Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
28 Nov 15
Mateo 4, 18-22
“Jesús llama a cuatro pescadores.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”.
Mientras Jesús caminaba a orillas del mar de Galilea, vio a dos hermanos: uno era Simón, llamado Pedro, y el otro Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red al mar. Jesús los llamó: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.» Al instante dejaron las redes y lo siguieron. Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago, hijo de Zebedeo, con su hermano Juan; estaban con su padre en la barca arreglando las redes. Jesús los llamó, y en seguida ellos dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Una fría y lluviosa tarde de un sábado de invierno, décadas atrás, encontrándome en una compleja situación, aislado de mi familia, angustiado y con fuerte crisis de fe, una persona al verme en ese estado, me invitó a una misa especial para un pequeño grupo. Dudé en asistir, pero ante la calidez de la invitación a algo que no me haría daño alguno, asistí. Allí, mi cuerpo estaba presente, pero mi menta estaba presa de la angustia. Me era imposible apartarme de las preocupaciones y pérdida en la confianza en algunas personas muy católicas e influyentes que me habían conducido a una injusta situación. Pero, esa tarde, en un momento puntual me encontré sumido en el silencio de una paz interior que había surgido de improviso. Mis oídos, empezaron a oír con un sentido profundo un suave canto de los allí presentes, acompañados de una guitarra. Fue una energía que entró en mi interior, sació mi sed de esperanzas y falta de sentido. Ese sábado, me marcó de por vida.
Era una voz suave, lenta, cálida que me susurraba al oído: Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos. Tan sólo quieres que yo te siga … -y mi corazón, contestó: -Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre, … Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse, amor que quiera seguir amando… Ya se habrán dado cuenta, que es parte de la letra de la canción “Pescador de Hombres”. Pues bien, comprendí allí, que mi vida fuera de los éxitos y fracasos que nos acompañarán siempre, tenía un sentido adicional a mi familia. Debía ser un colaborador de Jesús en la difusión de su mensaje salvador, en llevar auxilio a quien lo necesitase como yo, a enseñar saber distinguir el buen pasto de alimento de la maleza, a saber elegir el mejor lugar en donde lanzar las redes o el anzuelo para tener una buena pesca.
Ser pescador es mucha paciencia, fe y esperanza. No desilusionarse si no se pesca, el esfuerzo es parte del trabajo y se confía que lo que no se obtuvo esa vez, ya será efectivo al día siguiente o después. Jesús, en estas palabras del evangelio de Mateo, nos está invitando a caminar juntos, por cierto por un camino que no es fácil, pero en el cual llevaremos la alegría propia del que sabe que está acompañado por su Padre que es la plenitud de amor y que se camina llevando la buena nueva en un mundo que está preso de la angustia, la miseria humana, el egoísmo y el desamor, que se vaga triste y desorientado en guerras, abandonos, discriminaciones, exclusiones y dolorosos e injustos fracasos. Un mundo que le ha dado la espalda a Dios.
Jesús nos llama hoy, a mí y a ti. Atiende su llamado, no temas, no lo rehúyas. Es algo que puedes hacer en tu familia, en tu trabajo, barrio, en tu medio social, incluso algunos en sus aulas de docencia, asociaciones, gremios, negocios, empresas, y en el campo de la política. Jesús no pone metas ni plazos, sino dar el primer paso y empezar desde hoy. Los resultados ya vendrán. No te pedirá cuanta por el grado de éxitos logrados, sino de si lo trataste de hacer con los demás, de los testimonio ejemplares de vida que hiciste. Es un convertirse en un misionero laico en la vida diaria, en momentos que los religiosos escasean y somos nosotros los laicos que debemos acoger el llamado. Recordemos la letra de la canción del misionero que dice: Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir, donde falte la esperanza, donde falte la alegría, simplemente por no saber de Ti.
El Señor nos ha dado a cada uno talentos, no sólo para nuestro provecho, sino también para que le colaboremos en la construcción de su Reino. Con qué facilidad lo olvidamos y nos vamos adaptando a la vida en sociedad impregnada de un individualismo que nos divide, nos deshumaniza y transforma nuestro quehacer y vivir en mundos separados. Lo mío y lo tuyo. Lo nuestro y lo de ellos. Tenemos que cambiar esa forma de vida y hacerlo con nuestros talentos y usando la habilidad y paciencia del pescador. Nuestras redes son los valores que aplicamos en el diario vivir. La justicia, la verdad, la honestidad, la compasión, la solidaridad, el servir, no discriminar ni excluir.
Saquémonos nuestros miedos, caretas, anteojeras, corazas y actuemos acogiendo el llamado de Jesús. El filósofo español del siglo XIX, Jaime Balmes, afirmaba: «Cuando el hombre deja sin acción alguna de sus facultades, es un instrumento al que le faltan cuerdas; cuando las emplea mal, es un instrumento destemplado«.
Patricio ,tu reflexión nace del mismo corazón ,eres una persona coherente con lo que has reflexionado, los que somos tus amigos y las personas de Algarrobo pueden dar fé de esto.
JESÜS te llamó por tu nombre y tu valentía te ha llevado a dejar de lado tu enfermedad, que es solidaria te acompaña en todas las gestiones que el buen JESUS te pide, tu entrega a lo que JESÜS nos pide cuando nos llama por nuestro nombre es incondicional, nosotros tratamos pero nos falta, es cierto nos ha llamado, pero nuestra respuesta no ha sido al 100%, confiamos que todavía tenemos tiempo para lograrlo y sabemos que AMAR ES ENTREGARSE, OLVIDANDOSE DE SÏ, BUSCANDO LO QUE AL OTRO PUEDA HACERLO FELIZ. Confiamos que nuestros hermanos en CRISTO, escuchen su nombre cuando los llame y ocupen su tiempo en sus hermanos, es decir su prójimo, trata a tu hermano como te gustaría que te tratarán a ti.
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