Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
05 Jul 10
Mateo 9, 18-26
La hija de Jairo y la mujer que tocó el manto de Jesús.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá». Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por aquella comarca.
Mateo relata en el capítulo 9 (conviene leerlo entero) una de las tantas visitas que Jesús hizo a Nazaret. “Entrando en la barca, (estaba en el lago) pasó a la otra ribera y vino a su ciudad”. Allí sana a un paralítico, después llama a Mateo, publicano, comerciante de un “gremio” de mala fama, además traidores, cobran impuestos para Roma. Jesús mira a Mateo y sin más le dice… Sígueme, y fue con El a su casa. Inolvidable encuentro.
Conviene destacar otro aspecto del relato: “vino a su ciudad”. Nazaret queda cerca del lago donde los discípulos” dejando sus redes le siguieron”. Lugar de la pesca milagrosa y de la tempestad calmada. En Nazaret está gran parte de su vida de trabajo y familia, con José y María. Los discípulos eran de allí, ser de Nazaret es señal de pertenencia, de raíces y vínculos humanos. Incluso tenían un modo de hablar especial, un “dejo”, que a Pedro se le volvió en contra cuando negó conocerle…” tú eres uno de ellos, tu modo de hablar te delata, le enrostra una mujer” (Mateo 26) Todo muestra la condición terrena y humana de Jesús. No salió de una nube o vivió en las nubes.
El relato continúa. Jairo, un hombre principal de la Sinagoga, le cuenta su drama: mi hija acaba de morir, “ven, pon tu mano sobre ella y vivirá”. Jesús, fue con los discípulos y mucha gente, y una mujer enferma crónica, que pensaba para sus adentros “si toco el manto, solo el borde, seré salva”. El relato es como periodístico, Jesús va, la gente le rodea y aprieta, no le dejan caminar, quieren tocarlo, y la mujer se mete entre medio, y tira del manto. Marcos (5) dice que Jesús “sintiendo en si mismo un Poder, que había salido de El, pregunta, quién me ha tocado”. Los discípulos se molestan “estás viendo como la gente nos aprieta y preguntas, ¿quién me ha tocado? Jesús sigue su camino. Entra en la casa de Jairo, echa fuera a la gente, “toma la mano de la niña y le dice: Niña, a ti te digo, levántate… y se puso en pies”
Me encanta la determinación de Jesús. No le hacen mella las burlas y las dudas. Tiene una Misión y no se desvía. El viene a sanar, a salvar, a devolver Vida. Juan (10) lo dice “He venido para que tengan Vida…y Vida Abundante”. Lo asocio con un texto de San Ireneo (s. II) “la Gloria de Dios es que el hombre Viva” Dios es glorificado cuando un hombre vive, sale de su miseria, supera debilidades, cuando se libera de cadenas que le oprimen, cuando eso pasa… Dios es glorificado.
Nuestra Fe, es creerle a una Persona que tiene poder para sanar, para “librarte de lazo del cazador” (S.90). Para hacer de este mundo algo como El lo imaginó. Por ello le preocupa la Fe “Si tuvieras Fe como un grano de mostaza…” Insiste en ello, por eso reprende a los discípulos…“¿dónde está vuestra Fe? Mateo (13) dice, con un dejo apenado “allí no hizo muchos milagros, porque no creían en El”. Me duele esa frase. No es fácil creer, sobretodo cuando las cosas no van bien, cuando tenemos problemas, cuando pensamos que “de nada sirve rezar” Como ahora, cuando son tiempos de confusión, desencanto y duda, o rabia acerca de la Iglesia. Aquí y ahora, el mensaje no puede ser otro que un llamado a la Fe, pero, algo más que las certezas de nuestras convicciones sociales, culturales o políticas. Incluso pastorales o teológicas. Es la Fe en Jesucristo, simplemente. La Fe es confiar en El. Creerle. Hacerle caso a El. Significa “tocar” a Jesús, con los viejos métodos: en la oración amistosa y confiada. En la lectura de su palabra, para conocerle. Abriendo las manos para dar a todo el que necesite. Pedirle que “ponga su mano” sobre nosotros y su Iglesia para que, renovándonos, devolvamos Vida al mundo. En el fondo, con sus palabras “buscar el Reino de Dios y su Justicia, porque lo demás viene por añadidura”
Me parece muy interesante el contexto de situación que hace Juan Zeron de este pasaje del Evangelio de Mateo y el reforzamiento de la fe. Nadie ha dicho que nuestra Iglesia iba a ser fácil. Al revés. El yugo es suave, pero el compromiso es fuerte. Gracias Juan. Ayudemos a construir y no sigamos destruyendo.
Miguel