Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
29 Jun 19
Mateo 7, 21-29
No todo el que me diga Señor, Señor entrará en el Reino de los Cielos
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» Y entonces les declararé: «¡Jamás os conocí; ¡apartaos de mí, agentes de iniquidad!» Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina. Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.
¡Vaya, Vaya! Y muchos de nosotros dedicados a rezar y rezar, que si varios rosarios o muchas letanías para salvar el alma, ¡sin acordarnos que lo principal según esta misma lectura es actuar y obrar según las enseñanzas de Jesús!
Estas palabras se encuentran entre muchas otras del Nuevo Testamento que profundizan en el Sermón de la Montaña y las bienaventuranzas, “Dichosos los pobres… los afligidos… los humildes… los que tienen hambre…” Van en esta lectura recomendaciones más concretas de cómo actuar. Y sí, vemos que no siempre sirve sólo rezar. ¡Hay que obrar!
Muchas viejitas, muchos “santos varones” se la pasan en sus oraciones, o van a misa puntualmente todos los domingos y con eso piensan ya haber cumplido con el Señor, mientras hay gran pobreza y sufrimiento a nuestro alrededor. Tal vez por eso, entre otras cosas, los jóvenes de hoy ya no creen mucho en este tipo de oración. Y por eso, ahora Él mismo nos aclara, que “no basta rezar”. Como dice aquel canto de Alí Primera, “No, no, no basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz…”
Las otras “cosas”, cabalmente se refieren a HACER algo por el prójimo, ayudar al necesitado, ¡hacer el Bien! Aunque, evidentemente no hace daño el rezar, y rezar para que nos ayude en el actuar.
Por otra parte, el construir la casa sobre cimientos firmes se refiere a construir la vida sobre acciones sólidas, aunque podríamos leer también que se puede ayudar o acompañar a los pobres a construir las viviendas sólidas y no las medias agüitas, que se les pueden caer. Ejemplos de ello tenemos en varias Fundaciones y ONGs de apoyo al mejoramiento de viviendas que sí trabajan acompañando a comunidades marginadas en la construcción de su hábitat. De igual manera en otras muchas obras de apoyo a los marginados…
Y además de rezar, entonces, ¿cómo podemos apoyar nosotros a los necesitados? ¿Cómo podemos traerles la Buena Nueva?
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