembros de la Iglesia de hoy, ¿cómo interpretamos estas palabras? ¿Cuál es nuestra función, cuáles nuestros motivos, cuáles nuestras inquietudes, pero por sobre todo cuál nuestro actuar, qué hacemos para evitar descarriarnos y que no se descarríen nuestros semejantes?
Este Evangelio nos llama a profundizar y encontrar la fuerza para mantenernos en las filas del Señor, ayudando a que todos vayamos juntos en esa dirección, en el día a día por medio del amor, amor al semejante tanto como a nosotros mismos.
Pero San Mateo nos dice lo infinitamente bueno que es el Padre, no ceja en su empeño de rescatarnos, y cuando nos encuentra siente por esa oveja encontrada mas alegría que por todas las otras que se mantuvieron a su lado.
Dejemos pues que el Señor nos encuentre, nos ayude a ser niños, abrámosle las puertas de nuestro corazón y nuestro espíritu para que él pueda hacer su labor, entreguémonos a Él, es todo lo que tenemos que hacer, permitirle guiar nuestros pasos, escucharle cuando nos habla, buscar la simplicidad, la inocencia, ver el mundo con los ojos maravillosos de los niños.
Que el Señor nos permita ser niños, los mas pequeños y desposeídos, los mas importantes y los primeros en su reino. Que tengamos la férrea voluntad de no ser motivo de la pérdida de ninguna de las ovejas del rebaño del Señor, más al contrario con nuestra actitud y ejemplo ayudemos a encontrar a todas las ovejas descarriadas. Amen.
Deja una respuesta