Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
12 Abr 20
Mateo. 26, 14-25
Judas Iscariote propone a los sumos sacerdote entregar a Jesús
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle. El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?» El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: «El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.»» Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.» Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?» El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!» Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»»
Muchos de nosotros, al leer esta lectura, puede que pensemos lo traidor, lo malo que es Judas. Pensamiento tal vez sincero pero de verdad algo arrogante. Porque condenamos a Judas pero…¿nos vemos a nosotros mismos cuando actuamos como Judas?.
¿Crees que no eres como Judas? ¿Cuántas veces hacemos lo que no queremos, u obviamos hacer el bien, porque nos “puede perjudicar”?. ¿Cuántas veces no apoyamos al compañero de trabajo, aunque sabemos que tiene razón, cuantas veces no ayudamos a aquel sucio mendigo por temor a que nos manche nuestra piel, cuantas veces nos olvidamos durante la semana de nuestros valores que tan hermosamente celebramos en la misa o en la oración?.
Cada vez que hacemos algo que va en contra de lo que Jesús nos enseñó o, lo que incluso puede ser peor, dejamos de hacer el bien que tanto admiramos, traicionamos a Dios.
Estoy segura que la gran mayoría de los que leen estos comentarios se sienten cerca de Dios o dicen tener fe. Pero…no deberíamos celebrar tanto en nuestro corazón antes de ver realmente como actuamos, porque, así como Judas comió del mismo plato que Jesús, es decir estaba cerca de él y lo conocía, así también quienes creemos estar cerca podemos fallar.
Si tienes un computador o un celular, si tienes internet, y puedes leer estas líneas, puedo decirte que eres un privilegiado, una bendecida, pero no necesariamente un seguidor de Jesús. Si estas tranquilo o tranquila en tu casa, sin atreverte a ayudar a quienes sufren en esta pandemia, si no te escandalizas de las diferencias con que vivirán los pobres y los acomodados este virus letal, si piensas que no es para tanto porque solo morirá entre un 5 o un 10% de nuestros compatriotas (al menos acá en Chile) entonces déjame decirte que eres un traidor o traidora a Cristo…porque puedes disfrutar tranquilo lo que unas monedas de plata han podido comprarte (alimentos, casa, agua, seguridad, trabajo), sin pensar en el dolor que está viviendo el pueblo de Dios
Lo hermoso de esta lectura es que Jesús da la oportunidad de redimirse, advierte a Judas, informa a viva voz que sabe que será traicionado, incluso le dice cuan mal la pasara si realiza la traición, incluso cuando el mismo Judas pregunta, Jesús confirma lo que él otro ha dicho, pero no es El el que juzga.
Jesús también nos advierte cada día y nos muestra lo que no queremos ver o no nos conviene ver, y cada uno tiene la posibilidad de redimirse o condenarse. Este periodo de pandemia es horroroso, pero conlleva una gran oportunidad para que los que tenemos fe no solo hagamos oración, sino que llevemos el amor a la acción. Los que tienen de más dar a los que tienen de menos, lo que tienen poder cuidar de esos hermanos necesitados, lo que tienen autoridad ejercerla por el bien de todos y no de algunos pocos, los que tienen voz alzarla por los que callan o son obligados a callar.
Es tremendamente importante, hoy más que nunca en nuestra historia, no seguir traicionando a Cristo, dejar de ser Judas con nuestros hermanos (que son Cristos necesitados) y escuchar como Dios nos ama y quiere que seamos mejores personas. Y esta terrible pandemia es una gran oportunidad para aplicar lo que decimos sentir por nuestros semejantes. Y si tenemos dudas, entonar el cantico que dice el salmo 143: Enséñame a cumplir tu voluntad, pues tu eres mi Dios. Tu espíritu bondadoso me guie por una tierra llana.
Que Cristo Resucitado sea la luz que todos necesitamos¡¡¡¡
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