Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
29 Jun 09
Mateo 8, 23-27
«Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma»
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!» Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!» Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»
“Se desató una tormenta tan grande en el mar, que las olas cubrían la barca, pero Él dormía”. Quién no le ha echado la culpa a Dios cuando cae en desgracia. “¿Por qué permite tanto sufrimiento?” ”¿Por qué tanta injusticia, tanta gente pobre, tantos crímenes?”. Nunca olvidemos: éste no es el paraíso, es el mundo en que Dios ha privilegiado la libertad del hombre y para eso somos presos de decisiones y circunstancias difíciles de entender. Es un mundo donde cada uno es libre de sembrar lo que quiera y como quiera. Y la cosecha es el fruto de nuestras obras y actitudes.
Nuestra angustia ante el dolor se refleja en el vértigo de los apóstoles en la tormenta. ¡Y Jesús dormía! Cuando parece que no nos escucha, nos sacude fuertemente. “¡Hombres de poca Fe!”, y con una orden se detienen los vientos y sale el sol.
Jesús nos llama a la calma en tiempos de crisis. Él escucha todas nuestras angustias, pero nos pide paciencia, que los tiempos de Dios son distintos a los del hombre. Nuestro egoísmo nos pide siempre el aquí y ahora. No queremos esperar, ni menos sufrir. Esa arrogancia es la que Jesús quiere que, a través de duras pruebas, erradiquemos de nuestra vida. Aprendamos a tener paciencia ante el dolor, aferrándonos a su manto de oración. Si la paciencia se agota, pedimos más con oración. Aunque el mundo se nos venga en contra, recordemos que después de la tormenta, viene la calma que Dios tiene para sus hijos.
Asumamos el dolor y sufrimiento terrenales como camino de aprendizaje y humildad. Cultivar la paciencia y la oración es la oportunidad que nos da el Señor para dejar de lado el egoísmo, la soberbia, y otros sentimientos tan malos, para ser más generosos y entender el dolor ajeno. ¿Han notado que después de una larga enfermedad, algunas personas cambian su actitud? Se ponen más generosos o simpáticos. Esto ocurre cuando se acepta el dolor como ese camino de sabiduría y no nos preguntamos por qué me pasa esto a mí, si no que para qué me ocurre esto. ¿Qué es lo que quiere Dios que haga con este sufrimiento?
Entendiendo entonces que ningún dolor en esta vida es gratuito, pidámosle al Señor, a través de nuestra Madre la Santísima Virgen María, que nos dé paciencia para entender las pruebas duras que se nos presentan y confiar que al final de cada tormenta, siempre está Jesús esperándonos con sus brazos abiertos.
En este día de San Pedro y San Pablo, pidamos especialmente, al igual que estos grandes apóstoles de Cristo, que el Señor nos de la paciencia para soportar todas las acusaciones e insultos que recibe nuestra Iglesia Católica a causa de defender el derecho a la vida y la integridad de las personas. Mantengámonos siempre juntos con Fe y oración. “Tú Señor que puedes esto, y mucho más todavía…”.
PACIENCIA Y ORACIÓN… SÍ, PERO «A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO», NO? EL SUFRIMENTO Y LAS INJUSTICIAS DE NUESTRO PUEBLO, NO SE VAN A ACABAR SÓLO REZANDO!
En un tiempo tan complicado del año, tanto económicamente, académicamente y socialmente, considero que las palabras de Luis hacen un llamado a contemplar nuestra realidad y ser capaces de parar un poco… de ver más allá de la punta de nuetras narices y poder vislumbrar en qué fallamos para mejorar. ¿Cómo podremos mejorar para levantarnos, si al momento de caer, no nos damos cuenta de por qué caimos?
Es necesario contemplar para poder actuar sobre el sufrimiento y las injusticias, de las que somos responsables y víctimas a la vez.
Muchas gracias Luis por tan certero y bello comentario!!!!
Me ha dado mucho gusto leer el comentario del Hermano Luis, y quisiera agregar lo siguiente:
Aunque la tormenta estaba ahi y el barco parecia zozobrar, el Senor dormía. El dormia, porque para El todo estaba seguro en las manos de su Padre, nada podía acontecer antes o después del tiempo señalado. Dios tiene control de todo, y más de nuestras vidas, somos nosotros los que no aprendemos a estar con El para tener más control de las situaciones adversas. El Reino de Dios nunca se ha ido de nosotros, somos nosotros los que queremos estar fuera de él. El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente… (Salmo 91). También en Hechos 27: 18-23 hay una buena aplicación sobre el mismo tema.
Gracias y saludos.
Jose
Es esperanzadora la reflexión que nos entrega hoy el más joven de los colaboradores de estas Cartillas. Me refiero a su consejo de cultivar la paciencia ante las crisis, fracasos y tantas derrotas que nos infringe el mundo moderno de hoy volcado al individualismo, exitismo y cruel competitividad. Luis Cristóbal, agrega a ello la oración, algo fundamental. Sin embargo, yo agregaría la virtud de la prudencia que nos hace “ver” y “reflexionar” sin ira, rencor ni espíritu de venganza, creando así un ambiente de paz interior necesario para concluir con sabiduría en un actuar oportuno y eficaz. Creo que para seguir a Cristo y ser verdaderos discípulos debemos tener siempre como horizonte, concluir en una acción y no quedarnos encerrados y paralizados. Se nos juzgará por lo que hicimos, por nuestras obras y acciones fraternas para la construcción del Reino de Dios, que es la plenitud del amor.
Finalmente, no puedo dejar de destacar que Jesús en este evangelio reaccionó en forma inmediata y muy dura ante una actitud de miedo de sus discípulos, muy humana y comprensible,: “les dijo: “¡Cobardes! …. Se puso en pie e increpó a los vientos y al lago”. Ésto lo dejo planteado para intercambiar opiniones sobre esta reacción de Jesús.
Nunca están demás las reflexiones sobre la fe. Esta columna rebosa de ella. Es cierto aquello de que sales cambiado tras una gran tribulación. El Padre toca tu fibra sensible y te muestra el camino que quiere para ti. Fe, oración y más fe. Cómo no iba a estar tranquilo Jesús: él conocía a su Padre. Nosotros apensa vislumbramos su sombra y ella incluso me es suficiente.
Gracias por tan bella reflexión.
Carlos Krumel
Asombrosa la buenanueva que nos trae la mirada de Luis sobre este Evangelio. Por cierto que siempre estamos » con el mazo dando», como dice Lucho R., lo que se nos olvida es rezar para tener discernimiento porque en el mundo actual se nos hace difícil la oración, y es mas fácil dar el «mazaso» antes de orar….lo importante es lograr la coherencia de fe y vida a la que nos invita Luis, comentario luminoso en un joven que representa los ideales de aquel importante segmemto de la sociedad que pronto tomará las riendas de nuestros destinos socio-políticos.
Bien creo que la Fe es algo primordial ya que sin ella a que nos atenemos y si estoy seguro que debemos aferrarnos y acrecentar esta, sin embargo esta debe rendir frutos y esta por demas claro que en estos tiempos en muy dificil para muchos creer que nuestra felicidad pende de la fe.
Justamente son estas personas la que tienen poca fe, que se dejan influenciar por cosas secundarias, las cosas que pasan ahora ya estaban predichas, asi que no tratemos de cambiar lo que Dios dijo, sino sumemonos a su tarea y seamos de ayuda para el. Y tus obras donde estan??????
Muchos parecen fijarse solamente en lo suyo, dejemos de pensar así! ¿Por medio de quien nos escucha Dios?