Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
15 Mar 14
Mateo 21, 33/43, 45/46
«Éste es el heredero: venid, lo mataremos»
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo.» Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.» Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? «Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.» Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.» Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.
Este pasaje nos presenta la historia de la salvación. En esta parábola se nos dice que Israel es una viña con un guardia especialmente designado para protegerla. Aquí cada rasgo tiene su propio significado: Los servidores, enviados por el Señor, son los Profetas, el hijo es Jesús, muerto en las afueras de Jerusalén, los viñateros son los judíos infieles, los escribas y los fariseos. El otro pueblo a quienes se confiará la viña son los paganos, los no judíos, entre los que estamos nosotros.
La ausencia del dueño nos da a entender que Dios confió a Israel a sus jefes. De allí surge la responsabilidad de esos jefes y la exigencia del dueño de la viña para pedir el cobro de los dineros aportados por la cosecha. Como sabemos a esos siervos los mataron. Luego vino un segundo envío que corrió la misma suerte. Estos enviados hacen alusión a los malos tratos infringido a los profetas de Dios por los reyes y sacerdotes de Israel.
Luego, recapacitó el dueño que finalmente envió a su propio hijo pensando que por ser su hijo le respetaría y regresaría sano y salvo, pero los viñadores, enceguecidos por la ambición y esperando finalmente quedarse con la viña, mataron a Jesús.
Para nosotros Cristianos, esta parábola es una exhortación a ser fieles a Cristo para así no reincidir en el delito de los Judíos de la parábola. Nosotros también recibimos numerosos envíos del Señor, nos llegan en diversas formas, de inspiraciones del Espíritu Santo, sentimientos, consejos, lecturas, homilías, reflexiones y llamados personales. Muchas veces no los tomamos en cuenta, otras, simplemente los dejamos pasar.
Recordemos que Él es la piedra angular, o sea la piedra base sobre la que se construye la casa que es nuestra vida.
Debemos estar atentos y darnos cuenta que Dios nos envía al mismo Cristo que es: el camino, la verdad y la vida. El, nos enseña mediante su palabra y a través de los sacramentos, que se quedó con nosotros y está en cada uno de nosotros el querer seguirle.
Ya que tenemos esta opción, qué esperamos: TOMÉMOSLA.
La parabola refleja el caracter de la población humana de todos los tiempos. Los intereses que están de por medio son los que guían a aquellos que siempre están a la espera de la oportunidad que les convenga. Aún en lo religioso, encontramos que es usual moverse por intereses personales, y esto es aún más notorio cuando hubo una iglesia perseguidora de los disidentes. El fariseísmo, la cobardía y el ansia de poder es lo que lleva a muchos a no reconocer el llamado de Jesús de volverse a él de todo corazón, aún si esto va en contra de lo socialmente correcto y aceptado por la autoridad eclesiastica de turno.