Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
27 Dic 20
Mateo 24, 37 – 40
Más como en los días de Noe, será la venida del Hijo del Hombre
Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado.
El Evangelio es siempre actualidad, como la palabra de Dios que se hace presente en cada acontecer para iluminar nuestro paso; el problema es que no le prestamos atención porque muchas veces “incomoda” nuestros planes humanos. Dice el texto de Mateo: “así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca” (Mt,4,38), situándonos el contexto actual, podemos decir también que nosotros estábamos desenfocados y dispersos antes de que llegara la devastadora pandemia del Covid-19.
Continúa el relato: “y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre” (Mt 4,39)
El ser humano tiene una tendencia hedonista a dejarse esclavizar por los placeres intentando evitar cualquier sufrimiento y dolor, así lo vemos a lo largo de la historia de la humanidad en los excesos de Sodoma y Gomorra, la rebeldía frente a Moisés camino a la tierra prometida, la caída del imperio romano, por nombrar solo algunas muestras del pasado. En tiempos modernos se repite la historia, se corrompen las sociedades y se da la espalda a Dios y a la espiritualidad rindiendo culto al poder, al tener, al placer.
¿Que nos ha sucedido con la Pandemia y que hemos aprendido? Sin duda nos hemos puesto de cara a la fragilidad humana, a la finitud de la vida, a la inseguridad frente al futuro. Hemos visto emerger la nobleza de las personas en el trabajo de la salud, del servicio público, de las instituciones que cuidan a la ciudadanía, pero también hemos constatado el egoísmo, la terquedad frente a las normas de cuidado general y el oportunismo político. Poco aprendizaje en verdad, así somos, de dulce y agraz, cambiantes como el día y la noche, necesitamos recapacitar frente a estas lecciones de la vida.
El profeta Daniel nos habla del Hijo del Hombre para referirse al Mesías ( Dn 7,13-14 ) En relación a la venida de los últimos tiempos llamada “parusía” ( “presencia, advenimiento, llegada”), esta no tiene fecha ni hora, porque el tiempo de Dios no es nuestro tiempo, por lo tanto no debemos preocuparnos tanto cuándo será, sino de actuar bien, de acuerdo a lo señalado por Cristo Jesús. “Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al Cielo.”(Hech. 1, 11).
. Nuestra fe debe darnos confianza en el futuro, nunca reaccionar con miedo. Nuestro Padre es un Dios de amor no de miedo, si lo sentimos así, lo estamos juzgado con parámetros humanos y no hemos entendido el sentido de nuestra existencia. Saquemos de nuestra cabeza al Dios implacable y castigador que aprendimos mal en la infancia. Cada nuevo día es una preparación para que en este gran encuentro estemos llenos de amor, de fe, de caridad y justicia. La fe en Jesucristo es siempre presente, ante lo cual estamos llamados a hacer cambios de bien en nuestra vida. Los acontecimientos de este año 2020 han sido tan estremecedores, que nos deben llamar a una profunda reflexión personal en relación a como hemos procedido en nuestra vida y a discernir en relación a lo que debemos evolucionar para estar respondiendo al plan de Dios y estar siempre preparados para el gran acontecimiento del encuentro con Él.
En efecto, cuando venga el Hijo del Hombre, será como relámpago que parte del oriente y brilla hasta el poniente” (Mt. 24, 27), sin dudas será un momento tan grandioso que ni siquiera nuestra mente humana lo puede imaginar ahora. Debemos tener fe y esperanza: Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. (Lc 21,28)
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