Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
15 Jun 14
Mateo 5, 27-32
«El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero»
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio». Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: «El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»
Mateo nos presenta a Jesús de un modo muy humano, muy directo. Este texto es como la continuación, de cuando El habló de la ley más perfecta, donde lo resaltante es «ver el espíritu de la ley y no solo la letra de ella».
Jesús nos propone un cambio, un orden nuevo en la sociedad, un orden donde la persona esta antes que la ley.
Quien mira con «malos deseos a una mujer o un hombre, ya cometió adulterio en su interior»; aquí nos señala Mateo que desde el corazón humano, desde nuestro interior salen las intenciones, las malas acciones, las situaciones de pecado que no son otras que todo aquello que nos aleja de Dios y del prójimo, y que no nos permite vivir en el amor.
Si seguimos a Jesús sabemos que nuestra misión es clara: «cambiar el mundo desde la óptica de Dios”, ver con los ojos del corazón, es decir del servicio y la entrega, según Dios.
Esto no significa que toda la humanidad será católica o. Mateo nos propone una comunidad que vive desde dentro, desde la felicidad que nos da la oración y el contacto diario con ese Jesús que habita en mi alma y me pide involucrarme en mi vínculo cercano, en el mundo desde el amor, el servicio, la entrega, la justicia, la paz
Jesús perfecciona la ley y le da un profundo respeto por la dignidad de la persona humana. Nos muestra como las relaciones humanas son más importantes que la ley, que los actos religiosos, que las costumbres etc… Nos pide un nuevo orden de convivencia, donde lo principal es el amor, el perdón, la tolerancia, el respeto. Amar, perdonar, tolerar y respetar a la manera de Jesús, no basta acallar lo viejo, mi estilo de ser persona, mis actitudes, sino renacer al hombre nuevo que Jesús nos vino a mostrar con su vida.
Como cristianos participamos en la vida en comunidad, colaborando en todo aquello que nos lleve a vivir nuestros valores del reino, y allí en medio de este mundo y sociedad que nos toca vivir «poder discernir de lo que nos aparta de Dios y escandaliza al hermano». Si mi «ojo derecho es ocasión de pecado», ¡córtatelo!
Si mi ambición desmedida, si mis amistades y estilo de vida son motivo de escándalo, abandonar esas costumbres que dañan mi relación con Dios y con mi prójimo. Si mi vida no es reflejo de los valores que Jesús encarnó, discernir desde ese llamado interior, el llamado de la conciencia, que muchas veces es la voz de Dios, y actuar en consecuencia.
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