Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
20 Jun 14
Mateo 6, 19 – 23
Dónde está tu tesoro, está tu corazón
“No junten tesoros y reservas aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen el muro y roban. Junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay polilla ni óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el muro y robar. Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón. Tu ojo es la lámpara de tu cuerpo. Si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz; pero si tus ojos están malos, todo tu cuerpo estará en obscuridad”.
Hoy vivimos en una cultura socio-cultural y económica-política que mueve al hombre en gran parte del planeta en sentido inverso al mensaje de Jesús y el Plan de Dios. A los pequeños se les enseña a priorizar todo lo utilitario partiendo por el dinero; el poder casi mágico que él tiene, incluso en los juegos se induce a ser siempre el primero, a competir, a tratar de abarcar el máximo que pueda y todo lo que logre sea sólo para él. Un ejemplo, es el juego de la Piñata de los cumpleaños, en que una vez roto el saco, cada uno debe combatir con fiereza, sin contemplación alguna, para agarrar el máximo. Los más pequeños, los débiles, reciben lo menos. Y ello, es visto, alentado y aplaudido. Medio siglo atrás, cada niño invitado a un cumpleaños recibía una bolsita igual. Se repartía de antemano lo que había en ese hogar, sin falsa ostentación, de modo que cada uno recibiese por igual.
El mundo cambió. Hoy casi todo se mueve en torno al utilitarismo del individualismo y de considerar a la persona humana como un bien mercantil, útil a veces, otras, algo deseable. Y no olvidemos, que hoy esa orientación abarca casi todos los ámbitos. La suerte de nuestra sociedad como una comunidad de personas interrelacionadas y complementadas para vivir, está en lo que el Evangelio de hoy, nos asocia al corazón: “donde está tu tesoro, allí estará tu corazón; tus ojos son la lámpara de tu cuerpo, si están sanos, tu cuerpo tendrá luz; pero si están malos, todo tu cuerpo estará en obscuridad”.
El mundo, mal llamado del postmodernismo, ha ido dejando a un lado a Dios, lo ha desterrado a los altares. Ello en una hipócrita acomodación de un seguimiento limitado al interés personal y familiar directo viendo y recogiendo sólo lo que le conviene. En muchos casos, se forman agrupaciones o movimientos en que el Evangelio es para la perfección espiritual personal, reflexiones de salón, pero no para abrirse al mundo real del medio en que se vive y que está un poco más allá de su “Gheto”, dejando de actuar como coparticipes de la construcción del Reino en el hoy, aquí, y no para un mañana que nunca llega.
Debemos volver a las raíces. Tomar, por ejemplo, esta lectura tantas veces leída y releído, tantas veces predicada en los templos y reflexionada en grupos, pero sin ser semilla. Son hermosas palabras de mucha sabiduría, pero que no logran entrar al frío corazón de las personas. ¿Por qué? Simplemente, porque implica amor fraterno. Aquello que en forma ligera se descalifica como obsoleto: solidaridad, comprensión, humanismo, sensibilidad, empatía, desprendimiento. La sociedad, lo considera propio de los débiles, de los perdedores, fracasados, incompetentes, pobres por flojera, carentes de fortaleza para luchar en la “Piñata” de la vida social para acaparar lo que más se pueda, para propio beneficio.
¿Qué podemos hacer? Lo primero, perder el miedo, la vergüenza a lo que otros nos dirán, y en cada oportunidad, en todo momento, referirnos a las enseñanzas del Evangelio con convicción y esperanza motivadora para intentar derribar muros, falsos eslogan, que nos empujan en el camino contrario. Estamos llamados a actuar, no a contemplar desde la distancia, sino a dar testimonios. Si no lo hacemos, estaremos dejando a un lado a Jesús. Cristo no vino a felicitar a la sociedad, sino a despertarla de su terrible e inhumana ceguera, que ya estaba presente en los mercaderes del templo. Tengamos presente que el único acto de violencia que el Evangelio nos presenta en el comportamiento de Jesús sucede en defensa de la dignidad de lo que encierra el templo de Dios. En Corintios, se nos precisa “¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios? “ (1 Corintios 6:19).
El Papa Francisco, en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, dice: “Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del tejido social. Así la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás. Sólo sirven para pretender engañar a los que reclaman mayor seguridad, como si hoy no supiéramos que las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos. Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una «educación» que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos…. “(60).
¡Cuántos corazones endurecidos, ojos que no ven o no quieren ver, inundan a nuestro medio y sociedad! Preguntémonos ¿Seré yo uno de ellos atraído por los cantos de sirenas de la exacerbación del exitismo, consumo e individualismo, que gradualmente nos ha ido “lavando el cerebro” y haciéndonos cada vez más insensibles al prójimo? ¿En qué estoy fallando? ¿Cuáles son mis afanes más buscados y tesoros guardados? ¿Qué puedo hacer para revertir mi disposición a la luz del Evangelio y de mi fe en el Señor?
Estimado Patricio, gracias por su gran generosidad. Siento mucho que Ud. se encuentre enfermo, rogare a Dios por su salud.
Lo felicito por su envío , hermoso y no me cabe duda que Ud. esta atesorando para llevar a un lugar donde la polilla ni oxido lo destruyeran.
Un abrazo y que Dios le Bendiga.
Esta reflexión de Patricio tiene algo muy especial, por cuanto intuía que algo grave venía en contra tu salud y nos comentaste que habías preparado con mucha anticipación tu reflexión. Has vuelto y hoy, una vez más, tú nos muestras que eres un buen seguidor de CRISTO, siempre entregado a las necesidades de las personas más desposeídas, poniéndote en manos de ÉL con mucha fe en cuanto a tu salud y dejando que CRISTO decidiera tu tiempo por esa bondad que tiene tu corazón. ÉL quiso que regresaras a Algarrobo porque su gente te necesita.
Aprovecho la oportunidad para expresar que muchos católicos no se den cuenta que lo más importante es vivir y practicar el amor fraterno, no en atesorar sin compartir, no en tener un corazón duro hacia afuera y amoroso para lo personal y reducido grupo familiar más cercano. Creyendo que con asistir a la misa dominical se está en paz con Cristo, pero en el resto de las horas y semana, no se practica nada de lo que Él nos pide.
Se vive en la hipocresía, privilegiando lo personal, sin sensibilidad, con un corazón endurecido que impide el ser servicial a los demás.
El ejemplo de la “Piñata” es muy claro para comprender lo equivocado en que camina nuestra cristiandad y sociedad en un mundo que cada vez se aleja del plan del Señor.
Muchas gracias Patricio por entregarnos esta reflexión tan oportuna para los tiempos actuales y felices de tenerte de vuelta en tu camino de discípulo de Cristo y difusor de su palabra.
Familia Canales – Fuenzalida
Muchas gracias Patricio por tus lúcidas y sabias palabras. La experiencia de la vida que pasa por el dolor de la enfermedad, nos hace volver a las fuentes de agua viva y a revitalizar el deseo imparable de ser un apóstol de Jesucristo en el mundo de hoy tan amenazado. Tu eres un gran ejemplo para todos nosotros, para seguir adelante sin desfallecer, a pesar de las grandes pruebas que tenemos que sortear. Recibe todo nuestro afecto y reconocimiento
Familia Lira-Camposano