Una invitación semanal a darse un espacio para leer un trozo del evangelio y compartir una reflexión sencilla a partir de nuestras experiencias de la vida diaria.
Caminando Juntos
Cartillas de Reflexión
Un espacio abierto e interactivo, que pretende enriquecer a un número creciente de personas, especialmente quienes buscan respuestas para sus inquietudes espirituales.
05 Jul 14
Mateo 9, 9-13
«No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios»
En aquel tiempo vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
En este texto me llaman especialmente la atención tres hechos: la invitación que Jesús hace a Mateo, colector de impuestos para seguirlo como apóstol; la respuesta de los fariseos; la cita del profeta Isaías.
Jesús no llamaba sólo a los buenos, como dirá después: no necesitan medico los sanos sino los que están mail. Cosas raras de Dios y de Jesús – las estériles tienen hijos, el vientre virgen lleva al Salvador, quien lo niega tres veces será el jefe de su futura iglesia y otros casos. Un colector de impuestos, como Mateo, era persona despreciada por su pueblo, pues trabajaba para el dominador. Sin embargo, Jesús lo llama para su grupo para convertirlo y acercarlo al Reino de Dios.
¡Qué consuelo e incentivo para tod@s nosotr@s! Jesús nos acepta como somos, sólo nos pide que le sigamos mejorando cada día para que podamos continuar la obra de Dios.
Se notan en todos los evangelios discusiones entre Jesús y los fariseos, la persecución de esos contra él. Fariseo es hoy sinónimo de hipócrita, mentiroso, etc. Sin embargo podemos decir, según los expertos ¡que probablemente Jesús formó parte del grupo de fariseos! No nos asustemos. Como los fariseos, Jesús creía en la vida eterna y en el Día del Señor, en el Reino de Dios. Por ellos le disgustaban mucho algunas actitudes y creencias y terminó por ser tan firme contra los que compartías algo de la misma fe, hasta que se han separado y pasaron a enfrentarse.
La cita del profeta Isaías “Harto estoy de holocausto… aprended a hacer el bien, buscad lo justo y dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda” (Is. 1, 11b.17.
Ultimo comentario: Sacrificio en su etimología, si lo he comprendido bien, no es sufrir ni hacer sufrir a animales, sino tornar sagrado. El único sacrificio agradable a Dios es el de Jesús que ha dedicado su vida a hacer el bien, a predicar el Reino acercándonoslo hasta la muerte. Fiel hasta su fin. Ha resucitado y nos ha dejado la presencia viva y real de su sacrificio por la Eucaristía.
Amen. Sigámoslo como Mateo.
Damos las gracias a nuestra amiga y hermana Davina, teóloga y humanista que nos enseña a descubrir los signos de Jesús y a ser menos pre-juiciosos. Ella nos abre al entendimiento de lo que fueron los fariseos. La historia los tiene vetados como la escoria humana, pero dentro de aquel grupo hubo gente valiosa como Nicodemo. Así es en todo orden de cosas, generalizamos en nuestros juicios y pagan justos por pecadores.