Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
05 Mar 12
Mateo 21, 33-46
«Este es el heredero: venid, lo mataremos»
“Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. Finalmente les envió a su hijo, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia’. Y agarrándole, le echaron fuera de la viña e le mataron. Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?’ Dícenle: ‘A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo’. Y Jesús les dice: ‘¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?’ Por eso os digo: ‘Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.’ Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta.
No se puede leer este trozo de Mateo sin acordarnos de Isaías 5, 1-7, el Cántico de la Viña, que, seguramente inspiró a Jesús la parábola que nos cuenta. Lo más gracioso es que los “malos” – sumos sacerdotes y fariseos – fueron los que la comprendieron perfectamente, los que se dieron cuenta de que Jesús hablaba a ellos, que Jesús sentía su desprecio y su cobardía, porque ni siquiera tuvieron valor para detenerlo, porque no creían en el verdadero espíritu de la Ley.
El dueño de la viña – el Padre misericordioso – intenta probar que estaba dispuesto a perdonar y ofrecer otra oportunidad. Sin embargo, la ambición, la furia por el dinero y las ganancias cegaban aquellos que deberían conocerlo muy bien y su justicia misericordiosa, pero confundían bondad con debilidad.
Como dijo P. Gerardo Joannon (Chile) en la homilía de Navidad 2011: “Mi corazón no daba más y busqué a una madre para tornarme un hombre como los demás y conocerlos a fondo”… El corazón del Padre se entristeció – hablando metafóricamente – y se dio cuenta de que los poderosos, las élitis, el pueblo ELEGIDO todavía no sentía y no comprendía. `Por ello se abre a otros pueblos, se universaliza.
Todos tenemos dos lados dentro de nosotros. Luz y sombra. Bueno y malo. Arrogancia y humildad. Muchas veces es difícil hacer lo que nos pide el Señor, muchas veces es difícil “devolver” a los demás todo el amor, ternura y misericordia que hemos recibido.
Que en esta Cuaresma no pensemos en quedarnos con los frutos, sino a compartirlos, que sepamos vaciarnos de nosotros mismos para que la piedra angular nos tome por entero y que Dios pase a vivir en nuestros corazones y mentes, en nuestros espíritus y en nuestras manos, en nuestros pies para seguir el camino por el que nos guía el Espíritu Santo, como guió Jesús al desierto para rezar y encontrarse con el Padre antes de cumplir su misión. Así sea.
Aunque sin lugar a discusión, todos tenemos la certeza de que la Palabra de Jesús es una sola, estimo, que en cada persona actúa de distinta manera, ya sea reforzando una actitud, modificando una conducta, profundizando un pensamiento, desarrollando la propia fe o simplemente sembrando en el alma la semilla de la bondad o la verdad inconmensurable de la existencia de Dios.
Esta parábola en particular sugiere en mí la siguiente reflexión, Dios ha entregado una hermosa “viña” a la humanidad, ¿Cuántos cuidados hemos sido capaces de prodigarle?, y ¿cuántos frutos le devolvemos?, en su inmensa bondad, nos envía a su hijo y ¿cuántas veces le damos muerte con el pecado?, sin embargo, Él, en un nuevo acto de Amor nos vuelve a perdonar.
Otro punto que surge a partir de esta parábola son las inquietantes preguntas: entre nuestros contemporáneos , ¿para quienes en realidad Jesús reservará el reino de Dios?, ¿quiénes son los “fariseos” en la actualidad?.
Señora Davina, me gustó mucho su relación de este trozo del evangelio con “El cántico de la viña”; roguemos, por que se obtengan buenos frutos y no se produzcan sólo racimos amargos. Confiémos en Dios, tengamos fe y esperanza, en que la gran mayoría de nuestros coetáneos, seamos parte de una buena y gran cosecha.
Gracias querida Davina por tu iluminador análisis de este evangelio, que me resulta tan difícil de entender, porque representa el espejo de nuestra realidad humana; que dolor siento al conocer las noticias de actualidad día a día y constatar que seguimos asesinando al dueño de la Viña de la vida. Gracias porque tu gran reflexión me será motivo de trabajo personal esta cuaresma.
Gracias Davina por su comentario a la Palabra de Dios.
Como los judios no supieron valorar el Reino de Dios o el Evangelio de Jesus, entonces este fue dado a los gentiles (nosotros), a los que creemos en su Santo Nombre y lo recibimos en nuestro corazon para que haga en nosotros su santa voluntad. El Senor trajo la luz a las naciones, como se lee en Isaias 42.
Un saludo para usted y todos los que comparten estas ensenanzas.
Jose – Nueva Jersey, USA
Si algo he entendido es que Dios solo requiere de mi frutos. No le interesa otra cosa que no sea lo frutos de él en nosotros.