Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
19 Jun 21
Mateo 7, 6.12-14
Traten a los demás como quieran que ellos los traten
“No den las cosas sagradas a los perros, no sea que se vuelvan contra ustedes y los hagan pedazos. Y no echen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen.
Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes; porque en eso se resumen la ley y los profetas.
Entren por la puerta angosta. Porque la puerta y el camino que llevan a la perdición son anchos y espaciosos, y muchos entran por ellos; pero la puerta y el camino que llevan a la vida son angostos y difíciles, y pocos los encuentran.”
Aunque el evangelio no menciona la palabra “solidaridad”, el concepto del amor al prójimo es la idea principal de este. Es tan grande el amor del que nos habla Jesús, que en quienes logran comunión con él, este se impregna en cada una de sus células y lo imposibilita a actuar mal con otro ser humano o con su entorno.
Cristo pone a la humanidad y su redención, como la causa de su venida al mundo y nos emplaza a amarnos los unos a los otros. Cuestión que parece ser bastante compleja, dada la naturaleza del ser humano, manifestada desde el comienzo de los siglos.
“Ponerse en el lugar del otro”, es una expresión que es más fácil decir, que llevarla a la práctica.
Las diferencias naturales y creadas entre los seres humanos, son marcadas muchas veces con desdén por quienes estúpidamente se consideran superiores; pues cada “hombre” por el hecho de nacer en este mundo, está también determinado por particularidades inherentes a su humanidad, como la raza, la idiosincrasia, la nacionalidad, características socioculturales patrimoniales y ancestrales, como también desgraciadamente, la marginalidad y la vulnerabilidad.
Es común ver que una persona que no conozca la íntima realidad de otra, la juzgue según sus propias convicciones y modo de vida.
La historia de la humanidad es testimonio de muchas injusticias al respecto; hombres que han esclavizado a otros, discriminándolos por raza, por sexo, por ideología religiosa y política, o por situación económica, provocando segregación y a veces episodios de tortura y muerte por el simple hecho de pensar diferente y con ello justificar sus propios ideales.
Esta falta de visión para considerar a todos los seres humanos como iguales, en la dignidad que la propia “humanidad” les otorga, es lo que llamamos “falta de tolerancia”, aunque es más correcto precisar como “carencia del amor de Dios en el corazón de los hombres”.
En la actualidad los problemas políticos que sacuden a nuestros países latinoamericanos, han hecho que las opiniones se polaricen a tal extremo, que las distintas partes recurran comúnmente a la violencia y con ello se desate una virulencia tal, en las agresiones mutuas, que dejan diferencias irreconciliables y huellas imborrables entre hermanos, cuyas secuelas hacen que se perpetúe el odio y la venganza por generaciones. Entonces yo me pregunto ¿Qué diría Jesús de esto?
La intolerancia, la falta de empatía y la nula capacidad de ponerse en lugar del otro, es común en la sociedad actual, aunque no unánime, porque siempre hay espíritus generosos que permanecen incólumes a las presiones mediáticas, porque están llenos de Dios.
La ciudad en que vivo, permaneció algún tiempo, libre de la enfermedad de Covid una vez iniciada la pandemia en Chile; confirmados los primeros cinco casos en una misma familia, vecinos al enterarse, quisieron incendiarles su casa.
El miedo y la incertidumbre, hacen que el “ser humano” pierda esta maravillosa condición, la que nos distingue de nuestros hermanos menores “los animales”, aunque en ocasiones, podemos aprender de ellos.
Y a propósito de Covid, es lamentable como algunos, no tienen el menor interés en los cuidados para el control de este virus y no entienden que de “esto” no nos libraremos individualmente, sino en forma comunitaria y colectiva, es decir ¡todos necesitamos de todos!
¿Tan complejo es entender que absolutamente “todos pertenecemos a un todo” y que cada vez que hacemos algo contra un hermano o contra la naturaleza, lo hacemos contra nosotros mismos?
Deja una respuesta