Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
11 Jun 16
Mateo 6, 1-6 16-18
Hagamos las cosas por Dios y Él, que ve en lo secreto, nos recompensará.
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. «Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
¡El exhibicionismo está de moda! Las llamadas redes sociales y los medios de comunicación lo propician. Muchas personas quieren mostrar al mundo su belleza, su dinero, o su bondad; la alabanza al “ego” es para ellos prácticamente una necesidad, como la alimentación o el abrigo de sus cuerpos.
Hoy, nuestros medios se encargan de promocionar actividades de todo tipo, entre ellas las solidarias. Muchos “benefactores” en ocasiones de grandes campañas, se muestran arrogantes y entregan porcentajes de sus “ganancias” que jamás empobrecerán sus arcas, con lo cual además, deducen impuestos y logran disminuir el pago de grandes cantidades de dinero en propaganda publicitaria; porque el promedio de los mortales, en nuestro afán por cooperar desde nuestras posibilidades, favorecemos con nuestras compras a los mismos señores que “ganan ayudando”.
Pero la verdadera generosidad está en quien sacrifica su tiempo por el otro, en aquel que da a costa de los propios haberes, ¡cuánto gozo hay en la entrega y en el dar!, también en la genuina necesidad de compartir y generar el bienestar común. Cuando, como Cristo, se piensa en comunidad, en hermandad, más que en un individualismo enfermizo como el que hoy corroe la sociedad; reconoceremos lo que modestamente llamo “el placer de la solidaridad”.
La solidaridad bien intencionada no se encuentra en quienes la proclaman, sino en quienes la viven, la gozan, la disfrutan en su intimidad, en su corazón y no la contaminan con la publicidad ni esperan rentabilidad de su acción. Y en cuanto a la “mercantilización de la solidaridad”, sólo recordar las palabras del Maestro: “No se puede servir a dos amos a la vez”.
Los necesitados de alguna forma somos todos; cada uno tiene necesidades no resueltas de distinta índole y todos también podemos entregar con generosidad algo propio de lo cual podemos hacer derroche. Entonces, si se es consecuente con la Palabra de Jesús, uno de los mayores actos de bondad y de entrega es poner a disposición de Dios “nuestras vidas”, para que él plasme en ellas la verdad en el Amor, a manera de mostrar a los que nos rodean, el camino al Reino de Dios.
La generosidad debe ser una entrega en la que el gozo radique en desprenderse de algo que es valioso para uno. Y esto es íntimo, no se debe saber, no debe proclamarse, no debe publicitarse; es una caricia para la propia alma.
Sin embargo, hoy en día, el exitismo, la vanidad y la soberbia hacen que las personas sufran de ansias de exhibicionismo, y su fin no es compartir el Amor que crece y se afianza en el corazón de los hombres, precisamente cuando se manifiesta y se entrega.
La capacidad dedar amor, por amor y con amor es un “don” maravilloso.
Siento que estamos lejos de dar amor con amor y por amor. Es mas relevante TENER que SER y nos hemos dedicado a pisotear al hermano, a escalar rápido y que nos vean en la cumbre, para ser importantes, y no somos capaces de percatarnos y cuando nos caigamos de esa cumbre que nos hace estar ciegos, solo tendremos a ese Padre maravilloso que es DIOS y como es amor nos recibirá con sus brazos abiertos y nos daremos cuenta al final el maravilloso tiempo que hemos perdido. Los invito hermanos a detenernos en esta carrera y retomar la senda que CRISTO nos enseña dar amor , por amor y con amor