Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
28 Dic 09
Mateo 2, 13-18
Huida a Egipto y muerte de los inocentes“
“Después que ellos se retiraron, El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ’Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle’. Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta:
De Egipto llamé a mi hijo.
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
Un clamor se ha oído en Ramá,
Mucho llanto y lamento:
Es Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiere consolarse,
Porque ya no existen”.
Y no quiere consolarse,
Porque ya no existen”.
Hace dos semanas, supimos por la prensa que un niño de dos años fue torturado con agujas por su padrastro. Le enterró las agujas por todo el cuerpo y con tamaña violencia que una alcanzó una parte del corazón y otra uno de los pulmones.
Muchos, muchos más que muchos son los casos de violencia contra los niños, algunas veces hasta la muerte. Se puede hablar también de “crónica de una muerte anunciada”, no la ficción de García Márquez, lamentablemente la de miles y miles de niños por hambre, enfermedades, desnutrición, deshidratación, etc. Recemos por la niñez sin futuro en África, en Asia, en Latinoamérica, en países desarrollados también niños son heridos y muertos no sólo por pobreza, sino por violencia patológica.
Los santos inocentes como se dice a los niños asesinados por orden de Herodes. Diremos santos inocentes a todos que siguen perseguidos y muertos por los siglos de los siglos.
¿Cómo eso puede pasar? ¿Qué pensar? ¿Qué sentimientos nos confunden? ¿Aceptar por qué es la voluntad de Dios? ¿Rebelarse con amargura y rabia? ¿Perdonar? ¿Qué hacer?
Creemos saber que por detrás de tanta crueldad esté el deseo absurdo de poder. No nos cabe juzgar a nadie, sino decir NO a actos de maldad. No aceptemos la injusticia y luchemos contra ella con toda nuestra voluntad, todo nuestro corazón, toda nuestra energía. Dios no quiere la muerte prematura de nadie, ni el sufrimiento tampoco.
Ya no es una lucha de armas tomar, o mejor, las armas serán la búsqueda de santidad y bondad para el mundo dentro de lo que podamos hacer sin desanimar porque no está en nuestras manos quitar el pecado del mundo, sino en las manos de Dios. Le ayudamos, le seguimos en Sus sueños de vida y vida en abundancia para todos como anuncia Jesús.
“De Egipto llamé a mi hijo” forma parte de un hermoso texto del profeta Oseas, cap.11. Y la otra cita es del cap.31 de Jeremías. Mateo, que hablaba y escribía para una comunidad judía, deseaba profundamente unir ambas alianzas, ambos Testamentos porque forman parte de la misma historia de la salvación, de la misma pasión de Dios por Sus hijos e hijas.
La muerte de santos inocentes, la muerte prematura de tantos hermanos y hermanas es un misterio para nuestra razón y la única respuesta posible está en la fe, en la esperanza y en la caridad. Fe en el amor y misericordia de Dios, esperanza en Su sabiduría, en Su sueño de reconciliación final y total, caridad en nuestra forma de vivir y actuar por la promoción de la justicia, de la salud mental, emocional y física para todos, por el testimonio de que somos todos hijos e hijas del mismo Padre/Madre.
Recemos unos por los otros, recemos por los que tienen anhelos de poder en el corazón sobre toda ternura, por los que sufren hambre, enfermedades, injusticias. En Cristo Resucitado. Amén.
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Según cifras de la UNICEF y CEPAL, en América Latina El Caribe, viven hoy 8,8 millones de niños menores de 5 años en estado de crónica desnutrición. Ello en un hecho más de las extremas desigualdades sociales y de oportunidades de nuestro Continente en donde está la mayor población católica. ¿Quién alza la voz por estos inocentes niños? ¿Qué solución les promete el modelo económico del libre mercado? ¿Qué diría Jesús?
La reflexión de Davina, nos toca muy fuertemente a nuestro corazón cristiano y cuestiona nuestra actitud tan pasiva, poco cuestionadora y de ser realmente personas comprometidas con los cambios para construir una vida más justa y de amor solidario a la que nos llama Jesús.
Hoy, en pleno siglo XXI, tenemos a un Herodes moderno, que es el modelo de libre mercado, que ordena el sacrificios de miles y miles de santos inocentes, no obstante existir abundancia de alimentos que se pierden por no estar permitida la intervención estatal que podría “dañar” muy gravemente el libre juego de la oferta y la demanda. Estos inocentes niños, ¿deben seguir excluidos de la cena y del pan nuestro de cada día? ¿Podrán seguir condenados a muerte?
Muchas gracias Davina por tu reflexión.
Gracias Davina y Patricio por la reflexión y comentario sobre este tema.
A propósito del «Herodes moderno» se manifiesta también en el aborto, que mata a millones de inocentes en todo el mundo. Si no queremos a los niños, es porque no nos queremos a nosotros mismos. Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de tales es el reino de Dios. Marcos 10:14 Si Herodes hubiera cumplido su proposito de matar al niño Jesús, nosotros no estariamos ahora proclamando Su precioso Evangelio que no sólo nos da vida en abundancia ahora, sino que nos promete una Vida Eterna con el Senor.
Mucha Paz y Gozo en el 2010!
Jose, Nueva York, USA
A continuación, me permito compartir con ustedes Carta del sacerdote jesuíta Renato Poblete, que nos complementa la reflexión de Davina, en los tiempos actuales:
ENFERMEDADES DEL ALMA
Parte del tiempo de Adviento lo pasé en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Algo extraño afectó mi salud. Me han dicho que un bicho se ha metido en mi sangre y que deben atacarlo con antibióticos para eliminarlo. Hay días en que me he sentido bien, otros no tanto, pero estoy con buen ánimo y agradezco al Señor lo generoso que ha sido conmigo, ya estoy en sus manos para acoger su voluntad.
Entres mis reflexiones, en medio de la oración en estos días, me han saltado a la vista otras enfermedades que cuesta identificarlas y que resulta difícil medir sus consecuencias y determinar el daño que provocan. Las llamo las enfermedades del alma, aquellas que no poseen bichos, sino veneno de altísimo poder destructor, entre ellas el egoísmo, el individualismo, la envidia, el materialismo, y frente a las cuales Jesús nos demuestra que existe un antídoto seguro, de rápida acción y eficaz resultado: el amor, la donación gozosa de sí mismo y el servicio desinteresado a los demás. La Madre Teresa de Calcuta decía que «la mayor enfermedad hoy en día no es la lepra ni la tuberculosis, sino el sentirse no querido, no cuidado y abandonado por todos. El mayor mal es la falta de amor y caridad».
Esta semana he leído con alarma una noticia sobre el déficit por el que atraviesan distintas organizaciones caritativas para seguir haciendo frente al problema de la pobreza, lo que se debe en gran parte a la disminución de ayudas que generalmente prestan las empresas a estas obras, pero también a la disminución de donantes.
¿Qué estamos haciendo con nuestra vida? ¿Nos estamos contagiando de alguna enfermedad del alma y luego será muy tarde para darnos cuenta? ¿Dejamos espacios para servir y compartir con los demás, para sacrificarnos y luchar por quienes sufren a nuestro alrededor?
Hubiera preferido que esta noticia apareciera en las portadas de los diarios, para formar una conciencia de emergencia a toda la ciudadanía, y sobre todo al Estado, cuya misión principal es hacer frente a los problemas de la pobreza.
Dicho sea de paso, llama la atención que la ley que permitirá la exención de impuestos a ciertas donaciones esté tomando cuatro años en su gestión y que aún no se haya despachado.
Espero que el 2010 traiga mejores noticias en este sentido y los invito a aplicar ese antídoto del doctor del alma, Jesucristo, que se llama amor. El que ama entiende y vive la justicia, al que ama no le atemorizan los demás, y el que ama está dispuesto a entregarse alegremente al servicio del prójimo.
Carta al Director Diario El Mercurio, Stgo. de Chile
Sábado 02 de Enero de 2010
Padre Renato Poblete Barth, sj
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