Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
28 May 16
Mateo 5:13-19
«Vosotros sois la sal de la tierra»
«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.
Mateo recaudaba impuestos para los Romanos, les llamaban Publicanos. Su oficio era licitar los impuestos, cobrar y despachar a Roma lo recaudado. Se darán cuenta de la fama de estos personajes: odiosos, ladrones, traidores, etc. Vivía en Cafarnaúm. Recuerda muy bien su encuentro con Jesús. Así lo relata: “Jesús vio que yo estaba sentado en el Banco de Impuestos y me dijo. Sígueme. Estaba feliz, lo invité a él y a sus discípulos, también a parientes, vecinos y algunos colegas. No faltaron las habladurías. “Algunos escandalizados por algunos invitados, decían: cómo se le ocurre comer y beber con esta clase de gente. Jesús oyendo sus comentarios les dijo: los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Aprendan lo que habló Dios por su Profeta: Misericordia quiero y no sacrificios.” Algunas “palabras y obras” del Papa Francisco están conectadas con el relato de Mateo y constituyen un referente para el accionar de la Iglesia. Después de la Resurrección, Mateo permanece en Palestina donde termina su Evangelio y funda Iglesias. Más tarde se traslada a una región de Etiopía, allí evangeliza y muere mártir.
Las imágenes de la Luz y la Sal, tienen sugerencias y son referentes de gran poder y consistencia en el Mensaje del Señor, pero al mismo tiempo, tienen el dramatismo del conflicto o del fracaso. La Luz que es para alumbrar y para brillar, no se puede poner debajo de algo que la oscurezca o debilite su brillo. La sal que da sabor y agrado al alimento…”qué pasa si lo pierde o desvanece…con qué se le devolverá el sabor. Solo sirve para echarla fuera y para que la pise la gente que pasa” En la Escritura la imagen de la Luz es recurrente, Jesús muchas veces la contrasta con las tinieblas.
Dejo que la fuerza de la Palabras del Señor (Palabra Viva) nos inspiren: “Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la Luz de la Vida.” (Dicen los entendidos que esta frase es textual de Jesús, como todas las que se inician con el… “Yo soy”) “La Luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas a la Luz porque sus obras eran malas. El que obra mal odia la Luz y no viene a la Luz, no sea que su maldad sea descubierta y sea condenado. Pero el que camina en la verdad busca la Luz para que se vea que sus obras son hechas según Dios”. “Nadie enciende una lámpara para esconderla o taparla con algo, sino que la pone en un candelabro para que los que entren vean su claridad. Cuida pues, que la Luz que hay en ti se convierta en oscuridad. Brille vuestra Luz ante la gente, para que viendo vuestras obras buenas, glorifiquen al Padre de ustedes que está en los cielos”
La Iglesia y nosotros, estamos llamados ser buenos y lúcidos conductores de la Claridad y Brillo de la Luz del Señor y enviados a poner el sabor de la Sal a la Tierra y a la Vida de los Hombres. Yo soy Iglesia como ustedes…pero me duele la Iglesia. No sé si les pasa. Me apena cuando su Luz se opaca o esconde, cuando debe iluminar y clarificar situaciones dentro o fuera de ella. Me duele y a veces me cansa, cuando no pone sabor, en su hacer y decir, a la vida de los hombres y al devenir de la humanidad. Me duele ver como la Iglesia es “pisada” por la gente que pasa, porque esa Sal que la gente espera, como sabor para el alimento de la vida y del espíritu, ha perdido su sabor y ¿quién se lo devolverá?
Me llena de Esperanza la obra del Espíritu Santo en el lenguaje nuevo del Papa Francisco, en gestos y palabras, incluso frente a situaciones críticas y conflictivas. No imponiendo normas por la fuerza de su autoridad, y su estilo para abordar las situaciones aún las más complejas, como el tema del matrimonio ante las nuevas formas en debate. ”Los cristianos, dice no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual o estar a la moda. Estaríamos privando al mundo de los valores que podemos y debemos aportar, pero tampoco sirve quedarnos en una denuncia retórica de los males actuales, como si con eso pudiéramos cambiar algo”. Veo una suerte de “pragmatismo cristiano” (lo digo en “puntillas”) que no abandona ni disminuye la fuerza de la Verdad, de la Belleza y del Bien, pero tampoco desecha o desconoce la realidad.
Esto, lo echo de menos en nuestra Iglesia. Seguramente sin quererlo, su lenguaje es abstracto, lejano y ajeno a las situaciones concretas y ante las posibilidades efectivas de la gente en su búsqueda de mejores días. Sueño con una Iglesia que recupere el Don del Servicio y la Compasión…como María. Sueño con una Iglesia que le diga a los hombres, lo que oyó aquel inquieto Escriba de Jesús….”Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Modestamente y desde una de las tantas “periferias existenciales”, acompaño al Papa Francisco en su afán por recuperar en toda la Iglesia, laicos y consagrados, la Misión de sentirse “enviada a los hombres para que tengan Vida y Vida en abundancia”.
Juan Zerón Domínguez
Es impresionante como hemos perdido la esencia de esa Luz que debiera alumbrar nuestro camino, hemos permitido entrar en esas penumbras del poder, de la competencia ,la ambición, en cuánto a la sal estamos muy desabridos, no somos capaces de saludar ,respetar al otro de ser solidario.
En lo que se refiere al Papa Francisco demos agradecer a DIOS él es un gran regalo es la oportunidad de la iglesia que somos todos hacer cambios