Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
15 Ago 11
Mateo 19, 3-12
«Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así»
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le está permitido a uno separarse de su mujer por cualquier motivo?»
Jesús les respondió:«¿No han leído que el Creador, desde un principio, los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos le replicaron:«Entonces, ¿por qué ordenó Moisés que el marido le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?»
Jesús les contestó: «Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio».
Entonces le dijeron sus discípulos: «Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse».
Pero Jesús les dijo: «No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquéllos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo comprenda aquél que pueda comprenderlo».
Mateo era comerciante, muy cuestionado, le iba bien en Cafarnaúm, cobraba los impuestos que todo judío debía entregar a Roma. Eso le creaba problemas. Jesús lo llama…”Sígueme… se levantó… y le siguió” Estaba feliz con ése llamado, “invitó a mucha gente a comer, de variado pelaje: publicanos como él, pecadores y Jesús con sus discípulos” Los fariseos, sorprendidos de esa mezcla, comentaron “porqué come y bebe con ésa gente” Jesús en directo…” no he venido a llamar a los buenos, sino a los pecadores para que cambien de actitud” Mt. 9. Es el primer Evangelio escrito, año 60, lo hizo en arameo porque era una “buena noticia” (eso significa Evangelio) para sus hermanos judíos. Por eso hay referencias a Moisés, y al Génesis y otros libros. Como apóstol, posiblemente evangeliza en Etiopía, donde se cree que murió mártir. Mateo, introduce en todos sus relatos el contexto de lo que narra, cuenta que los fariseos, con la pregunta, querían tenderle una trampa a Jesús. De ello deducimos que ya en ésa época, el tema era conflictivo, tal es así que los discípulos no quedaron conformes con la respuesta que han oído y vuelven a requerir una palabra de Jesús sobre el tema. Marcos (10) y Lucas (16) también lo abordan. Indica que en la tradición judía los conflictos (de pareja, diríamos hoy) no tenían una respuesta única… y la gente no quedaba satisfecha con las respuestas que oían. “Moisés, por la dureza de vuestro corazón, permitió el divorcio… pero al principio no fue así”, les dice.
Para nosotros hoy día, el tema también resulta demasiado complejo y su dominio muy cambiante. Lo que más llama la atención, es que aparece contaminado por aspectos culturales, sociales y de cambios en la visión y enfoque de las mismas Iglesias. Hoy también podríamos decir…”ahora hay divorcio legal y anulación eclesiástica, pero al comienzo no fue así”. Mucha gente no entiende esto, otros dicen… “es cuestión de plata y contactos”. Fíjense como eran las cosas hasta hace poco: el repudio social a la gente que se divorciaba, (más allá de sus creencias) en contraste con las costumbres de hoy: convivimos sin problemas con ellos. Antes, era una conveniencia social mantener la estabilidad de la familia como un valor, no solo religioso sino también cívico. Hoy día…”mantener sí, pero hasta por ahí no más”. Recuerdo haber oído muchas veces, que el Partido Comunista no veía con buenos ojos y presagiaban mal futuro, a aquellos dirigentes que dejaban a sus compañeras. Otra realidad actual, la valoración que hoy se le otorga al factor psicológico en la problemática del matrimonio, tan distante del lugar mínimo que otrora se le asignaba. “Son leseras, apechugue hijita”… les decían.
Me ronda el elogio hacia Jesús y su energía cuando expresa su pensamiento…”Maestro, sabemos que eres hombre veraz, no haces caso de lo que la gente dice, porque no juzgas por apariencias, sino que enseñas con verdad el camino de Dios” ¿Cuál será el “camino de Dios” en esta materia? Más allá de los cambios señalados (culturales, sociales y teológicos) más allá de lo que llamamos “las vueltas de la vida”… y de nuestras propias miserias, podemos (y debemos) concluir…los hombres y mujeres están llamados, como un camino natural de su existencia, y en un momento determinado de su vida …”a dejar padre y madre y unirse a su mujer y constituir una sola carne, para toda la vida … por ello… el hombre no debe separar lo que Dios ha unido” Sencillamente, ése es el Camino de Dios… y el camino de los hombres y mujeres. Aquí la psicología nos ayuda, el amor está puesto en el corazón humano como “algo para siempre”, no variable y con una persona, aunque nos cueste y nos equivoquemos. Una bella canción lo dice ¿me seguirás amando, también mañana? (C. King) y Jesús nos lo advierte… nos cuida y perdona si erramos… para que no tropecemos en el Camino de Dios.
¡¡ Fantástico!! el comentario. Nos deja abierto a nuestra reflexión.
¿Podrán sucumbir los matrimonios que se manifiestan mansos a la protección divina?
no he visto ninguno que se deje tentar por el cáncer de la separación, sino que practican el perdonarse continuamente
Más aún nuestra Santa Madre en Medjugorje nos pide que para mantener alejado al enemigo, los matrimonios, más específicamente, las familias, vuelvan a orar = rezar como nuestros abuelos. Volver a la tradición de la iglesia por nuestro bien y del mundo entero
Aunque no somos ejemplo de nada, con mi esposa orábamos (rezábamos) cada uno por separado, pero felizmente hemos comenzado a poner en práctica estos consejos comenzando con Padrenuestro un Avemaría y un Gloria cada noche (algo es algo para comenzar)
Un consejo, meditar los misterios del rosario puede hacerse interponiendo entre cada Ave María alguna intención del corazón.
Efectivamente, como dice Daniel, el mutuo perdón es vital para mantener unido a las parejas dentro del matrimonio. Como asimismo, para los cristianos la oración, esto es, el pedir ayuda al Señor es muy importamte. Pero ¿qué pasa cuando el amor de uno por el otro desaparece? Cuando ello sucede ¿qué debe hacer el otro? Veamos también el caso, de un esposo violento, que agrede física y constantemente a su esposa; o el que abandona el hogar, la familia y se va con otra pareja y forma otra familia. ¿Debe esa esposa soportar ese atroz castigo y/o abandono, vivir en soledad una vida de infelicidad? ¿Que nos diría Jesús?
Para amar y ser feliz se necesitan dos.
Retomo la frase de Patricio: se necesitan dos para amar y ser feliz… Creo que es muy importante recordar que el matrimonio es la unión de dos personas. La expresión tan usada de: «mi media naranja» es tal vez la más triste negación de esta realidad. En la pareja, se trata de caminar juntos por la vida aceptando, respetando y amando a la otra persona en su totalidad. Y cuando esto no funciona creo que es mejor que cada uno siga su camino para evitar más sufrimientos para ellos y para los hijos que puedan haber.
Y aunque creo en el poder de la oración, no creo que baste un rosario al día como receta de sanación.
Este es un tema en el que me cuesta mucho tener una opiniòn clara y precisa. Hace un par de meses, me reunì con mis compañeros de universidad, toda mi promociòn, fue encantador encontrarnos con excompañeros, con los que compartimos tanto en nuestra juventud, muchos de los cuales se casaron entre compañeros, otros con personas que no eran colegas; descubrì que independientemente con quienes nos hubiesemos casado, la gran mayorìa estaban separados.
Creo que la primera condiciòn en la cual que se debe fundar el matrimonio es en el amor (parece obvio), pero cuando se es joven este se disfraza de mùltiples caras que no somos capaces de definir.
El verdader amor se ve en la renuncia, ¿a cuanto soy capàz de renunciar por el otro?, creo que en la entrega generosa, basada en la profundidad de los sentimientos, puede ser un respuesta; entrega que debe ser tal, que respete siempre la dignidad del otro.
Con mi esposo acogemos a muchos amigos separados que cargan consigo mùltiples dolores y frustraciones, quizà son vìctimas de sus propias vidas, no me atrevo a juzgar.
No entiendo como Jesùs prodrìa permitir que algunas personas sufran vejamenes por parte de sus parejas; cada miembro de esta no debe perder la perspectiva de su integridad personal.
Dios nos hace «dueños de un ser humano», que debemos cuidar, respetar y amar, y corresponde a cada uno de «nosotros mismos».
Conozco a alguien que participa conmigo en actividades de nuestra Iglesia, cuyos padres catòlicos tambìen y muy conservadores, no querìan que su hija se divorciara a pesar de que el marido estaba acusado de violaciòn a una menor, y maltrataba sicològicamente a ella y a sus hijos, pero era «lo que le tocaba vivir».
Cierto es que la oraciòn, la comunicaciòn, el profundo amor constituyen pilares fundamentales en el èxito de un matrimonio, pero creo que todas las personas o por lo menos la mayorìa ponen su voluntad en cimentar sus relaciones maritales en ello, sin embargo, desgraciadamente la vida en algunos dispone el deterioro de uno de estos pilares que desencadenan en una dolorosa separaciòn.
Todos y todas somos hijos igualmente de Dios, Èl nos pedirà cuenta de lo que hicimos con nuestras propias personas, si la sometimos a sufrimientos o a los cuidados del amor. Orar y rogar para que sea el Amor divino quien bendiga nuestros matrimonios y familias, es la necesidad de todos.
El amor no puede ser impuesto, obligado a permanecer vivo y de por vida cuando en una parte se acaba. Ello es contrario a la esencia del amor. Si algunos recurren a la oración me parece bien pues es algo personal. Otros pueden recurrir al perdón, al sacrificio, a la súplica, a promesas de cambio. Pero es como querer tapar el sol con la mano. El amor no se puede manipular: hay o no hay amor, y para que haya, debe ser reciproco.
Cuando ha habido error o engaño, no puede ser «para siempre»
En nuestra sociedad latinoamericana mayoritariamente católica hemos vivido en la hipocresía al mantener tantos matrimonios infelices para cumplir con la ley inflexible e inhumana «hasta que la muerte los separe». Se opta opta por la apariencia, la mentira, para esconder la verdad. Somos esclavos del «que dirán» o «de lo que la Iglesia dispone» en materias que solo incumben a los contrayentes. ¿Es un buen ejemplo para los hijos crecer y vivir en un hogar que es un infierno por la violencia verbal y muchas veces, física, que impera en sus casas?
Una compañero de trabajo llegaba casi todos los lunes con el rostro marcado por la violencia de su «amante esposo», hasta que terminó hospitalizada. Perdonó, la familia hizo cadena de oraciones y volvió a la casa. Siguió siendo maltratada, pero la familia lo aceptaba porque así lo establecía la ley divina «hasta que la muerte los separe». Ella oraba, oraba y oraba. Me retiré de la empresa y la dejé de ver. Después supe que había terminado internada en una clínica siquiátrica.
Como se dice mas arriba: para amar y ser feliz se necesitan dos seres humanos con igual sentimiento».
Felicitaciones por esta maravillosa reflexión.
El amor, para que perdure en el tiempo debe ser alimentado siempre. Y esto es una regla para ambos en la pareja, tanto para el hombre como para la mujer. En un comienzo está la etapa del enamoramiento, maravilloso, todo color de rosa. pero después surgen las diferencias. Es allí cuando la comunicación, el respeto, la oración, el perdón, la tolerancia, etc. comienzan a jugar un rol fundamental. Esa primera fase del amor (la del enamoramiento) debe transformarse en un amor maduro, capaz de «tomar decisiones de amor» por la pareja. Es la etapa en que amar pasa a ser una decisión. Por último la Biblia misma nos enseña los roles en la pareja. La Biblia está llena de consejos para la pareja. Cuando TU decides amar a TU pareja, querrás siempre dar lo mejor para ella, y eso es imposible que se quiebre. Es muy importante que la pareja tenga a Cristo como centro de su relación. «Cordón de tres cuerdas no se rompe»